medicamentos que engordan

Por Marta Pulpón Sanz, técnico en Farmacia y técnico superior en Dietética en Farmacia Paulino Estrada en Arganda del Rey.

A la hora de mantener un peso saludable, algunos tratamientos farmacológicos nos lo pueden poner difícil. Te explicamos cuáles son, para qué están indicados y cómo podemos contrarrestar este incómodo efecto secundario con un estilo de vida saludable.

Algunos fármacos conllevan un aumento de peso secundario a los efectos fisiológicos que producen en nuestro organismo, siendo los más frecuentes el aumento del apetito, algunas alteraciones tiroideas, la interferencia en la regulación de líquidos y la alteración del metabolismo de los hidratos de carbono. Entre los medicamentos más usados que pueden producir este efecto están:

  • Antihistamínicos: usados para tratar las alergias, algunos favorecen la retención de líquidos y aumentan el apetito.
  • Betabloqueantes: usados para tratar la hipertensión (enalapril, amlodipino, etc.), pueden detener la lipólisis (movilización de grasas en el organismo), disminuyendo la capacidad del organismo de quemar grasas y colesterol. Además, al disminuir la frecuencia cardíaca, podemos sentirnos algo más cansados, lo cual no favorece la práctica de deporte.
  • Hormonas femeninas: a altas dosis incrementan la cantidad de agua y acción anabólica lo que da como resultado un aumento de peso. En este grupo podemos incluir todos los anticonceptivos orales.
  • Antidepresivos y ansiolíticos: estos fármacos disminuyen la velocidad del metabolismo y la cantidad de leptina, la hormona de la saciedad, lo que promueve un aumento del apetito. Además, es posible que provoquen una bajada de energía, lo cual induce al cerebro a necesitar glucosa, por lo que tendremos más ganas de consumir hidratos de carbono. En este grupo se incluyen algunos activos como el escitalopran, alprazolam, lorazepam, etc.
  • Antipsicóticos: en este grupo el aumento de peso puede deberse a un incremento de azúcar en sangre (acción que provoca por ejemplo la clozapina); a una disminución de la actividad tiroidea (por ejemplo, la quetiapina); o a un aumento de colesterol en sangre (por ejemplo, la olanzapina).
  • Corticoides orales: son los antiinflamatorios más potentes y cuentan con varios efectos secundarios como almacenamiento de la grasa en la zona abdominal, aumento de la retención de líquidos, sed y descompensación del metabolismo de los hidratos de carbono, lo que se traduce en un aumento del apetito. Uno de los activos pertenecientes a este grupo es la prednisona.
  • Los activos antimigrañosos también pueden aumentar el apetito como es el caso del zolmitriptán.

El cambio comienza AHORA

  1. Sigue una alimentación saludable: la dieta mediterránea, en la que no pueden faltar proteínas, hidratos de carbono y grasas, es la mejor aliada, ya que las verduras y las frutas que toman tanto protagonismo en esta dieta, tienen un gran poder saciante sin provocar aumento de peso. Además, sus vitaminas y minerales son imprescindibles. Asegúrate también de que tus platos favorezcan una fácil digestión y no sean copiosos. Puedes usar para guiarte en las cantidades de cada grupo de alimentos en el «plato de Harvard», también llamado “Plato Saludable”, cuyos principios están basados en la guía para comer de manera saludable y equilibrada, elaborada por expertos en Nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard, y con la que se pretende frenar la epidemia de sobrepeso y obesidad.
  • ¡Planifícate!: en cualquier caso, es importante tomar los medicamentos de forma adecuada (dosis, horarios, duración del tratamiento) y saber cuáles son sus efectos secundarios, para planificar tus comidas de forma más ligera y prevenir el aumento de peso.
  • Bebe mucha agua: es fundamental para reducir la retención de líquidos entre otros muchos beneficios. Procura beber diariamente un mínimo de litro y medio y un máximo de 3 litros de agua.
  • Haz deporte: imprescindible para un estilo de vida saludable, ya que mejora la salud cardiovascular, la osteoporosis, la ansiedad, etc. Realízalo en la medida de lo posible según tus circunstancias. Recuerda que algo tan simple como salir a andar cada día a paso rápido durante al menos una hora y media puede recompensarte con multitud de beneficios. No olvides dormir las horas necesarias.
  • No desesperes: a veces los efectos secundarios desaparecen con el paso del tiempo. En cualquier caso, trata de ver el vaso medio lleno y no interrumpas tu tratamiento farmacológico por tu cuenta, consulta siempre a tu médico, quien además te dará las pautas para combatir sus posibles efectos secundarios.

¿Y si nada funciona?

En algunos casos resistentes, es necesario que el médico cambie el principio activo. Es fundamental un abordaje multidisciplinar para involucrar en el tratamiento a especialistas de todos los ámbitos: dietistas-nutricionistas, psicólogos, entrenadores personales y cómo no, farmacéuticos. NO OLVIDES que cada principio activo puede afectar en mayor o menor medida a cada persona, por eso cada tratamiento (médico, dietético, etc.) se realiza de forma individualizada. Por ello, no te preocupes si, ante un mismo principio activo y en igualdad de dosis, dos personas responden de forma diferente.

Apúntate a nuestra newsletter

* La newsletter para farmacéuticos es para uso exclusivo de profesionales sanitarios (médicos, enfermeros, farmacéuticos) involucrados en la prescripción o dispensación de medicamentos, así como profesionales de la industria farmacéutica y la política sanitaria. Publicitario Farmacéutico SL no se hace responsable del uso de esta newsletter por parte de profesionales no cualificados.

Redacción Consejos

Equipo de redacción de la revista Consejos de tu farmacéutico. Revista especializada en el sector sanitario, editada en España y con más de 20 años de experiencia. Todo nuestro contenido está...