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La sordera súbita podría ser una complicación excepcional del COVID-19 debido al daño que puede provocar el virus SARS-CoV-2 sobre el nervio auditivo. Aunque por el momento solo se han registrado 12 casos en el mundo, se desconoce si la incidencia podría ser mucho mayor.
Los casos de sordera súbita por COVID-19 registrados en el mundo, han llevado a la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC); a poner en marcha un estudio retrospectivo y prospectivo para registrar los casos de sordera súbita relacionados con el virus SARS-CoV-2 detectados en España en 2020 y 2021. En España, la propuesta es que a toda persona que entre en urgencias con una hipoacusia súbita se haga una PCR para descartar que tenga asociación con el virus SARS-CoV-2.
Daños sobre el nervio auditivo
Según explica la doctora Mª José Lavilla, presidenta de la Comisión de Audiología de la SEORL-CCC y una de las autoras que han participado en la revisión bibliográfica junto con los doctores Carmelo Morales, Guillermo Plaza y Pablo Parente, “se sabe que el virus SARS-CoV-2 puede afectar a múltiples órganos, incluyendo el sistema nervioso central y periférico. Provoca la liberación de citoquinas y puede inducir daño auditivo, endotelitis y afectación de la función microcirculatoria.
Además, puede invadir el nervio coclear, causando una neuritis, o afectar a los tejidos blandos de la cóclea causando cocleitis”. Por otra parte, la infección por el SARS-CoV-2 se ha asociado con complicaciones trombóticas, tanto arteriales como venosas (sobre todo estas últimas) que podrían contribuir al desarrollo de hipoacusia neurosensorial en algunos casos.
Sordera súbita y covid: palabras mayores
La sordera súbita se define como la aparición de una hipoacusia neurosensorial de al menos 30 decibelios (dB); en tres o más frecuencias consecutivas en la audiometría tonal que se instaura en menos de 72 horas. “Aunque en la mayoría de los casos su causa es desconocida, se sabe que puede estar originada por una infección viral; oclusión vascular o mecanismos inmunológicos. Su consecuencia más evidente es el deterioro auditivo que puede ser persistente, pudiendo asociarse a tinnitus y vértigo. Afectando a la calidad de vida de algunos pacientes de forma muy negativa”, comenda la doctora Lavilla.
Afortunadamente, la presencia de hipoacusia súbita en pacientes con COVID-10 es excepcional. “Aunque no podemos descartar que los casos descritos estén enmarcados en una asociación al azar; dados los aspectos fisiopatológicos de la infección por el virus SARS-CoV-2. La edad de los pacientes descritos hasta el momento y la forma de presentación en algunos de ellos, es probable que tengan relación con la propia enfermedad”, indica la doctora Lavilla.
Del total de artículos revisados, se han encontrado 12 pacientes con sordera súbita e infección por el virus SARS-CoV-2. La mitad de los casos eran mujeres y no se ha encontrado relación entre la aparición de la sordera súbita y la gravedad de la COVID-19.
Sabías que…
El uso de mascarillas ha hecho más evidente la pérdida auditiva en las personas que empiezan a notar los primeros síntomas de hipoacusia. En la fase inicial de la pérdida auditiva es frecuente que las personas puedan camuflar esta carencia leyendo los labios o acercándose al interlocutor. Sin estos refuerzos, el deterioro de la audición se hace más evidente.