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Hasta 1.200 pacientes en España viven sin laringe tras ser sometidos a una laringectomía total; una cirugía que implica la extirpación completa de la laringe y que a día de hoy sigue siendo el tratamiento más eficaz para tratar el cáncer de laringe e hipofaringe avanzado. En el mes que celebramos el Día Mundial del cuidado de la Voz; resaltamos la forma en que su pérdida impacta en la calidad de vida de estos pacientes y lo importante que es su recuperación.
La laringectomía total
es una cirugía que implica la extirpación completa de la laringe y a día de hoy, sigue siendo el tratamiento más eficaz para tratar el cáncer de laringe, el más prevalente en España dentro de los tumores de cabeza y cuello, según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).
Se trata de una de las cirugías oncológicas más mutilantes y uno de los tratamientos más frecuentes del cáncer de laringe e hipofaringe avanzado. (Aunque la mayor parte de los pacientes diagnosticados son tratados con técnicas parciales o radioterapia, el 30% de los pacientes necesitan ser intervenidos de una laringectomía total). El paciente laringectomizado experimenta una serie de cambios tras la cirugía entre los que destacan la presencia definitiva de un traqueostoma; permanente para poder respirar y la consiguiente pérdida de la voz laríngea, cambios en la respiración, alteración del olfato o de la imagen corporal y estética. Con un fuerte impacto psicológico por la pérdida de autoestima y el temor a lo desconocido, que incluso puede conducir a depresión, además de que pueden sufrir rechazo y aislamiento.
España el país del mundo con mayor incidencia de cáncer de laringe. El 30% de los pacientes necesitan ser intervenidos de una laringectomía total.
Pérdida del trabajo
Todas estas consecuencias deterioran la calidad de vida, desencadenando problemas psicoemocionales vinculados al aislamiento social, dificultades en la comunicación y las relaciones interpersonales; ansiedad y estrés, así como sensación de inferioridad y baja autoestima, que hace que el 47% de los pacientes laringectomizados no retornen a su actividad laboral después del tratamiento.
Así lo indica el doctor Miquel Quer, coordinador de un estudio realizado en 116 pacientes laringectomizados ;por un carcinoma escamoso de laringe o hipofaringe, en el que se pudo comprobar que los factores más importantes para volver a trabajar después de la extirpación de la laringe son tener un trabajo cualificado alto-intermedio y el uso de prótesis fonatoria como método de rehabilitación vocal.
Laringectomía: rehabilitación necesaria
Vivir sin laringe requiere una rehabilitación integral dentro de un equipo multidisciplinar que permita el acceso a las diferentes técnicas y tratamientos actualizados con las menores secuelas físicas, psicológicas y sociales y en el menor tiempo posible. Es importante que haya una preparación previa para que tanto el paciente como sus familiares resuelvan todas las dudas posibles y tengan conocimiento de los cambios que se van a producir y el modo de afrontarlos. En cuanto al tratamiento post-quirúrgico, durante los primeros días el otorrinolaringólogo debe proveer al paciente el cuidado correcto de las heridas y del traqueostoma, así como ayudarle a aceptar los cambios. Por otro lado, también forma parte de la rehabilitación el abandono del tabaco y de la ingesta excesiva de alcohol. En general, los cuatro aspectos a rehabilitar en el paciente laringectomizado son:
1.Dificultades para respirar: una consecuencia de la laringectomía es la utilización del traqueostoma para la respiración de forma definitiva. Aunque algunos pacientes puedan prescindir de la utilización de la cánula, otros la requerirán de forma constante. Esto requiere una serie de cuidados encaminados a mantener la higiene y la protección del estoma y de la cánula. Otro aspecto a tener en cuenta es el aumento de la cantidad de moco como una reacción a la cirugía, a los cambios en el aire inspirado y por la reacción a la cánula. Por ello es importante mantener una humedad adecuada en el hogar, sobre todo en los meses fríos.
2. Problemas de alimentación, deglución, gusto, olfato y digestivos: el paciente laringectomizado respira por el estoma por lo que su respiración por la nariz se pierde. Como consecuencia, se ve afectado el olfato y por tanto el gusto, hasta el punto de que el paciente sólo es capaz de percibir los sabores muy dulces o salados. En los casos en los que hay además dificultad para la alimentación oral, es conveniente plantearse el uso de sondas de alimentación naso-gástricas. La reintroducción de la alimentación oral se hará a partir del décimo día del postoperatorio y se debe tener en cuenta que los alimentos en puré, lo frío o caliente, y los sabores intensos, facilitan la deglución. Además, se deberán utilizar una serie de posturas con las que se facilite el paso del bolo alimenticio.
3. Entrenamiento vocal: la técnica utilizada para recuperar el habla es la erigmofonía, que consiste en la introducción de aire en el esófago; y luego permitir que sea expulsado de forma controlada. La habilidad para la toma y liberación del aire es la clave para tener una erigmofonía fluida y el primer paso para los pacientes es entender sus cambios anatómicos y fisiológicos para la producción de voz. Otros métodos utilizados para la rehabilitación vocal son la prótesis fonatoria o el laringófono. Existiendo prioridad entre los cirujanos de cabeza y cuello y rehabilitadores sobre el uso de las prótesis en aquellos pacientes con mayor motivación para hablar.
4. Adaptación social: uno de los mayores inconvenientes en la rehabilitación de estos pacientes; es el miedo que experimentan a ser rechazados por su nueva forma de producir la voz, lo que les genera ansiedad y dificulta su aprendizaje y la adaptación a la nueva situación. A eso se añade, el estrés generado por su reincorporación a la vida laboral.