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Una de cada tres personas sufre hígado graso no alcohólico, enfermedad que ha crecido de forma alarmante en los últimos años, como consecuencia del boom de la obesidad y el sedentarismo.
La incidencia de la enfermedad por Hígado Graso No Alcohólico es mucho más frecuente de lo que creemos: uno de cada tres adultos y uno de cada diez niños padece esta patología del hígado relacionada con el estilo de vida, el exceso de peso, la hipertensión, el colesterol elevado y la diabetes tipo 2. También conocida como esteatosis hepática no alcohólica, es una enfermedad ligada a la obesidad, aunque también puede tener un componente genético. Según explica el hepatólogo del Hospital Vall d’Hebron, Salvador Agustín e investigador en el Grupo de Enfermedades Digestivas y Hepáticas del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR), esta enfermedad provoca una «inflamación en las células del hígado, y si la enfermedad avanza, puede causar fibrosis (acumulación de tejido cicatricial en el hígado debido a la inflamación), cirrosis (una forma más avanzada y grave de fibrosis) e incluso cáncer de hígado”. De hecho, es la primera causa de trasplante de hígado y de carcinoma hepático. Pese que a día de hoy no cuenta con una curación farmacológica, se puede prevenir y curar, y supone “todo un reto para el sistema sanitario, ya que afecta a muchas personas, y la mayoría no son conscientes de padecerla”.
Asintomática
Según este experto del Vall d’Hebron, “en una analítica de rutina, la elevación de transaminasas (marcadores de daño hepático) puede despertar la sospecha del médico. Pero, en la mayoría de los casos, esta enfermedad está sin diagnosticar y, de hecho, muchos la califican como una enfermedad silenciosa». A ello hay que añadir la necesidad de diferenciar esta enfermedad en la que no está implicado el consumo de alcohol, de la llamada Enfermedad por Hígado Graso causada por el Alcohol, mucho menos frecuente que la primera. «Los pacientes que sufren hígado graso no alcohólico se sienten estigmatizados y no dicen a nadie que tienen la enfermedad, porque, tradicionalmente, la acumulación de grasa en el hígado y, sobre todo, la cirrosis, se han asociado al consumo excesivo de alcohol», indica Agustín.
Ante todo, buenos hábitos
Pese que a día de hoy no se cuenta con una curación farmacológica, se puede prevenir y curar. Y dos de las bazas con las que contamos para ello son el deporte y la alimentación que supongan una pérdida de peso, con medidas tan sencillas como erradicar de la dieta los alimentos procesados y las harinas refinadas, así como evitar el. Y en el caso de los niños, fomentar la actividad física al aire libre y limitar el tiempo de ocio a través de tecnologías y pantallas.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo que predisponen a padecerla son el sobrepeso o la obesidad, la diabetes o la prediabetes, el colesterol elevado o los triglicéridos elevados, aunque también puede tener un componente genético. En el 20% de los casos de enfermedad por hígado graso no alcohólico hay presencia de fibrosis y se estima que entre el 3% y el 5% de los pacientes tienen cirrosis. En pacientes con diabetes tipo 2, hasta el 10-15% tienen cirrosis o una pre-cirrosis. Además, esta afección se ha convertido ya en la primera causa de cáncer hepático en países como el Reino Unido. En los casos más graves, la única alternativa es el trasplante hepático.
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