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“A veces tengo calambres en las piernas y me han comentado que me podría ir bien tomar magnesio, me gustaría saber cuál es su opinión”. Marta (Cáceres)
En primer lugar, lo primero que debe hacer es consultar con el médico para que le hagan pruebas con el fin de averiguar exactamente qué es lo que le provocan estos calambres. Son varios los factores que pueden provocarlo, al igual que son diversos los minerales que pueden intervenir en su desaparición. El calambre o “rampa” es un espasmo breve, brusco e involuntario de un músculo, o de un grupo de músculos, que se contrae y se torna rígido, lo que provoca dolor; es, por tanto, una contracción muscular súbita y dolorosa. Los calambres más habituales suelen darse en las piernas, sobre todo en los gemelos, y también son frecuentes los calambres nocturnos. Su duración suele ser breve, aunque en ocasiones pueden prolongarse durante varios minutos. Las causas de que se produzcan calambres musculares son varias, siendo las más importantes la fatiga muscular, la carencia de minerales y vitaminas, o una mala postura.
Cuáles son los minerales más adecuados
Los minerales cuyos niveles (defecto o exceso) influyen a la hora de producir problemas musculares son el magnesio, el calcio, el sodio y el potasio.
El magnesio interviene activamente en el trabajo muscular de contracción-relajación. Un déficit de magnesio puede manifestarse con signos en la musculatura del cuerpo humano, por excitación nerviosa y muscular excesiva, como: calambres, espasmos, temblor… pero también fatiga y debilidad, porque hay una relación directa entre la concentración de magnesio y el funcionamiento del sistema muscular. Si los niveles de magnesio están disminuidos, se verá afectado todo este proceso, lo que da como resultado falta de relajación muscular o exceso de contractilidad. Si se confirma el diagnóstico de un déficit de magnesio se debe hacer una dieta rica en magnesio, y el médico debe valorar una suplementación de magnesio. En términos habituales se recomienda una ingesta de magnesio de 400 mg. Algunos de los alimentos ricos en magnesio son las leguminosas, los frutos secos (almendras), las patatas, las verduras de hoja verde (espinacas, acelgas cocidas), las semillas de calabaza, la harina de soja, las hortalizas y el cacao.