Ahora que suben las temperaturas, las miradas se vuelven hacia los equipos de aire aire acondicionado como sospechosos transmisores del covid-19. ¿Qué hay de cierto en todo ello? Entrevistamos al doctor Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

¿Puede ser, efectivamente, el aire acondicionado un vehículo transmisor del covid-19? 

Así es. Este virus no suele ir solo, necesita de una célula para poder subsistir y de la que poder vivir, como las de la saliva. Necesita de un huésped hospedador con el que poder viajar, ya que no puede, al contrario que las bacterias, multiplicarse fuera de un hospedador. En el transcurso de una conversación o tras un estornudo o una tos se forman microaerosoles o microgotitas que pueden contener el virus en el aire. Es decir, el virus puede mantenerse “flotando” en forma de aerosoles, sobre todo en espacios cerrados y con poca ventilación. Y a medida que hay más personas en un determinado espacio, más posibilidad hay de que se formen estos aerosoles, pasen al aire y sean llevados por la corriente. A día de hoy hay dos estudios pequeños que han corroborado la transmisión del coronavirus por el aire acondicionado, uno realizado en un restaurante en la ciudad china de Guangzhou, que terminó infectando a diez de las personas que estaban comiendo, y otro en un call center en Corea del Sur, pero no hay documentación científica propiamente dicha. El aire acondicionado puede generar distintas situaciones en función del tipo de aire, en unos casos generan corrientes de aire circulares y en otros una corriente de entrada y salida para enfriar toda la sala, comprobándose en ambos estudios que en el lugar donde se generaba la corriente había más contagios.

¿Cuántas horas es capaz de subsistir el coronavirus y circular con las corrientes de aire? 

El virus se puede mantener en el aire y la oscilación puede variar entre 30 minutos y tres horas. A medida que un local concentre más personas, las posibilidades de contagio son mayores.

¿Es cierto que, al contrario de lo que ocurre con las bacterias como la legionela, el virus no se multiplica fuera de su hospedador?

Efectivamente, las bacterias como la legionela, en estos ambientes puede llegar a multiplicarse y propagarse mucho más que el coronavirus, ya que no necesitan de un hospedador para multiplicarse.

¿Reduciría la posibilidad de transmisión el uso de algún filtro especial?

Estamos ante una enfermedad joven, donde la verdad es menos verdad a los 10 días y en la que la experiencia la vamos teniendo poco a poco. No obstante, si el filtro del aire no reúne las condiciones de un filtro sanitario de mayor capacidad de filtración, los llamados filtros EPA, que tienen la capacidad de retener partículas muy pequeñas y muy similares al tamaño que pueda tener una partícula del virus, cabe la posibilidad, si no hay nada que demuestre lo contrario, de que el virus permanezca sobre las superficies o pueda recircular un tiempo a través de este mecanismo de movimiento del aire. Mientras que en los hospitales o en los aviones estos filtros son obligatorios por ley, reduciéndose mucho la posibilidad de filtración del virus, en el metro, los trenes y otros lugares de gran concentración de personas no es obligatoria su instalación. La tendencia a futuro será colocar estos filtros, aunque es cierto que pueden restarle eficacia, es decir, son más seguros, pero menos eficientes, ya que el movimiento con el aire se retrasa y se tarda más en enfriar el ambiente. 

¿Habría que diferenciar el aire acondicionado doméstico, en casa, del que se usa en lugares con aglomeración de personas, como supermercados, comercios o restaurantes, donde el riesgo de infección es muy superior? 

En una vivienda el riego es mucho menor, ya que normalmente hablamos de un contacto muy cercano, entre convivientes habituales. Por lo tanto, tener o no el aire acondicionado encendido conlleva el mismo riesgo. En el caso de socializar con un grupo de amigos o familiares que no son convivientes habituales el riesgo es algo mayor, pero en estos casos, a la hora de evitar el contagio, primaría más cumplir con la distancia de seguridad y ponerse las mascarillas. En estos casos el aire acondicionado es un mecanismo secundario de transmisión. Aunque los filtros “sanitarios” con mayor capacidad de filtración no son necesarios en una vivienda, la tendencia será cambiar los filtros llamados “domésticos”. 

¿Hay alguna temperatura ideal a la que poner el aire acondicionado?

Hay dos razones por las que no se deben deben poner a menos de 18ºC. La primera se refiere a términos de eficiencia, ya que si bajamos mucho se multiplica el gasto por 10 y la capacidad de enfriar es mucho menor. La otra razón es que se considera que 18ºC es una temperatura adecuada para estar bien, confortable, sin riesgo de que el frío extremo pueda disminuir las defensas locales de la rinofaringe, faringe y la boca. Temperaturas inferiores aumentan las posibilidades de contagio de patología respiratoria, ya que a más frio más reducción de las defensas y más posibilidades de infectarnos. De ahí la tendencia en poblaciones de riesgo a instalar filtros sanitarios como en residencias de ancianos, mucho más vulnerables.

¿Cree que el Gobierno debería hacer algún comunicado sobre este tema? 

Me gustaría matizar que estas son cuestiones que deberían abordarse de una forma oficial, para que no haya confusiones y la población sepa desde un primer momento a qué atenerse, y que no ocurra lo mismo que ha ocurrido con las mascarillas y su uso en espacios públicos. Toda esa situación en torno a las mascarillas ha creado mucha incertidumbre a la población hasta que finalmente su uso en espacios públicos va a ser obligatorio desde hoy. Es cierto que estamos ante una enfermedad joven, con poca edad y la experiencia la vamos teniendo poco a poco donde la verdad es menos verdad a los 10 días. Pero el Gobierno debería trasladar el consenso de los expertos a los ciudadanos de manera oficial, para evitar este tipo de situaciones y reducir las probabilidades de contagio.

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Redacción Consejos

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