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“Llevo tiempo que estoy angustiada por la situación que estamos viviendo y empiezo a pensar si no tendré un poco de depresión. Pero me da mucho miedo tomar antidepresivos”. Nos escribe… Antonia D.C. (Cáceres)
El estrés es una reacción psicológica y física normal a las exigencias de la vida. Todos reaccionamos de manera diferente ante situaciones difíciles, y es normal que te sientas estresada y preocupada durante una crisis como la que estamos viviendo. Estos desafíos diarios múltiples pueden ir más allá de tu capacidad de afrontamiento. Por eso, a pesar de tus esfuerzos, quizás te encuentres desamparada, triste, enojada, irritable, desesperanzada, ansiosa o atemorizada. Tal vez tengas problemas para concentrarte en tareas rutinarias, tengas cambios en el apetito, dolores en el cuerpo o dificultad para dormir, o incluso puede que te sea difícil afrontar las tareas de cada día. ¿Es así?
Pide ayuda ¡es el momento!
Cuando estos signos y síntomas duran mucho tiempo, haciendo que te sientas desgraciada hasta el punto de encontrar difícil llevar a cabo tus responsabilidades, es el momento de pedir ayuda. Afortunadamente, aun en los casos más graves, la depresión es una enfermedad que se puede tratar. Eso sí, para poder realizar un correcto diagnóstico lo mejor es acudir a un especialista para descartar, con las pruebas pertinentes, otras enfermedades físicas que presentan síntomas parecidos a la depresión.
Antidepresivos: tratamiento psicológico y farmacológico
Una vez establecido el diagnóstico, la depresión se suele tratar con fármacos antidepresivos que actúan sobre neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que están muy relacionados con la regulación del estado de ánimo. Eso sí, no siempre se prescribe medicación, y en su lugar se recomienda al paciente terapia psicológica. También puede darse el caso de tratamiento combinado con fármacos y terapia psicológica.
En cualquier caso, no tengas miedo e infórmate correctamente sobre el uso y abuso de los medicamentos antidepresivos y sus efectos secundarios. Y sobre todo, no hagas caso de bulos y fake news y pide información al farmacéutico, el verdadero experto en el medicamento.
- Los antidepresivos no son adictivos y no crean hábito.
- Los antidepresivos no son drogas de abuso y no producen euforia en personas sanas.
- Al igual que otros medicamentos, sí tienen efectos secundarios. La mayoría son benignos y transitorios, desapareciendo al cabo de 1-2 semanas. Cada antidepresivo tiene un perfil concreto de efectos secundarios, pero en general los más frecuentes son: molestias digestivas (náuseas, vómito, ardor de estómago, diarrea, dificultad para la digestión, estreñimiento), somnolencia o insomnio, mareo, dolor de cabeza, inquietud, nerviosismo, disfunción sexual y aumento o pérdida de apetito.
- Los efectos secundarios graves, aunque pueden existir, son raros. En todo caso, si te preocupan, conviene consultar a tu médico o psiquiatra.
- Es importante notificar qué otras medicaciones estás tomando y qué otras enfermedades tienes además de depresión.
- Existen interacciones entre algunos antidepresivos y otros medicamentos. Entre los antidepresivos más utilizados (de la familia ISRS), hay más interacciones con parotexina, fluvoxamina y fluoxetina.
- La toma simultánea de antidepresivos y alcohol puede ser perjudicial, especialmente si es en cantidades altas.
- No retires bruscamente y por tu cuenta el antidepresivo, porque puede aparecer el llamado síndrome de retirada. Dura 24-72 horas y cursa con síntomas digestivos, inquietud, malestar general, mareo, irritabilidad, insomnio y ansiedad.
- Es habitual que el primer antidepresivo utilizado no responda como sería deseable. Por ello, acude a tu médico para que él decida cuál es la mejor opción a seguir.
- La duración del tratamiento antidepresivo depende en gran medida de la evolución del cuadro y siempre debe consultarse con el médico responsable.