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Si tu sobrepeso se concentra en la zona abdominal, no te descuides. Un estudio ha demostrado que la grasa abdominal es más dañina para la salud que la obesidad general y provoca hasta el 75% de los infartos.
El riesgo que la obesidad tiene para la salud depende en gran medida de la localización de la grasa, siendo precisamente aquella que se acumula en el abdomen la que afecta en mayor medida al corazón. Así, un estudio publicado en la revista Heart ha demostrado que las personas con obesidad abdominal tienen el doble de posibilidades de sufrir una parada cardíaca inesperada o “muerte súbita” que las personas que no la tienen.
Pero… ¿es culpable la cerveza?
Lo que comúnmente conocemos como “barriga cervecera” se debe más bien al alto consumo calórico de alimentos ricos en grasa asociado a las personas que beben cerveza de forma abusiva, más que al consumo de cerveza en sí, que puede ser saludable si se consume moderadamente. Es decir, este tipo de obesidad abdominal se debe más bien de un estilo de vida poco saludable y sedentario, más propio de los hombres a partir de los 35 años, momento en el que el metabolismo comienza a hacerse más lento y se hace más difícil quemar todas las calorías que consume aumenta el riesgo de padecer obesidad abdominal.
Peligro de infarto
“La obesidad abdominal es un índice de grasa visceral, y esta grasa está asociada a mayores alteraciones metabólicas en forma de intolerancia a la glucosa, disminución de la sensibilidad a la insulina, alteración del perfi lipídico así como una mayor influencia en los procesos inflamatorios que la grasa acumulada en otras áreas, lo que lleva a un aumento del riesgo cardiovascular”, explica el doctor Ángel Moya, presidente de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Además, aumenta la sobrecarga hemodinámica, que puede acarrear hipertrofia del ventrículo izquierdo, y el riesgo de sufrir arritmias. Estudios recientes también han demostrado que la obesidad abdominal está relacionada con enfermedades como la insuficiencia cardiaca congestiva y el síndrome metabólico. Este síndrome, que según el estudio ENRICA está presente en casi el 23% de la población española, se define como un conjunto de alteraciones metabólicas tales como hipertensión arterial y altos niveles sanguíneos de glucosa y triglicéridos y obesidad abdominal, que aumenta el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2. En definitiva, la obesidad abdominal es un marcador clínico del síndrome metabólico, que se caracteriza por la presencia de múltiples factores de riesgo cardiovascular y un gran aumento de la mortalidad.
¿Cómo medir el perímetro abdominal?
Para los investigadores del estudio, el mejor modo de medir la obesidad abdominal es averiguando el índice cintura/cadera (ICC), que resulta de dividir el perímetro de la cintura de una persona por el perímetro de su cadera. Se considera que existe obesidad abdominal cuando el valor resultante es superior a 0,8 en mujeres y a 0,95 en hombres. Este índice es más fiable a la hora de medir el riesgo cardiovascular que el índice de masa corporal (IMC), que se obtiene de dividir el peso en kilos entre la estatura en metros al cuadrado. Según la Organización Mundial de la Salud, si el resultado del IMC es igual o superior a 25, hay sobrepeso. El estudio de la revista Heart muestra que un IMC elevado aumenta un 34% el riesgo de muerte súbita. Con un ICC alto, el riesgo se dispara al doble.
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