Enfermedad parasitaria
Estos son los síntomas que puede presentar el gato, medidas de prevención a tomar y tratamientos disponibles.
Los veterinarios acusan un aumento de las consultas por leishmaniosis en gatos, de ahí que la prevención deba extenderse más allá del ámbito canino. Si tienes un gato en casa, no te confíes y toma precauciones.
Menos conocida que la canina, la leishmaniosis felina existe y repunta. Así lo confiman desde el Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona, cuyos expertos denuncian la menor existencia de estudios respecto a su diagnóstico y tratamiento y consideran que hay extremar la vigilancia y la prevención permanente frente la leishmaniosis “porque los mosquitos que la transmiten ahora circulan todo el año debido al aumento de temperaturas”.
Si en España se diagnostican anualmente 31 casos nuevos de leishmaniosis por cada 1.000 perros, este año el COVB está detectando de forma más frecuente y con presentaciones muy variables, casos en gatos, para cuyo manejo, según explican desde esta formación colegial, no se dispone de unas guías tan claras como para los perros. Además, los perros parecen ser capaces de controlar mejor la enfermedad que los gatos, desarrollando más infecciones subclínicas y en ocasiones, siendo capaces de eliminarlas sin necesidad de tratamiento.
Vigilancia anual: ¡No te confíes!
La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria causada por la Leishmania infantum, endémica en la Cuenca del Mediterráneo, calculándose que el 70% de los perros de las zonas endémicas ha sufrido la infección en algún momento. Este patógeno se transmite por la picadura de un tipo de mosquito llamado flebótomo, y se considera una zoonosis porque de forma infrecuente se puede transmitir de los animales a las personas (leishmaniasis). La enfermedad puede propagarse fácilmente, ya que basta que un insecto pique a un perro o un gato infectado y luego a uno sano para que pueda propagarse entre la población. Además, “si antes se consideraba una enfermedad estacional ligada al verano, en la actualidad ha perdido su carácter estacional ya que el aumento de temperaturas favorece la presencia de los insectos vectores que la transmiten durante todo el año, los mosquitos flebótomos”, advierte Laura Izquierdo, veterinaria i portavoz del Comité Científico del COVB.
Síntomas en felinos
Algunos de los síntomas más frecuentes de la leishmaniosis en gatos son las costras y úlceras en la piel, heridas o marcas cutáneas y mucotáneas en la lengua y los ojos, decaimiento o debilidad, dermatitis nodular en la cabeza, orejas, párpados o patas, dermatitis escamosa, conjuntivitis, anemia, pérdida del apetito y pérdida de peso. Como en otras enfermedades, ante la observación de síntomas cutáneos u otros descritos es conveniente consultar al veterinario.
En los perros, los síntomas más comunes son lesiones en la piel, sobre todo alrededor de los ojos o pabellones auriculares, aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Los perros afectados suelen padecer de problemas en los riñones, que se muestran incapaces de eliminar de forma efectiva el arsenal de anticuerpos generados por el sistema inmunológico del perro frente a la enfermedad. Estos anticuerpos, cuando se acumulan en los vasos sanguíneos, pueden provocar también sangrado por la nariz y acumularse en las articulaciones y causar artritis.
El COFVB recomienda
- Desparasitar externamente durante todo el año con antiparasitarios externos a todos los gatos, también a los que viven dentro de casa y sobre todo a los inmunosuprimidos.
- En el caso de perros la pipeta mensual o el collar semestral. En el caso de gatos el collar es el único sistema probado para la prevención de la leishmaniosis.
- Existe una vacuna que intenta orientar la respuesta inmunitaria del perro hacia el uso de células destructoras en lugar de anticuerpos, pero no garantiza la protección al 100% y debe administrarse junto al uso de repelentes.
- Los gatos inmunosuprimidos, tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, por lo que desde el COFVB recomiendan reforzar su sistema inmunitario con una buena alimentación y consultar al veterinario de confianza en caso de duda.