golpe de calor en perros

Llegado el verano y con el aumento de las temperaturas es normal que perros y gatos coman menos y estén menos activos. ¡No te alarmes si lo ves siempre tumbado! Lo más importante es estar atentos a posibles síntomas de deshidratación y tener cuidado con las altas temperaturas, con el fin de evitar un golpe de calor que puede ser mortal.

En verano es natural que veamos a nuestras mascotas mayor tiempo tumbado buscando un lugar fresco donde descansar. Y es que, al igual que ocurre con los humanos, el calor produce una bajada de su tensión arterial, reduciéndose en consecuencia su actividad física y gasto energético. Eso sí, debemos prestar atención a su peso, ya que, aunque puede sufrir pequeñas variaciones, si disminuye más de lo razonable, se debe consultar al veterinario por si estuviera sufriendo alguna enfermedad enmascarada.

La hidratación, fundamental

Las necesidades hídricas de un perro son aproximadamente de entre 20-40 ml por kg de peso y día. Por lo tanto, un perro de 25 kg debe beber cerca de 1 litro al día.

Pero, además, es muy importante que cuando haya altas temperaturas nuestro perro se mantenga perfectamente hidratado. No debe faltarle agua fresca y limpia y siempre debe estar a su alcance en un lugar a la sombra. Además, sobre todo en verano, resulta aconsejable que al salir a pasear llevemos siempre con nosotros una botella de agua, a ser posible con dispensador para facilitar su uso.

Cuidado con los golpes de calor

El golpe de calor, o termoplejía, se define como una hipertermia brusca que afecta a los seres humanos y a nuestras mascotas cuando el organismo alcanza temperaturas tan elevadas que pueden ser perjudiciales para la salud. El aumento de la temperatura corporal de perros y gatos hasta los 42º C puede provocar una pérdida de líquidos corporales. Esta pérdida de fluidos corporales provoca un espesamiento de la sangre, de manera que su circulación se vuelve más lenta. El enlentecimiento de la circulación dificulta la funcionalidad del sistema circulatorio, y acaba provocando una disminución progresiva del transporte de oxígeno a todo el organismo, pudiendo sufrir un colapso en sus órganos que incluso puede provocar la muerte. Para evitarlo hay que tener en cuenta que:

  1. Los mecanismos de defensa de perros y gatos frente a las altas temperaturas son menores que los de una persona. Por lo tanto, son mucho más susceptibles a sufrir un golpe de calor.
  2. Además, el perro, a diferencia de nosotros, no suda, y por tanto no existe transpiración a través de su piel que haga que se reduzca la temperatura corporal. El perro sólo puede transpirar a través de sus jadeos, y por las almohadillas de sus patas.
  3. Según explica Javier Godino, veterinario experto en animales de compañía en MSD Animal Health, los gatos sudan sobre todo por las almohadillas de las patas, pero también tienen glándulas sudoríparas en la barbilla, zona anal y labios. Para regular su temperatura corporal, los gatos aprovechan la evaporación de la saliva que dejan sobre su pelaje durante sus sesiones de acicalamiento.
  4. Hay perros más propensos a sufrir el golpe de calor, tal es el caso de los bulldogs y boxer, y en general todos los de hocico corto (braquicéfalos). Los perros mayores, los de pelo negro y aquellos con problemas de corazón son también candidatos a sufrir este trastorno.

Síntomas en perros y gatos

Existen algunos síntomas que nos pueden indicar que nuestra mascota está padeciendo un golpe de calor. En el perro, el primero es un jadeo continuado e intenso con producción abundante de baba. A continuación, el animal puede mostrar serias dificultades para respirar y evidenciar signos de inquietud y nerviosismo. Si nos fijamos en su boca, podremos ver si sus encías presentan tonalidades azuladas a causa de la deficiente oxigenación orgánica. Otro de los síntomas es que se reduzca su capacidad para moverse con normalidad, lo que puede llevarle a perder el conocimiento, presentar temblores, alteraciones del equilibrio, espasmos, aumento del ritmo cardíaco, vómitos o convulsiones.

Al igual que sucede con los perros, en los gatos existen síntomas que pueden indicarnos si nuestro gato está sufriendo un golpe de calor, como jadeo, dificultad al respirar, enrojecimiento intenso de las mucosas, fiebre o vómitos.

¿Cómo actuar frente a un golpe de calor?

El manto de los animales cobra un papel especialmente importante a la hora de protegerles de la exposición al sol y del calor. El pelaje les ayuda a aislarse y les protege de las quemaduras. Si es complicado meter a nuestra mascota en la bañera, es posible mojarle con una toalla húmeda o, simplemente, pasar nuestra mano mojada por su lomo y por su cabeza. Así, el agua ejercerá el mismo efecto que su saliva y le ayudará en la evaporación de su cuerpo. Otra solución puede ser dejarle un barreño pequeño a modo de piscina disponible por si decide refrescarse con un chapuzón. Al menos con el agua suficiente para que pueda mojar sus patas y jugar con el agua.

Lo primero que debemos hacer es buscar un lugar fresco y con sombra, y si es posible reducir la temperatura del perro o del gato empleando abundante agua y aplicando esta por todo el cuerpo y almohadillas de las patas. A continuación, hay que contactar con el veterinario y seguir sus instrucciones. En gatos, “es conveniente ayudarles a mantener su pelo en las mejores condiciones, con baños en verano y con frecuentes cepillados”. En cualquier caso, para prevenir, según explica Godino, en las horas de máxima exposición solar, debemos procurar bajar las persianas y si pasamos mucho tiempo fuera de casa por trabajo u otras razones, asegurarnos de que la mascota tiene acceso a una zona sombreada y con abundante agua fresca.

En verano es fundamental evitar dejar a las mascotas encerradas en vehículos o en terrazas acristaladas, tenerles atados en el exterior o realizar paseos con temperaturas muy elevadas.

Por Manuel Vázquez, farmacéutico titular de Farmacia veterinaria

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