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A menudo, ante alguna dolencia de nuestro perro, echamos mano de nuestro botiquín y le administramos un medicamento de uso humano. ¡Mal hábito! La automedicación a nuestro perro entraña riesgos importantes.
Una gran parte de las intoxicaciones que sufren los perros vienen ocasionadas por haberle administrado un medicamento no indicado. De ahí que sea tan importante consultar al veterinario antes de administrar una medicación a nuestra mascota.
La farmacocinética de un medicamento
La farmacocinética de un medicamento es el proceso por el que el fármaco se absorbe, metaboliza, distribuye y se elimina. Ya que el aparato digestivo y el metabolismo en general del perro, es diferente al del humano, el comportamiento del fármaco, las dosis requeridas etc., serán distintos.
El veterinario es quién debe prescribir el medicamento más adecuado. En algunas ocasiones hay enfermedades que requieren fármacos que no están comercializados en veterinaria y si en humana. En este caso, el veterinario puede hacer una “prescripción excepcional” de un medicamento de uso humano, que, a la dosis indicada, sí se podría administrar. Pero hay medicamentos de uso humano que bajo ningún concepto podremos administrar, por los efectos secundarios que pueden provocar en nuestra mascota:
- PARACETAMOL: puede causar efectos nocivos en el hígado del perro y una hemolisis (destrucción de los glóbulos rojos).
- IBUPROFENO: a dosis bajas puede producir vómitos, diarrea, inapetencia, úlceras y efectos neurotóxicos.
- ASPIRINA: si se administra de forma incorrecta puede producir una intoxicación grave, ocasionando dolor abdominal, diarrea, vómitos, convulsiones, úlceras, etc. Sólo se puede administrar si está pautada por el veterinario en indicaciones muy concretas.
- NAPROXENO, PIROXICAN Y OTROS AINES: pueden producir úlceras gástricas, vómitos, diarrea, e insuficiencia renal.
- BENZODIACEPINAS: son medicamentos diseñados para reducir o eliminar la ansiedad en humanos, también se usan para inducir el sueño o como relajantes musculares. En nuestro perro puede producir el efecto contrario, es decir agitación, en otros canes producir excesivo letargo, insuficiencia respiratoria y descoordinación.
- ANTIDEPRESIVOS: en ocasiones se suelen utilizar para indicaciones muy concretas, pero siempre bajo supervisión veterinaria, ya que mal administrados pueden producir efectos neurológicos graves e irreversibles.
- ANTIBIÓTICOS: muchos de ellos se pueden administrar a nuestro perro si el veterinario así lo aconseja, pero OJO, las dosis y pautas de administración son distintas a las que se utilizan en humana. Los más utilizados son amoxicilina, amoxicilina-clavulánico, cefalosporinas (cefalexina), tetraciclinas (doxiciclina) y quinolonas (enrofloxacino).
- ANTIHISTAMINICOS y CORTICOIDES: son medicamentos comunes en nuestro hogar que utilizamos para combatir procesos alérgicos. Debe ser el veterinario quien, ante una picadura y la inflamación correspondiente, nos indique cuál utilizar y en qué dosis, ya que una pauta incorrecta puede ocasionar vómitos, diarrea, anorexia, convulsiones y hasta la muerte.
NUNCA AUTOMEDIQUES A TU PERRO
Ante cualquier problema de salud, lo más adecuado es consultar con nuestro veterinario, ya que lo primero de todo es realizar un buen diagnóstico y en base a ello, elegir el tratamiento más adecuado en función del peso del perro, de su edad y de su estado de salud, teniendo en cuenta si está tomando otros medicamentos para patologías crónicas (insuficiencia cardíaca, etc.). Una vez que el veterinario prescriba el medicamento apropiado, en tu farmacia lo dispensarán. Una vez allí, tu farmacéutico podrá aclarar las dudas y los consejos que necesites sobre su administración.
Por Manuel Vázquez, farmacéutico titular de Farmacia Veterinaria