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Frente a la creciente y preocupante resistencia antimicrobiana a la que venimos asistiendo en todo el mundo, la industria farmacéutica se ha comprometido a liderar el plan de la ONU contra las resistencias antimicrobianas. A ellos se unen los farmacéuticos en su labor diaria, dando las pautas para el correcto manejo de estos medicamentos que salvan la vida de millones de personas al año. A ellos y con motivo del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos que se celebra el 18 de noviembre, se unen los farmacéuticos en su labor diaria, dando las pautas para el correcto manejo de estos medicamentos que salvan la vida de millones de personas al año.
Tanto en las consultas médicas como en las farmacias, es una práctica habitual presionar a estos profesionales para que nos prescriban un antibiótico, pensando que es la medida más eficaz para acabar con esa fiebre persistente o esa malestar que no cede. Sin embargo, sólo las infecciones provocadas por bacterias pueden ser tratadas con estos medicamentos, y no sólo eso, sino que cada especie de bacteria patógena responde de forma diferente a los antibióticos disponibles, de ahí que cualquier antibiótico no valga para cualquier infección bacteriana.
Además, muchas infecciones comunes son provocadas por virus (como la gripe o el resfriado), por parásitos (como el paludismo), o por hongos (como la candidiasis), por lo que la utilización de antibióticos para tratar estas infecciones de origen no bacteriano, no solo no cura la enfermedad sino que pueden provocar efectos adversos y facilitar la aparición de resistencias antimicrobianas, un fenómeno biológico muy complejo en el que algunas especies o «cepas» se vuelven resistentes a estos medicamentos, impidiendo su efecto antiinfeccioso. Estas «cepas» de bacterias resistentes son transportadas por personas o animales que contagian a otras a través de medios diversos: aire, agua, contacto físico o alimentos, pudiendo infectar a cualquier persona. Aunque el origen de la resistencia antimicrobiana es muy complejo, ya que participan factores de muy diversa índole, el principal factor evitable es el mal uso de los antibióticos. Por lo tanto, tal y como indican desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), sólo el médico y el dentista (o el veterinario en el caso de animales) están cualificados para diagnosticar y prescribir el tratamiento de estas enfermedades, algo que nos deberíamos grabar a fuego todos, para así hacernos conscientes de que lo que un día fue un descubrimiento revolucionario en la historia de la medicina, puede llegar a su fin.
La “reserva” se acaba
Dada la magnitud de este problema, cada vez son menos las opciones para tratar las infecciones, por lo que es preciso recurrir a antibióticos «de reserva», generalmente tóxicos y que requieren cuidados especiales para su administración. Es más, incluso algunas bacterias se han vuelto “multirresistentes», convirtiéndose en la causa de más de 25.000 muertes al año en la Unión europea y cerca de 700.000 en todo el mundo. Según el doctor José Miguel Cisneros, vicepresidente de la Sociedad Española de
Farmacias contra el desastre
El Consejo General y los Colegios Oficiales de Farmacéuticos han puesto en marcha una nueva iniciativa dirigida a promover una actuación profesional en torno a la dispensación de antibióticos en las farmacias. Se trata de una acción con la que además se informará y sensibilizará a la población sobre las graves consecuencias para la salud derivadas de un mal uso de este tipo de medicamentos. “Los farmacéuticos, como profesionales sanitarios, tenemos una importante responsabilidad en la lucha contra las resistencias antimicrobianas. Es un problema de naturaleza multifactorial que implica a todos los sanitarios, a las administraciones públicas, instituciones sanitarias y académicas, laboratorios farmacéuticos, responsables de centrales ganaderas y ganaderías, y a los ciudadanos en general”, ha señalado Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. La red asistencial de 22.000 farmacias en España, con 48.500 farmacéuticos comunitarios, constituye una estructura sanitaria fundamental para mejorar la educación sanitaria a la población.
Qué hacer…
*Por el CGCOF
1. Ante cualquier síntoma que sugiera una infección, debes acudir al médico para un adecuado diagnóstico, y en su caso, prescipción del tratamiento.
2. Atender todas las indicaciones que haga el médico, en especial sobre la duración del tratamiento prescrito.
3. Acudir a tu farmacia con la receta adecuada y atender a las recomendaciones del farmacéutico. Recuerda que es muy importante finalizar completamente el tratamiento antibiótico, incluso aunque hayan desaparecido completamente los síntomas de la infección.
4. En caso de ser alérgico, informa siempre a tu médico o farmacéutico. Si tienes dudas, pregunta en cualquier momento a cualquiera de ellos.
5. Aunque los antibióticos son generalmente seguros, en ocasiones pueden producir algunos efectos adversos. Indica a tu médico o farmacéutico la aparición de cualquier signo o síntoma de alergia (picores generalizados, erupciones cutáneas, etc.), así como de diarrea persistente (más de dos días). Si las manifestaciones son muy intensas o notas ahogos o hinchazón en la cara, en la garganta o en las pierns, acude a un servicio de urgencias rápidamente.
… Y qué no hacer
1. No te diagnostiques ni diagnostiques a familiares, amigos o vecinos, incluso aunque los síntomas sean (o parezcan ser) similares a los experimentados en otras ocasiones anteriores.
2. No reutilices restos de antibióticos de otros tratamientos anteriores.
3. No guardes ningún antibiótico en el botiquín casero, y lleve los restos del tratamiento sobrante a la farmacia que se encargará de ellos para su destrucción adecuada.
4. Nunca suspendas un tratamiento antes del período establecido por el médico ni modifiques por tu cuenta la dosis prescrita. Cumple siempre con el tratamiento en su totalidad.
5. No presiones a tu médico para que te prescriba antibióticos.
6. No presiones a tu farmacéutico para que te dispense un antibiótico si no dispones de la correspondiente receta médica.
El plan de la ONU
Para combatir este problema creciente, las Farmacéuticas se han decidido a liderar el Plan Contra la Resistencia Antimicrobiana, un tema de tal calado, que ha ocupado uno de los lugares más importantes en la agenda de la 71ª Asamblea General de la ONU. Tal es la gravedad del asunto que, al mismo tiempo que la asamblea abordaba y establecía recomendaciones a los estados para luchar contra este preocupante realidad, grandes compañías farmacéuticas mundiales se comprometían públicamente a cumplir una hoja de ruta que contiene cuatro líneas de actuación concretas para poner coto a la resistencias antimicrobianas y sus efectos en la salud y economía mundial. Allergan, AstraZeneca, Cipla, DSM, Roche, GSK, Johnson & Johnson, MSD, Kenilworth, Novartis, Pfizer, Sanofi, Shionogi y Wockhardt aseguran que la resistencia antimicrobiana representa un peligro palpable para los ciudadanos y aseguran en un documento que “se debe trabajar en mejorar el acceso a los antibióticos de alta calidad, vacunas y diagnósticos, invertir en I+D y colaborar con los gobiernos”. Entre los compromisos adquiridos por las Farmacéuticas están reducir el impacto medioambiental en la producción de antibióticos, asegurar que los antibióticos sólo son utilizados por los pacientes que realmente los necesitan y favorecer un mejor acceso a los antibióticos actuales y futuros. En opinión de la SEIMC, el acuerdo alcanzado en la ONU es una gran noticia, ya que significa un punto de inflexión en la escalada (hasta ahora imparable) de las resistencias bacterianas, tal y como lo fue en su momento para el VIH.
Decálogo salva vidas
*Por la SEIMC
1. Convertir el uso adecuado de los antibióticos en la medicina, en la ganadería y en la agricultura, en un estándar de calidad prioritario.
2. Hacer obligatorios los Programas de Optimización de Uso de Antibióticos (PROA) como programas de calidad asistencial basados en la formación en los hospitales y
3. Dotar con los recursos necesarios a los Servicios/Laboratorios de Microbiología para la detección de las resistencias bacterianas, creando pruebas de diagnóstico rápido y estudios de sensibilidad.
4. Disponer de información en tiempo real de los indicadores clave en consumo de antibióticos, resistencias bacterianas y en sus consecuencias clínicas.
5. Impulsar los programas multidisciplinares de vigilancia, prevención y control de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria junto a los de uso apropiado de los antimicrobianos, a semejanza del Programa PIRASOA de Andalucía y de programas similares en Cataluña.
6. Crear la especialidad de enfermedades infecciosas y mantener la formación actual de los microbiólogos.
7. Educar a los ciudadanos, desde la escuela a la universidad, en el buen uso de los antibióticos.
8. Impulsar el desarrollo de nuevos antibióticos, participando en los ensayos clínicos y agilizando su incorporación la práctica clínica. Investigar con los antibióticos disponibles para mejorar su eficacia y seguridad.
9. Investigar en otras medidas, no antibióticas, para la prevención, control y tratamiento de las infecciones por bacterias multirresistentes.
10. Optimizar las tasas de vacunación, particularmente frente a la gripe, de los profesionales sanitarios y de los ciudadanos.