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El 81% de los españoles reconoce no saber qué es la Enfermedad Vascular Aterosclerótica o EVA. Llevar una vida sedentaria y no mantener a raya el colesterol nos da todas las bazas para padecerla.
Que si el colesterol, que si el azúcar, que si el tabaquismo, que si el sedentarismo… estamos tan cansados de escuchar sermones, que ya no les prestamos atención. Pero pasar por la vida sin cuidarnos y sin atender a estas nociones básicas puede traer terribles consecuencias. Es el caso de la Enfermedad Vascular Aterosclerótica o EVA, que a la larga puede desembocar en angina de pecho, infarto o ictus. Por eso, desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC) advierten de posibles síntomas asociados a ella como, por ejemplo, dificultad para respirar, la aparición de déficits neurológicos o, incluso, dificultad para caminar. Síntomas que nos advierten de su presencia y de la posibilidad real de que se produzca un evento cardiovascular como un infarto o un ictus.
Las arterias se ponen duras
Hablamos de una patología crónica, generalizada y progresiva, que afecta a las arterias y se debe fundamentalmente a la acumulación en el tiempo del llamado colesterol de lipoproteínas de baja densidad (c-LDL), el “malo” (LDL), engrosando y endureciendo sus paredes interiores, lo que provoca una reducción del flujo sanguíneo y una serie de problemas graves, como ictus, enfermedad arterial periférica y síndrome coronario agudo, que incluye el infarto de miocardio y la angina inestable. La acumulación en sangre de colesterol LDL de manera persistente puede producir placas de ateroma en la pared de las arterias y suele darse a consecuencia de seguir una dieta poco saludable y una vida sedentaria, aunque también puede tener un origen genético.
2 retos por delante
El doctor Luis Rodríguez Padial, presidente electo de la SEC, insiste en que resulta “fundamental” que la población esté “informada acerca de las causas que agravan la EVA, especialmente en los pacientes a los que ya les ha sido diagnosticada”.
- Reto 1: evitar la primera complicación vascular, para lo cual es aconsejable acercarse al peso ideal, consumir una dieta de tipo mediterráneo, hacer ejercicio físico frecuente, evitar el consumo de tabaco y, por supuesto, controlar el nivel de colesterol, que es un importante factor de riesgo”.
- Reto 2: evitar que se repita en pacientes que ya han sufrido un primer evento cardiovascular y tienen enfermedad vascular aterosclerótica. En estos pacientes, además de las pautas de cuidado generales, el colesterol LDL debería estar por debajo de 55 mg/dL, y para conseguirlo, las estatinas son el pilar del tratamiento, aunque no siempre son suficientes y existen otros tratamientos hipolipemiantes que han demostrado reducir los accidentes cardiovasculares, además del ácido bempedoico, una novedad muy adecuada para pacientes con intolerancia a las estatinas.