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“A mi marido le han diagnosticada hiperplasia prostática benigna, ¿está relacionada con el cáncer?” Nos escribe… María Jose (Valladolid)
La próstata es la glándula masculina en la que se produce el líquido seminal y que rodea la uretra, el conducto por el que se excreta la orina almacenada en la vejiga. Cuando esta glándula aumenta de tamaño, llega a comprimir la uretra y originar trastornos miccionales que afectan negativamente a la calidad de vida de los hombres. Es lo que se conoce como hiperplasia benigna de próstata (HBP), un aumento de tamaño de la próstata que, como su nombre indica, es de naturaleza benigna. Este aumento de tamaño se debe a que aumenta el número de células de esta glándula, no a que las células se hagan más grandes ni a que se desarrollen células anormales (malignas o cancerosas). Por lo tanto, no es un cáncer. Aunque no se conoce su causa, es un trastorno común que, en mayor o menor medida, padecen todos los varones, porque está relacionado con los cambios hormonales que tienen lugar a medida que transcurre la vida del varón. Hacia los 40 años de edad, la próstata puede haber cambiado desde tener el tamaño de una castaña hasta tener el de un albaricoque y, hacia los 60 años, el de un limón.
La micción, principal afectada
Como el aumento de tamaño de la próstata puede afectar al diámetro de la uretra y también puede oprimir el cuello de la vejiga, los síntomas que produce la HBP están principalmente relacionados con la micción. En cada persona, la sintomatología puede ser diferente y también cambiar al progresar la enfermedad.
- Dificultad para comenzar a orinar.
- Permanencia de la dificultad tras haber orinado.
- Sensación de no haber vaciado la vejiga por completo.
- Micción dolorosa.
- Necesidad de vaciar la vejiga constantemente.
- Nicturia (necesidad frecuente de orinar por la noche).
- Sensación de urgencia.
- Pérdidas ocasionales de orina.
- Imposibilidad total de orinar.
- Incontinencia urinaria (pérdida total del control de la vejiga).
3 tipos de tratamiento.
- Los pacientes con sintomatología leve reciben un tratamiento conservador o “conducta expectante”.
- Cuando los síntomas son de moderados a graves, se debe administrar un tratamiento farmacológico. Los medicamentos más usados son los alfabloqueantes, pero hay más. Al recibir tratamiento farmacológico, los pacientes consiguen una mejor calidad de vida respecto a los pacientes no tratados. Los alfabloqueantes reducen la puntuación del Índice Internacional de Síntomas Prostáticos en 6,3 puntos. Por esta razón, es importante tomarlos como el médico ha prescrito.
- Para los casos más graves existen diversas opciones de cirugía más o menos invasivas.
Hábitos que ayudan
Algunas pequeñas modificaciones en los hábitos de vida pueden proporcionar efectos beneficiosos en los síntomas de la HBP y, en algunos casos, pueden incluso retrasar la necesidad de tratamiento farmacológico o quirúrgico. Reducir la ingesta de líquidos a horas concretas del día, para disminuir la necesidad de orinar con frecuencia cuando esto resulta más incómodo (por ejemplo, por la noche o al salir de casa, sin disminuir el consumo diario total de líquidos recomendado de 1500 ml). Esperar a vaciar la uretra del todo para evitar el goteo posterior a la micción. Usar técnicas de relajación y de doble micción: después de orinar, esperar 2-3 minutos y volver a intentarlo. Evitar el estreñimiento. Pedir ayuda profesional si el paciente tiene alteración de la destreza, la movilidad o el estado mental. Evitar el consumo de cafeína y alcohol, ya que tienen un efecto diurético e irritante que podría aumentar la frecuencia y urgencia de orinar durante el día y por la noche. Utilizar técnicas de distracción, como compresión del pene, ejercicios respiratorios, presión del periné y trucos mentales para olvidarse de la vejiga y del cuarto de baño. El reentrenamiento vesical para aguantar el deseo sensitivo de orinar, permite aumentar la capacidad de la vejiga (hasta unos 400 ml) y, de este modo, alargar el tiempo entre micciones.