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La escoliosis es una desviación lateral de la columna vertebral, generalmente en forma de “S” o de “C”, que suele aparecer al inicio de la adolescencia, cuando el crecimiento es más rápido.
En la mayoría de los casos (aproximadamente un 85%) se desconocen las causas que provocan que la columna se curve hacia la izquierda o la derecha, aunque pueden incidir factores genéticos. Generalmente tiene lugar al final de la niñez, justo antes de la pubertad, durante el período de crecimiento (el conocido “estirón”) y los casos más graves son más comunes en las chicas que en los chicos. En el resto de las ocasiones se presenta acompañando a patologías neuromusculares como la parálisis cerebral infantil o la distrofia muscular, defectos de nacimiento o lesiones.
Síntomas
A veces es fácil notar los síntomas, pero no siempre, de hecho las curvaturas leves pueden formarse sin que el niño o sus padres se den cuenta dado que se manifiestan gradualmente y, por lo general, no produce dolor. Cuando existe una escoliosis, la columna vista desde atrás aparece curvada y se pueden observar uno o varios de estos signos:
• Altura dispar de los hombros
• Un omóplato más prominente que el otro
• Un lado de la cadera más alto o abultado que otro
Posibles complicaciones
En su mayoría, los casos de escoliosis son leves, sin embargo, algunos niños manifiestan deformidades que continúan empeorando a medida que crecen y en estos casos se pueden producir complicaciones. Así una escoliosis grave puede reducir el espacio dentro del pecho y afectar al funcionamiento correcto de los pulmones y el corazón dificultando el bombeo de este y la respiración; puede provocar dolor crónico en la espalda en la edad adulta; o cambios en el aspecto físico que causen complejos. La escoliosis grave puede ser incapacitante.
¿Cómo se trata?
El tratamiento dependerá de cada caso: de la edad del niño, de cuán marcada es la desviación y de la previsión en su evolución. Las personas con escoliosis leve pueden necesitar solamente un control mediante radiografías para ver si la curva empeora. Otros podrían necesitar usar un corsé o dispositivos de inmovilización para reducir el riesgo de progresión, aunque las medidas ortopédicas sólo son útiles durante la etapa de crecimiento. En el 85-90% de los casos no será necesario recurrir a cirugía pero puede ser necesaria en caso de curvas muy grandes (de más de 50º ó 60º), en aquellas que presenten una progresión evidente a pesar del tratamiento, o bien por motivos estéticos.