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Combinar ejercicio físico con algunos medicamentos o alimentos puede producir una reacción alérgica grave. Así lo afirman los expertos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), quienes recomiendan incrementar el tiempo entre la ingesta y algunas prácticas deportivas para evitarlo.
La combinación de ejercicio físico con algunos medicamentos o alimentos puede producir una reacción alérgica grave. Es la llamada broncoconstricción inducida por ejercicio (BIE), un estrechamiento transitorio de las vías respiratorias inferiores después de practicar deporte, en presencia o ausencia de asma clínicamente reconocida y cuyos síntomas típicos incluyen sibilancias, disnea, tos y opresión torácica durante o después de realizarlo. Eso sí, según afirman los expertos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), en el caso de asma reconocida, esta broncoconstricción indicaría un mal control del asma, ya que la respuesta fisiopatológica al ejercicio es similar en sujetos asmáticos bien controlados y sujetos sanos. De hecho, la práctica del deporte y el asma no son incompatibles, sino más bien todo lo contrario.
Esta broncoconstricción inducida por ejercicio se estima que puede afectar a entre un 4% y un 20% de la población general; un 40% y un 90% de los asmáticos diagnosticados; un 11% y un 50% de los atletas de élite; y entre un 3% y un 35% en niños de hasta 16 años.
Trigo y AINEs
La ANAFILAXIA inducida por EJERCICIO supone el 1% de las consultas por alergia a alimentos, agrupando la mayoría de los casos la sensibilización al trigo (omega-5-gliadina) o a frutas como melocotón o rosáceas (Lipid-Transfer-Proteins). “En ocasiones, la toma de determinados fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) o de alimentos como el trigo, en un período cercano de tiempo a la realización de algún tipo de deporte, puede desencadenar una reacción alérgica”, asegura la doctora Ángela Meijide, del Comité de Alergia a Alimentos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). El aumento de la permeabilidad gastrointestinal, la redistribución del flujo sanguíneo o los cambios celulares que se sufren al realizar ejercicio y que pueden favorecer la aparición de una reacción cuando el cuerpo entra en contacto con el alérgeno están entre las teorías que podrían explicar su origen.
Deporte y medicamentos: de urticaria a anafilaxia
En cuanto a la respuesta, esta “varía desde una simple urticaria a una anafilaxia, aunque de toda la alergia a alimentos que llega a las consultas de Alergología solo el 1% es anafilaxia inducida por ejercicio, destaca la doctora Mejide. Por ello, “es fundamental anotar qué se ha tomado para orientar el diagnóstico y la valoración por parte del especialista”. “En general, incrementar el tiempo entre la ingesta y la práctica deportiva puede evitarlo”, revela la alergóloga.
Asma y deporte
Practicar deporte en pacientes asmáticos, al contrario de lo que podría parecer, mejora la resistencia respiratoria y la tolerancia a la actividad física, siendo así un aspecto importante para llevar un estilo de vida saludable. El entrenamiento reduce la necesidad de medicación, el absentismo escolar y laboral y la sensación disneica por el fortalecimiento de la musculatura torácica. “La clave está en el control”, comenta el doctor Julio Delgado, miembro del Comité de Asma de la SEAIC. Con un entrenamiento apropiado y medicación hay hasta atletas con asma leve y moderada que pueden participar con éxito en la alta competición”, asegura el experto.
BIE: indicador de la falta de control del asma
Cuando existe asma cínicamente reconocida y se produce una broncoconstricción inducida por ejercicio (BIE), el ejercicio no es la causa del asma, sino un agravante o desencadenante de los síntomas. “Más del 90% de los sujetos con asma, independientemente de su gravedad, pueden llegar a tener broncoespasmo en relación con el esfuerzo físico. Por lo tanto, el ejercicio es únicamente uno de los estímulos que inducen estos episodios y su presencia indica falta de control del asma”, detalla Delgado. “Como en todas las patologías alérgicas el objetivo fundamental es aumentar la concienciación y educar a los pacientes en el reconocimiento de los síntomas y/o factores de riesgo, ambas cosas mejoran el diagnóstico y control de la enfermedad”, recuerda el alergólogo. En general hay que evitar la exposición a los agentes irritantes y, en el sujeto alérgico, a los alérgenos más relevantes”, concluye el doctor Delgado.
Los síntomas típicos del BIE incluyen sibilancias (ruido en el pecho), disnea, tos y opresión torácica durante o después de la práctica deportiva. Se dan durante el ejercicio extenuante y alcanzan su máxima expresión unos 5-10 minutos después de finalizarlo. Otros síntomas atípicos pasan por fatiga, dolor abdominal o un estado diferente al de la forma física habitual.
Existen deportes menor aconsejables para los pacientes asmáticos como los que se realizan en ambientes muy fríos como el esquí o el hockey sobre hielo, ya que la ventilación intensa del aire puede aumentar más la deshidratación de las superficies de las vías respiratorias y causar cambios en el flujo sanguíneo bronquial.