Este año, el Día Mundial de la Prevención del Suicidio (DMPS), se celebrará bajo el lema “Crear esperanza a través de la acción” y tiene el objetivo general de crear conciencia acerca de la prevención del suicidio en todo el mundo.

Organizado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ambas entidades nos recuerdan que «todos nosotros, familiares, amigos, compañeros de trabajo, miembros de la comunidad, educadores, líderes religiosos, profesionales de la salud, funcionarios políticos y gobiernos, podemos tomar medidas para prevenir el suicidio«.

Detonantes de la conducta suicida

Desde la Confederación Salud Mental España nos recuerdan que las causas del comportamiento suicida son numerosas y complejas y, en su mayoría, están relacionadas con situaciones vitales, bien constantes o circunstanciales.

La relación de detonantes puede ser casi tan larga como experiencias tenga una persona a lo largo de su vida, aunque hay algunos factores, no pocos, que condicionan ideaciones y conductas suicidas. La pobreza, el desempleo, la pérdida de seres queridos, la ruptura de relaciones, o problemas jurídicos o laborales, antecedentes familiares de suicidio, el abuso de alcohol y estupefacientes, los maltratos en la infancia, el aislamiento social y determinados trastornos mentales, como la depresión y la esquizofrenia, también tienen gran influencia en numerosos suicidios.

El elefante del que nadie quiere hablar

La Confederación alerta del incremento de muertes por suicidio ya antes de la pandemia y urge la inversión en recursos de atención y prevención. Por ello ha vuelto a visibilizar y reclamar estas necesidades, y lo ha hecho mediante el teatro y llevando al escenario del teatro Alfil de Madrid, la obra «Sacudida», de la mano de la compañía La Rueda Teatro Social.

Ante las 370 personas, entre el público en sala y por streaming, que asistieron ayer a la representación, Nel González Zapico, presidente de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, recordó en su discurso de bienvenida, que el suicidio es aún “el elefante en la habitación del que nadie quiere hablar”, a pesar de que es la primera causa de muerte no natural en España, superando en más del doble a los accidentes de tráfico, “y todavía nos quedan por ver los efectos de la pandemia”, añadió.

En este contexto, la Confederación volvió a denunciar la escasez de recursos públicos para la atención a la salud mental y ha reclamado, un año más, la urgencia de contar con un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, así como un teléfono de atención de tres cifras, público, gratuito y fácilmente recordable, similar al 016 contra la violencia machista, para atender a las personas que se encuentran mal.

Son dos reivindicaciones a las que la Administración Pública aún no ha dado respuesta, a pesar de llevar años reiterándolas y de la necesidad evidente que tiene la sociedad de contar con estos recursos, especialmente después de la pandemia.

“Es responsabilidad del Estado poner en marcha todas estas iniciativas de prevención y de atención a las personas cuya vida se encuentra en riesgo. Desde la Confederación llevamos años reclamando medidas para atajar este problema y no dejaremos de hacerlo hasta que sean una realidad”. Se refería con estas palabras a dos de las reivindicaciones históricas y que la Confederación repite incansablemente cada vez que se habla de suicidio: la elaboración de un Plan Nacional de Prevención del Suicidio y la implantación de un número de teléfono de tres cifras, fácil de recordar, accesible, disponible 24 horas y gratuito, similar al 016 contra la violencia machista, para atender a las personas y familiares que se enfrentan a un momento de crisis.

Principal causa de muerte no natural entre jóvenes de 16 a 25 años

Los datos aportados por el Colegio de Psicólogos de Madrid apuntan a un aumento del 250% de los casos de suicidio entre la población infantojuvenil durante el año 2020 y es la principal causa de muerte no natural entre los jóvenes de 16 a 25 años.

Ante estas cifras, el doctor Jordi Royo, director clínico de Amalgama7, entidad especializada en la atención terapéutica y educativa para adolescentes y sus familias, explica que: «hoy sabemos que el córtex cerebral, es decir la región cerebral responsable de planificar y ejecutar, continúa desarrollándose durante la adolescencia. En esta etapa, el cerebro experimenta una segunda ola de desarrollo -la primera se observa en torno a los dos años de vida-, que genera un potente cambio hormonal que, al mismo tiempo, es físico y mental. En este punto, encontramos la primera vertiente de inducción al suicidio: la crisis de la propia identidad».

4 posibles vertientes de inducción

Según el doctor Royo, el comportamiento suicida en los adolescentes y jóvenes tiene cuatro posibles vertientes de inducción, es decir, cuatro posibles variables que pueden llevar a un individuo a plantearse quitarse la vida.

En primer lugar, la mencionada anteriormente: la crisis de la propia identidad; cuando el niño deja de ser un niño y se plantea cuestiones identitarias tales como ¿Quién soy?, ¿Qué hare en la vida adulta?, ¿Cómo encajo en la familia, con los amigos o con el mundo?. Ante estas dudas, el adolescente puede sentir una carencia del sentido de la vida y plantearse abandonarla.

En segundo lugar, existen causas psicopatológicas (depresión, trastornos de personalidad límite, bipolar, de ansiedad, esquizoafectivo, esquizofrenia, abuso de sustancias) que conllevan en la propia patología pensamientos y comportamientos suicidas.

En tercer lugar, el inducido por la familia, que implican abandono, maltrato, desamor, abuso… Y por último, el generado por causas sociales y/o tecnológicas.

En esta última categoría, el doctor Jordi Royo incluye factores como el bulling y el ciberbulling; los retos de las redes sociales y el síndrome cultural que conlleva la consecución de un futuro perfecto. «Los adolescentes de hoy están expuestos las 24 horas y las redes sociales impactan directamente sobre sus anhelos aspiracionales. Observar una vida perfecta, en lugares de ensueño, con cuerpos esculturales, sin preocupación monetaria, con la pareja ideal y con situaciones personales idílicas provocan en el joven una gran frustración por no poder obtenerlo, además de favorecer los casos de bulimia y/o anorexia nerviosa. Esto se puede denominar bulling social, cuando la sociedad ‘obliga’ con mensajes subliminales a tener una imagen perfecta de éxito mediante la obtención de ‘likes’ y de la aprobación continua».

La presión a la que están sometidos los adolescentes puede tener factores desencadenantes que induzcan a los comportamientos suicidas, tales como la pérdida brusca de un ser querido o un momento de desesperación donde entienden que la realidad presente no cambiará en el futuro.

Los comportamientos suicidas raramente se ven en niños menores de cinco años y, posteriormente, pueden presentarse a lo largo de la vida, sin distinción de sexo o edad. Se estima que el 25% de las personas que han protagonizado un episodio de autolesión lo volverán a intentar más tarde o más temprano.

#HablemosSobreSuicidio

Para concienciar a la población sobre el suicidio y la importancia de estar alerta, Lundbeck y Cecília Borràs, psicóloga y presidenta de “Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes” (DSAS), pondrán en marcha en twitter la campaña #HablemosSobreSuicidio, en la que durante media hora se compartirán contenidos en diversos formatos (textos, infografías, imágenes, vídeos) cada 40 segundos.

La prevención pasa por la información y por hablar del suicidio sin tabúes. Como explica Cecília Borràs, “hay que dar visibilidad a una realidad silenciada, naturalizar hablar sobre este tema. Tratarlo de forma rigurosa, respetuosa y esperanzadora, está ayudando a la prevención del suicidio, sin duda. Es primordial informar pero haciéndolo bien”.

La concienciación en torno a enfermedades mentales como la depresión, uno de los principales factores de riesgo de suicidio, es también fundamental. La detección y atención tempranas contribuyen a la prevención de graves complicaciones como el suicidio. Sin embargo, sobre la depresión todavía pesa el estigma y la incomprensión. “La depresión en absoluto se debe confundir con una actitud de la persona. Jamás lo pensaríamos si se tratara de otra enfermedad crónica que conllevara un riesgo de morir, como el cáncer. Por ello, y como en cualquier otro tipo de enfermedad, es vital la detección precoz y el soporte a la familia”, asegura Cecília.

El suicidio es frecuente en nuestro país, pero todavía arrastra esa idea de que se trata de una muerte proscrita y marginal. Para Susana Gómez-Lus, Directora Médico de Lundbeck Iberia, “esta iniciativa se enmarca en nuestro compromiso con la salud del cerebro, con el fin de desterrar falsos mitos y ofrecer información rigurosa y veraz que ayude a prevenir el suicidio en nuestra sociedad, algo vital y que requiere de todos los esfuerzos necesarios”.

Puedes seguir la campaña en: https://twitter.com/LundbeckES


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