la contaminación acústica daña el corazón

Aunque poco conocido...

La contaminación acústica puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades del corazón y afectar la calidad del sueño.

Cuidar el corazón no es solo cuestión de controlar la sal y el colesterol. El estrés que desencadenan el ruido del tráfico rodado y la contaminación acústica en general, también pueden dañarlo, exponiéndolo incluso a un infarto o un ictus. En el Día mundial del corazón (29 de septiembre) recordamos cuál es el impacto de la contaminación ambiental en la salud cardiovascular. 

El corazón sufre con el ruido, que no solo incrementa la frecuencia cardiaca, sino también la presión arterial y los niveles de cortisol, la principal hormona del estrés. Según explican desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC), el estrés favorece un estado inflamatorio de baja intensidad que, mantenido en el tiempo, podría incrementar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares e ictus. En concreto, por cada 10 decibelios que se incrementa el ruido de fondo causado por los vehículos, la probabilidad de sufrir un infarto cerebral crece un 14%.

Así lo muestran las cifras de muertes anuales que arroja la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA): nada menos que 12.000 las muertes prematuras producidas al año en Europa por la contaminación acústica y 48.000 los nuevos casos de cardiopatía isquémica. 

El sueño, gran perjudicado

Pero el ruido no sólo puede afectar al corazón, también interfiere en el sueño, reduciendo el rendimiento y provocando incluso cambios en el comportamiento y en el humor, especialmente en las personas mayores de 65 años y en quienes tienen trastornos del sueño. El ruido acaecido en mitad del sueño incrementa la presión arterial, la tasa cardíaca y la amplitud del pulso, provoca vasoconstricción, arritmias cardíacas, cambios en la respiración y excitación de los sistemas nervioso central y vegetativo. Y también afecta a la audición, el sistema respiratorio, el sistema digestivo, el sistema neurovegetativo y el sistema circulatorio. 

El tráfico rodado se lleva la palma

Uno de los ruidos crónicos más perjudiciales y que más se asocia con este riesgo para el corazón es el del tráfico rodado. Otras fuentes de contaminación acústica son las carreteras, las vías férreas, los aeropuertos y la actividad industrial, pero ninguno de ellos es tan perjudicial como el del tráfico rodado. Si la Directiva de Ruido Ambiental de la Unión Europea (UE) establece en 55 decibelios (dB) el umbral de ruido en el periodo diurno, vespertino y nocturno, y en 50 dB durante la noche, sin embargo, para el tráfico rodado, la OMS establece que el nivel sonoro durante el día, la tarde y la noche debe estar por debajo de 53 dB, y por debajo de 45 dB para el periodo nocturno.

Para evitar contribuir a la contaminación acústica, conviene tener el vehículo siempre a punto, prestando atención al estado del silenciador y de las ruedas (una presión correcta evita ruidos y vibraciones), respetar los límites de velocidad (a mayor velocidad, mayor ruido) y evitar los acelerones y frenazos bruscos, así como no utilizar el claxon y detener el motor en los semáforos.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...