“Estoy embarazada de seis meses y llevo un par de semanas pasándolo fatal cada vez que voy al cuarto de baño, estoy muy estreñida. ¿Puedo tomar laxantes? Una amiga me ofreció capsulas de aloe vera pero no me he atrevido”.

Nos escribe… Marta P. (Valencia)

En el embarazo se aúnan varios factores que predisponen al estreñimiento: en primer lugar, la progesterona disminuye el movimiento intestinal (“peristaltismo”), haciendo que se alargue el tiempo de tránsito y, por tanto, que las heces sean más duras. Además, a partir del segundo trimestre, la presión que ejerce el útero en crecimiento también dificulta el paso de las heces. Estos factores, unidos a la disminución de la actividad física propia del embarazo, hacen que las deposiciones sean poco frecuentes o difíciles, dando lugar al estreñimiento.

Algunos componentes del aloe (Aloe vera, A. barbadensis) han demostrado, tener un potencial oxitócico en ratas, es decir, pudiendo producir contracciones uterinas, con el consiguiente riesgo de parto prematuro y aborto. Por tanto, ni es seguro ni recomendable utilizarlo durante el embarazo. Esto se aplica tanto a la planta entera como al zumo y a los preparados comerciales en forma de comprimidos o cápsulas.

Incorpora ya estos hábitos

Es muy importante, especialmente en el embarazo, llevar a cabo una serie de prácticas para combatir el estreñimiento como primera opción de tratamiento:

  1. Aumentar la ingesta de líquidos: 8 vasos agua o zumo e infusiones al día.
  2. Aumentar el consumo de fibra a unos 20‐35 g/día.
  3. Hacer ejercicio regular (caminar, bicicleta estática, yoga…).
  4. Incorporar un correcto hábito intestinal que incluya intentar evacuar al levantarse o después comidas (momento en que hay mayor reflejo gastro‐cólico); destinar a la tarea el tiempo necesario, defecando en el momento de necesidad y no dejándolo para más tarde.

Si persiste, laxantes

En ocasiones, el estreñimiento persiste y se debe añadir un tratamiento farmacológico a base de laxantes. En general, no se han hecho muchos estudios sobre el uso de laxantes en embarazo, así que los datos sobre su seguridad son limitados. Estos son, de mayor a menor, los laxantes que se consideran más seguros en la práctica diaria, algunos de los cuales, están desaconsejados durante el embarazo:

  • Laxantes formadores de masa: nos referimos al Plantago (varias especies: ispágula, zaragatona), la maltodextrina, las semillas de lino o la goma guar, por ejemplo. Son fibras que absorben agua y aumentan el tamaño de las heces. Sirven para el estreñimiento crónico, no para casos agudos, ya que tardan varios días en hacer efecto (48-72 h). Como hay que tomarlos con gran cantidad de líquidos, no se recomiendan por la noche. Son la primera opción si fallan las medidas no farmacológicas.
  • Laxantes osmóticos o salinos: lactulosa. Lo que hacen es atraer agua hacia el interior del intestino y tardan en hacer efecto de 1 a 4 días. Las sales de magnesio son de este tipo, pero no deben usarse en embarazo. El macrogol, los enemas y microenemas salinos sí parecen ser seguros, al igual que los supositorios de glicerina, y hacen efecto casi inmediatamente, pero deben dejarse para casos puntuales porque no hay datos suficientes sobre su seguridad.
  • Laxantes emolientes o ablandadores de heces: el docusato o la parafina líquida tienen ese efecto sobre las heces. También deben usarse en casos puntuales, sobre todo la parafina, ya que, al ser una grasa, podría disminuir la absorción de vitaminas liposolubles o de otros medicamentos. Tardan 24-72 h en hacer efecto.
  • Laxantes estimulantes: se deben evitar siempre que sea posible y dejarlos para casos severos que no respondan a otros tratamientos, ya que pueden inducir el parto prematuro. Se trata del sen (o senna), bisacodilo, frángula, aceite de ricino o aloe.

Probióticos sí, gracias

Aunque el empleo de probióticos puede resultar de utilidad, de momento no hay evidencia suficiente que avale su eficacia en estos casos. También hay que tener en cuenta que algunos medicamentos pueden producir estreñimiento como reacción adversa, como, por ejemplo, el hierro, presente a menudo en complementos alimenticios para el embarazo y con el que hay que tener cuidado.

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Redacción Consejos

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