Más allá de los principios activos que incluyen o del beneficio que aportan, la elección del producto de cosmética adecuado, la forma de utilizarlo y tener en cuenta factores como el modo de conservación y o la fecha de caducidad son clave para sacar todo el partido a los cuidados diarios y optimizar todo lo que las distintas formulaciones pueden hacer por nuestra piel y nuestro look.

Cosméticos y productos de maquillaje hay muchos y muy variados, pero no basta con el tándem “comprar-aplicar”, sino que dedicar tiempo y atención a su correcta utilización, favoreciendo las sinergias entre los distintos productos, es lo que hace posible  potenciar la acción de los principios activos, obtener resultados visibles  y, también, amortizar la compra.

Y, para ello, lo primero es diseñar –y, también, priorizar el cumplimiento- de una rutina cosmética diaria en función de la edad, el ritmo de vida y las necesidades cosméticas concretas.  Tal y como explica la farmacéutica Esther Sansi (@sansi_farma) el paso básico e imprescindible de toda rutina cosmética es la limpieza: “sin una limpieza adecuada, todo lo demás no sirve y, además, es un gesto clave para mantener estable el nivel de hidratación de la piel. Lo mejor es utilizar un limpiador suave, para no dañar la barrera cutánea, y que tenga también un gran poder de arrastre, además de ser antiséptico (para mantener a raya los gérmenes) y con un pH ligeramente ácido, para evitar la colonización microbiana”. La farmacéutica recomienda incluir en este paso el tónico facial, un gran olvidado debido, en su opinión, a la falta de información e ideas erróneas acerca de sus propiedades que existe entre los consumidores: “En la farmacia recomendamos huir de las formulaciones astringentes y remarcamos la importancia de usar este producto, ya que ayuda a rematar correctamente el paso de la limpieza, cierra los poros y prepara la piel para el siguiente paso, además de refrescar, aumentar el riego sanguíneo, revitalizar y rejuvenecer. Un truco: si se guarda en la nevera, el poder descongestionante del tónico es mayor”.

Cosmética… la importancia de hidratar “a medida”

Esther Sansi hace hincapié en la importancia de mantener hidratada la piel y de redoblar los esfuerzos en este sentido en épocas como la vuelta de vacaciones, cuando los niveles de hidratación cutánea caen en picado. “La epidermis necesita agua, por lo que a todas las pieles les va bien el ácido hialurónico. Recomiendo buscar fórmulas que contengan varios tipos de pesos moleculares, para que penetren en profundidad y consigan una máxima hidratación.

  1. Para las pieles secas, además del ácido hialurónico, aconsejo usar vitamina C por el día y/o retinol por la noche. También es básico en este tipo de pieles exfoliarse una o dos veces por semana y aplicar una mascarilla hidratante, como mínimo, semanalmente”.
  2. En cuanto a las pieles mixtas, necesitan una doble dosis de ácido hialurónico: “Son pieles que suelen producir la sensación de que nunca están suficientemente limpias, por lo que habitualmente abusan de productos demasiado fuertes y, en consecuencia, se deshidratan. Yo les recomiendo productos limpiadores en formato espuma o mousse, que limpian sin agredir y proporcionan la sensación de confort y frescor que necesitan”.  Para Esther Sansi, a estas pieles les puede venir bien en días alternos la aplicación de un serum de vitamina C o de algún ácido suave por la noche, para afinar la piel, unificarla y reducir el poro.
  3. Para las pieles grasas o con imperfecciones, el cuidado básico e imprescindible consiste en hidratar, desinflamar y regular la producción de sebo, recurriendo para ello a una limpieza profunda. Respecto a los ingredientes cosméticos, Sansi señala que la vitamina C no suele ser el activo más adecuado para las pieles mixtas y grasas, y explica el por qué: “Su uso continuado puede llegar a taponar los poros, que en estas pieles suelen estar dilatados y, por tanto, provocar la aparición de los temidos granitos. En las pieles ‘de normales a mixtas’ (es decir, no grasas) sí suelo recomendar este activo, pero evitando la zona T (frente, nariz y barbilla)”.

Gestos habituales que hay que eliminar… ¡hoy mismo!

Muchísimas veces la ineficacia de los productos y rutinas cosméticas tiene mucho más que ver con la forma de aplicación y uso que con la formulación en sí misma. Estos son algunos de los errores que se cometen más habitualmente en el “uso y disfrute” de los productos cosméticos:

-Desmaquillarse sólo por la noche: “hay que limpiar la piel tanto por la mañana como por la noche, aunque no te maquilles, para así favorecer que ésta pueda respirar. Por la noche, la limpieza retira la contaminación y la polución que se ha ido acumulando en la piel a lo largo del día, así como los restos de maquillaje. Y por la mañana también es fundamental para eliminar las toxinas que la piel expulsa durante las horas de sueño”, explica Laura Izquierdo, directora técnica de Izba Nature.

-Aplicar siempre el contorno de ojos sobre los párpados. Sonia Márquez, directora de comunicación de Fridda Dorsch, explica que, salvo que se trate de un producto específico para ello, esta práctica es errónea: “lo correcto es aplicar una pequeña cantidad de producto debajo del contorno del ojo, encima del hueso, con los dedos anulares, que son los que menos fuerza muscular tienen. Después, basta extender el producto de dentro hacia fuera con pequeños toques, para evitar la retención de líquidos, estimular la piel y reducir las líneas de expresión”.

-Dormir siempre con la mascarilla facial puesta. Esta recomendación no es siempre una buena idea ni se puede hacer con todos los tipos de mascarillas. “Asegúrate de que se trata de un producto que está indicado para ello”. –señala Laura Parada, directora de Slow Life House-. “Actualmente existen mascarillas que no hay que retirar porque tienen una textura cremosa y son ideales para aplicar por la noche. Pero si se trata de una mascarilla plástica o de las que se secan, hay que retirarla. En el caso de las que tienen un efecto exfoliante y llevan ácidos, es importante no exceder el tiempo de exposición, porque la piel se podría irritar”.

-Esperar a cumplir los 40 para empezar a utilizar tratamientos antiedad. Según Paola Gugliotta, máster en Dermocosmética y fundadora de Sepai y Apoem, hay dos productos, el contorno de ojos y el serum, que deben incorporarse a la rutina cosmética en la década de los 30. “A partir de los 40 años el declive de la piel se acelera y de la noche a la mañana empieza a fallar la elastasa y comienzan a aparecer signos como la deshidratación, las arrugas, la dilatación de poros… Si todo esto no se empieza a prevenir antes, puede ser irreversible”.

-Extender el acondicionador por todo el pelo. Un gesto muy común pero que, tal y como explica Adolfo Remartínez, fundador de Nuggela & Sulé, no hay que hacer nunca: “El acondicionador sólo se reparte de medios a puntas, para no engrasar el cuero cabelludo. Además, en el caso de tener poco pelo o si éste es muy fino, respetar esta pauta es indispensable para conseguir algo de volumen extra. También es muy importante asegurarse de aclarar perfectamente el producto, para que el cabello no quede apelmazado”.

-Desenredar el pelo después de usar el acondicionador. “Es mejor cepillar el cabello antes de lavarlo, ya que de este modo se daña menos. También es frecuente comenzar a hacerlo por la zona de la raíz, lo cual es un error: hay que empezar por los medios y las puntas e ir ascendiendo paulatinamente, para evitar así la rotura de la fibra capilar”, dice Eduardo Sánchez, director de Maison Eduardo Sánchez.

Maquillaje: a vueltas con la caducidad

Como el resto de los cosméticos, los productos de maquillaje incluyen en su empaquetado una “pista” que indica su caducidad. Se trata del PAO (Period After Opening), un dato que se refiere al periodo de tiempo (representado con una “M” seguida de un número) que transcurre desde la primera vez que se utiliza el producto hasta que éste deja de ser seguro para su uso. Sin embargo, en la práctica, tener en mente o apuntar el momento en el que se comenzó a usar un producto para así calcular si está o no en su periodo útil no es fácil.

Así como en las cremas, lociones y, en general, los productos faciales hay una serie de señales que indican que el producto está “pasado” –cambios en el color, textura, olor–cuando se trata del maquillaje, determinar su caducidad no siempre resulta tan obvio.

Tal y como explica la maquilladora profesional Flaviana Grecu, en la conservación de estos productos influyen, además de la fecha de fabricación, otros factores relacionados principalmente con la forma de uso, siendo el principal el calor: “un producto siempre dura menos si está expuesto a un clima caliente y húmedo o a cambios bruscos de temperatura. Asimismo, las bases de maquillaje o los productos en crema son más propensos a caducar antes ya que se pueden contaminar con el uso de los dedos o porque no se tapan bien. Se recomienda utilizar espátulas para no tocarlos directamente y así alargar la vida de estos productos”.

Respecto a la duración aproximada de los productos de maquillaje, Flaviana Grecu ofrece una guía general que puede resolver muchas dudas al respecto:

-Polvos sueltos y polvos bronceadores: son productos que no contienen agua, por lo que su duración es mucho mayor y, además, son más fáciles de mantenerse protegidos. “Si la capa exterior se reseca, se puede rascar, para así seguir utilizando el polvo”.

-Bases de maquillaje y correctores: “tienen que estar a una temperatura ambiente, no deben registrar cambios radicales de temperatura y siempre han de cerrarse bien”.

-Delineadores: los lápices para ojos, cejas o labios tienen un periodo de vida más largo porque se van renovando cada vez que se les saca punta. “En cuanto al delineador líquido o en gel, puede durar de seis meses a un año”.

-Sombras de ojos: al igual que ocurre con los polvos sueltos y bronceadores, las versiones en polvo se mantienen intactas con más facilidad. “En el caso de que se reseque la parte de arriba, basta con rascar un poco. Si la sombra es en formato crema o gel y se usan los dedos para aplicarla, hay que taparla muy bien. Un truco para prolongar su duración es guardarlas en la nevera”.

-Máscara de pestañas: son el producto de maquillaje más efímero. “Si no se secan antes, duran alrededor de tres meses. Es importante comprobar que no tienen grumos o que su textura no ha cambiado. Si se quiere alargar su duración, se puede aplicar un poco de calor al producto cuando ya esté seco”.

-Labiales: “existe la creencia de que las barras de labios pueden durar hasta tres años. Sin embargo, estos productos son más propensos a las bacterias, sobre todo si se comparten o si se ha tenido alguna infección en los labios. Para evitarlo, se puede aplicar el labial cogiendo una pequeña cantidad con la ayuda de una espátula. Y si el producto cambia de sabor u olor, hay que desprenderse inmediatamente de él”.

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Redacción Consejos

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