El roce, el sudor y la falta de oxigenación en la zona por el uso de mascarilla durante largas horas puede provocar la aparición de brotes de acné y el empeoramiento de patologías previas como la rosácea o la dermatitis seborreica. El calor y el estrés añadido hacen de catalizador para que al retirarla encontremos un sinfín de problemas en la piel.

El uso prolongado de mascarillas está propiciando la aparición de patologías dermatológicas en la zona facial, así como el empeoramiento de otras ya existentes, como la rosácea o la dermatitis seborreica, agravadas por el estrés del confinamiento y el roce. A los efectos que provoca la oclusión, la retención de vapor de agua en la zona facial y el roce continuo se suman el calor y el estrés añadido, lo que aboca nuestra piel a un camino sin retorno. Además, según los dermatólogos, a menudo se abandonan los tratamientos habituales, propiciando el envejecimiento de la piel. La doctora Mª Ángeles López Martín, directora del Centro Médico Rusiñol, señala que “desde la reapertura de la clínica tras la COVID-19, se ha notado una elevada cantidad de consultas de pacientes a los que el uso de mascarillas ha generado la aparición de brotes acnéicos, incluso en pacientes que nunca habían tenido este tipo de problemas. No sólo nos encontramos con personal sanitario, sino con policías, comerciantes y pacientes que trabajan durante una gran cantidad de horas con las mascarillas por estar de cara al público”. Todos estos efectos pueden empeorar con las altas temperaturas, agravando las alteraciones de la función de evaporación transcutánea, así como la obstrucción de los poros, lo que propicia la aparición de acné, rosácea y dermatitis alérgicas.

La mascarilla que más protección solar tiene es la FFP2, de alta filtración, màs que las higiénicas o quirúrgicas

Daños según la mascarilla

Daños según la mascarilla

  • Las mascarillas higiénicas: se aconseja su uso en personas sanas y sin contacto con la COVID-19. Cubren boca, nariz y barbilla y están provistas de un arnés que puede rodear la cabeza o sujetarse en las orejas. Se componen de una o varias capas de material textil y pueden ser reutilizables o de un solo uso. Son menos oclusivas, y raramente producen dermatitis debidas al roce o fricción.
  • Quirúrgicas: están recomendadas para aquellas personas que hayan resultado contagiadas, tengan síntomas o sean positivas asintomáticas. Se usan en hospitales y centros de salud y limitan la transmisión de agentes infecciosos porque están diseñadas para filtrar el aire exhalado. Por tanto, su misión es proteger a quienes están alrededor del portador evitando la dispersión vírica al estornudar, toser o hablar. Son menos oclusivas que las EPI, y raramente producen dermatitis debidas al roce o fricción.
  • Tipo EPI (Equipos de Protección Individual): recomendadas para profesionales sanitarios, para personas en contacto con el virus, así como para grupos vulnerables y siempre bajo prescripción médica. En función del grado de protección pueden ser de tipo FFP1, FFP2 y FFP3. Deben contar con un mecanismo que permita ceñirla estrechamente sobre nariz, boca y barbilla, por lo que pueden producir erosiones y heridas por el roce y la presión que ejerce sobre la piel, y pueden dejar marcas durante días o semanas, ya que suelen quedan pigmentadas durante mucho tiempo. Las alergias asociadas a este tipo de mascarillas también son frecuentes, al ser más duras y tener más capas y componentes diferentes.
  • Las mascarillas autofabricadas, pueden producir dermatitis de contacto alérgico a su tinte por tener colorantes que contienen parafenilendiamina (PPD).

Limpieza y más limpieza

Sea cual sea el tipo de mascarilla utilizada, según la doctora Mª Ángeles López Martín es obligatorio “mantener la higiene, no sólo de las manos, sino de mascarillas y cara, siempre por la noche y por la mañana. Es mejor utilizar mascarillas de un solo uso y en caso de ser reutilizables, higienizarlas por la noche con una solución hidroalcohólica sin empaparla, simplemente para que se desinfecte”, afirma. Antes de colocar la mascarilla, además, debemos asegurarnos de tener el rostro completamente limpio, siendo recomendable el uso de una crema hidratante que no sea demasiado densa, sino de consistencia fluida. Igualmente se recomienda el uso de protectores solares tipo gel, más ligeros y menos untuosos y oleosos.

Igualmente es conveniente lavar bien la cara por la noche y aplicar una crema según cada tipo de piel. Es necesario utilizar un jabón de piel adecuado sin sosa (los jabones habituales contienen sosa y son muy agresivos produciendo un efecto rebote) y una crema hidratante para equilibrar la piel. En consulta, tal y como apunta la doctora, “si existe un brote de acné, llevamos a cabo un tratamiento de limpieza y peeling de fenol y TCA que cuenta con un efecto regulador de la glándula sebácea, cierra del poro, renueva las capas superficiales de la piel regularizando la producción de grasa y seca el brote de granos-espinillas dejando la piel reparada”, finaliza.

Las mascarillas no protegen frente a los rayos solares, por lo que no hay que olvidar la crema protectora

La barba, enemiga

Los hombres con barba pueden tener más problemas con las mascarillas, ya que esta produce irritación en la zona, pudiendo provocar foliculitis de barba (una infección de los folículos pilosos) e irritaciones de la piel, además de impedir que queden bien encajadas y hagan su función de filtro. Además, en general, cuando se llevan colocadas durante horas, pueden producir pérdidas de la piel detrás de las orejas, así como heridas y fisuras, por lo que lo recomendable es retirarlas durante 5 o 10 minutos cada hora.

Cómo colocarla, ajustarla y retirarla

Desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), nos recuerdan que la utilización de mascarillas solo es efectiva en combinación con las medidas de higiene y distanciamiento social. Así es como debe colocarse, mantenerse y retirarse:

  1. Antes de colocar la mascarilla, lavar las manos con agua y jabón o con una solución hidroalcohólica.
  2. Identificar la parte superior de la mascarilla.
  3. Colocar la mascarilla en la cara. Si dispone de pinza nasal, ajustarla a la nariz.
  4. Enganchar la mascarilla a las orejas o a la parte posterior de la cabeza, según el modelo.
  5. Bajar la parte inferior de la mascarilla a la barbilla, verificando que cubra la barbilla.
  6. Pellizcar la pinza nasal con ambas manos para ajustarla a la nariz.
  7. Una vez ajustada la mascarilla no se debe tocar la mascarilla nunca con las manos, y si se necesita tocar la mascarilla, se deben lavar previamente las manos con agua y jabón o frotárselas con una solución hidroalcohólica. Tampoco se debe colocar en una posición de espera en la frente o debajo de la barbilla ni durante ni después del uso.
  8. Para retirar la mascarilla los pasos a seguir son: lavarse las manos con agua y jabón o frotarlas con una solución hidroalcohólica.
  9. Retirar la mascarilla sin tocar la parte frontal de la mascarilla.
  10. Desechar la mascarilla o, si es reutilizable, higienizarla por la noche con una solución hidroalcohólica.
  11. Una vez retirada, lavarse las manos con agua y jabón o frotarlas con una solución hidroalcohólica.

Apúntate a nuestra newsletter

* La newsletter para farmacéuticos es para uso exclusivo de profesionales sanitarios (médicos, enfermeros, farmacéuticos) involucrados en la prescripción o dispensación de medicamentos, así como profesionales de la industria farmacéutica y la política sanitaria. Publicitario Farmacéutico SL no se hace responsable del uso de esta newsletter por parte de profesionales no cualificados.

Redacción Consejos

Equipo de redacción de la revista Consejos de tu farmacéutico. Revista especializada en el sector sanitario, editada en España y con más de 20 años de experiencia. Todo nuestro contenido está...