Especial hidratación: prepara tu piel para el verano

Hidratación facial: específica y continua

La clave de una hidratación 10 es elegir el producto más adecuado a cada tipología de piel (seca, grasa, mixta, sensible, etc). Afortunadamente, actualmente hay en el mercado una amplia oferta para cada una de estas necesidades, así que no hay excusa para no incluir la hidratante en los cuidados básicos diarios (tan básico como el gel de ducha o la pasta de dientes). Tal y como señalan los expertos de Eucerín, la hidratación no solo incrementa el contenido en agua de la piel sino que protege y estimula la descamación ordenada (el proceso por el cual la piel desprende células muertas) dejando una percepción de piel lisa, suave y confortable. “Además de al tipo de piel, el producto debe adaptarse también a la estación (muchas personas prefieren utilizar una textura más ligera cuando hace calor y una formulación en crema más concentrada en el invierno. Muchos de estos productos pueden utilizarse tanto por la mañana como por la noche, mientras que hay otros que están específicamente formulados para actuar según el momento del día”, comentan. Así, las hidratantes que contienen SPF son idóneas para usarse durante el día, pero no por la noche. Otros productos para el cuidado que contienen pigmentos (por ejemplo, algunos de los que tratan el eritema o el acné) también deben utilizarse solo por el día. Por la noche la piel se regenera, por lo que, además de hidratarla, las cremas específicas para este momento del día contienen componentes que estimulan este proceso de regeneración celular. En cuanto a las texturas, las hay para todos los gustos, siendo las aguas hidratantes el “must” de la temporada, sobre todo cuando los termómetros empiezan a subir ya que estos productos aúnan la hidratación con un agradable efecto refrescante y calmante, a lo que contribuye su cómoda formulación en spray.

Look sano en cuerpo hidratado

En cuanto a la piel del cuerpo, hay situaciones y momentos en los que necesita una hidratación extra (después de una sauna, si se practica habitualmente la natación u otro deporte al aire libre…) y muy especialmente cuando se inicia el plan de puesta a punto corporal de cara al verano. Pero además, e independientemente del momento y la circunstancia, hay una serie de “pistas” que nos indican que debemos incrementar los cuidados hidratantes: una piel bien hidratada luce lisa, elástica, tiene buen color y un aspecto muy saludable. La ausencia de alguna de estas características avisa de que hay que poner en marcha un plan de rehidratación, en el que la mejor “arma” son las hidratantes específicas para el cuerpo. Estos productos actúan sobre la piel en varios frentes: contrarrestando la sequedad producida por la edad y otros factores; reestableciendo la película protectora; regulando el pH; aportando las vitaminas y oligoelementos necesarios para evitar el agrietamiento y la descamación; reforzando la protección frente a la acción de los radicales libres; y, en definitiva, mejorando el aspecto y el tono de la piel.

Lo ideal es aplicarla después de la ducha, sobre la piel húmeda con ligeros masajes ascendentes, desde los pies hasta el torso, para favorecer la penetración de los principios activos. Hay que insistir especialmente en aquellas zonas que están más expuestas a la sequedad ambiental, aires acondicionados o al sol: brazos, escote, pies…y no olvidarse del escote, uno de los grandes abandonados cuando se trata de la hidratación cutánea.

Además de usar estos productos, el doctor Román Barabash recomienda adoptar otras medidas pro-hidratación a diario: “Por ejemplo, hay que evitar ducharse con agua muy caliente o muy fría. Lo ideal es usar el agua tibia y no ducharse más de una vez al día, ya que esto supondría una agresión para nuestra piel. En el punto medio está la virtud”.

Otro factor que no hay que olvidar es la dieta que, junto con el agua que bebemos, supone el mejor “aliado interior” de las reservas hídricas. Por ello, se deben incluir en el menú habitual nutrientes que aseguren los niveles adecuados de agua, y entre ellos los más importantes son las vitaminas, fundamentalmente las antioxidantes, capaces de frenar la acción de los radicales libres (ladrones de la hidratación). Estas son la vitamina E (se encuentra en las verduras de hoja verde, como la acelga y la espinaca; el pescado; los huevos; los productos lácteos y los frutos secos, como las almendras y las nueces); la vitamina C (presente sobre todo en los cítricos) y la vitamina A (tiene efectos coagulantes y su escasez está relacionada con enfermedades cutáneas; se encuentra en la zanahoria y en verduras y frutas de color rojo, como los tomates).