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Retinografía: qué es, para qué sirve y cuándo hacerla

por Redacción Consejos
estudiar el ojo

La retinografía es una técnica diagnóstica no invasiva, rápida, indolora y muy eficaz que permite capturar imágenes de alta resolución del fondo del ojo, brindando a los especialistas una herramienta clave para la detección y seguimiento de numerosas enfermedades oculares. 

Esta prueba, que constituye un pilar fundamental de las revisiones oftalmológicas, especialmente en pacientes de riesgo y mayores de 45 años, permite obtener fotografías digitalizadas de la retina, la mácula y el nervio óptico, estructuras fundamentales para una visión saludable.

La versión convencional, conocida como retinografía central, requiere dilatar la pupila mediante gotas oftálmicas que tardan entre 15 y 20 minutos en hacer efecto. Esto provoca visión borrosa y sensibilidad a la luz durante unas horas. En cambio, la retinografía de campo amplio no necesita dilatación, lo que la convierte en una opción más rápida y cómoda para el paciente. Ambos procedimientos son breves, duran entre 5 y 10 minutos por ojo, y destacan por su sencillez y ausencia de dolor. Además, no es necesario suspender el uso de lentes de contacto ni realizar una preparación previa.

¿Qué patologías puede detectar?

La utilidad de la retinografía radica en su capacidad para detectar alteraciones estructurales en el fondo ocular antes de que aparezcan síntomas visibles. Entre las principales enfermedades que pueden diagnosticarse o controlarse mediante esta prueba, destacan:

  • Retinopatía diabética y edema macular diabético, especialmente en pacientes con diabetes.
  • Degeneración macular asociada a la edad (DMAE), una de las principales causas de pérdida de visión en personas mayores.
  • Retinopatía hipertensiva, derivada de la presión arterial elevada.
  • Glaucoma, mediante el análisis del daño en las fibras nerviosas de la retina y la observación del nervio óptico.
  • Desprendimiento de retina, retinosis pigmentaria, uveítis, melanomas, distrofias hereditarias como la enfermedad de Stargardt y problemas retinianos por miopía magna.
  • Además, es útil para el seguimiento de lesiones pigmentadas como nevus o tumores, y para controlar la evolución de tratamientos en curso.

¿Quiénes deben realizarse una retinografía?

La retinografía está indicada especialmente en ciertos grupos de riesgo, como diabéticos, por el riesgo de desarrollar retinopatía diabética; pacientes hipertensos, debido a los posibles efectos en los vasos sanguíneos de la retina; personas con miopía alta, ya que pueden presentar más complicaciones retinianas; pacientes con antecedentes familiares de enfermedades oculares y mayores de 45 años, que, con la edad, tienen más probabilidad de desarrollar patologías como la DMAE o el glaucoma.

Los especialistas recomiendan realizar esta prueba como parte de los controles oftalmológicos anuales, ya que muchas enfermedades oculares se desarrollan de forma silenciosa y detectarlas en fases iniciales permite aplicar tratamientos más eficaces e incluso evitar pérdidas visuales significativas.

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