Si hace unos años nos hubieran contado que íbamos a asistir a la moda de las farmacofiestas, nos hubiera costado creerlo. Algunos fármacos están empezando a utilizarse de manera lúdica, para obtener efectos muy distintos de aquellos para los que fueron creados. Y sustituyendo al alcohol, o lo que es peor, cumplimentándolo. Se trata de una moda importada de EEUU en la que los actores principales operan a través de Internet o mediante recetas falsificadas

Por poco que nos adentremos en las mil caras de la drogodependencia, nos encontraremos con la más insospechada y con un aparente perfil de seguridad mayor por su legalidad para los usuarios, lo que la hace tan atractiva: la de los medicamentos. Y es que, al parecer, hacer la fiesta con los ingredientes más insólitos empieza a ser una práctica cada vez más frecuente. La facilidad de acceso hay que buscarla en tres condiciones: su venta a través de Internet, la utilización de recetas falsas y la dispensación de determinados fármacos sin prescripción médica.

De inocuidad a alta peligrosidad

Si algo caracteriza al medicamento es precisamente el destino final para el que fueron creados: el de curar y no el de provocar problemas de salud. Pero precisamente en su utilización lúdica es donde se invierte el propósito para el que originariamente vieron la luz. El peligro viene dado por la propia legalidad de los medicamentos, ya que al ser consideradas drogas legales, los jóvenes y adultos ven menor riesgo en su consumo.

Sin embargo, las mismas urgencias hospitalarias registran un alto porcentaje de ingresos por efectos indeseados de los medicamentos, por lo que de una supuesta inocuidad pasamos a una alta peligrosidad, que en ocasiones llega a poner en riesgo incluso la vida de los pacientes.

2005: nace el OMA

En España, aunque el problema es incipiente, diversas instituciones se han puesto a trabajar en ello, y entre las iniciativas pioneras y más serias, destaca la iniciada por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, con la creación del denominado Observatorio de Medicamentos de Abuso y Uso Recreativo (OMA).

Se trata de una red de vigilancia con entidad propia, coordinada desde la vocalía de drogodependencias del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, que controla el uso de fármacos como drogas recreativas y el de ciertas especialidades por parte de los pacientes. Desde sus inicios, su director Rafael Borrás y su equipo, en el que destaca la labor del doctor Guayta, apostaron por este interesante proyecto, que trabaja en estrecha colaboración con el Plan Nacional sobre Drogas, o con su homólogo europeo, y con diversas ONG, aunque no con instancias policiales.

Farmacofiestas: drogarse con medicamentos.¡Más información!

Según Rafael Borrás, la alarma que nos impulsó a crear el OMA fue el hecho de que la gente viniera a las farmacias a pedir medicamentos con recetas falsas o muy interesados en determinados medicamentos, sin saber nada sobre su uso terapéutico. Así, bajo la dirección y supervisión del Grupo de Trabajo en Drogodependencias, el Observatorio de Medicamentos de Abuso y Uso Recreativo (OMA) nació con los siguientes objetivos:

  1. Compilar y analizar la información sobre el abuso de medicamentos (farmacofiestas) a fin de determinar la prevalencia de consumo, fármacos implicados, perfil del usuario y mecanismos o circuitos para la obtención de estos medicamentos. En este sentido, la labor del OMA se extiende a delimitar cuántas medicinas se compran en la red (muchas de las cuales, además, son falsas) y cuántas a través de las farmacias.
  2. Creación de una base de datos sobre medicamentos de abuso a partir de la información obtenida, realizar estudios sobre los fármacos implicados en esta problemática a partir de registros fiables.
  3. Definir recomendaciones y pautas de actuación.
  4. Y finalmente, Asesorar a profesionales, entidades e instituciones sobre las medidas a adoptar y actividades a realizar para el abordaje, prevención y control del abuso de medicamentos desde una perspectiva intersectorial.

Farmacofiestas: Un trabajo de equipo

Detectar las farmacofiestas y conocer ese uso lúdico, peligrosamente festivo de determinados medicamentos es la misión de nuestro trabajo, nos comenta Borrás, y para ello contamos con la información facilitada por nuestras FARMACIAS CENTINELA, unas 2.300 en Barcelona. De hecho, el OMA se nutre, por el momento, de notificaciones voluntarias de los farmacéuticos comunitarios, de farmacéuticos de atención primaria y de centros hospitalarios, así como en menor medida, de otros profesionales sanitarios, ya que además de la implicación del farmacéutico a la hora de localizar recetas falsas y evitar que se dispensen fármacos con riesgo para la salud sin receta, según Guayta, el facultativo médico debería ejercer también un seguimiento estricto de lo que prescribe. La labor de las farmacias es la de recoger una serie de datos (perfil del usuario, especialidad, etc) ajustándose a unos protocolos previamente establecidos y a partir de ahí, son tratados estadísticamente en el OMA. A día de hoy disponemos de gran cantidad de información, y contamos con unas 216 notificaciones perfectamente tabuladas, de las que hemos obtenido conclusiones interesantes.

Farmacofiestas: Las sustancias festivas

Entre las sustancias festivas figuran, por este orden, La CODEINA, EL METILFENIDATO y las BENZODIAZEPINAS, que son los compuestos más notificados por abusos, asegura Borrás.

  • La Codeína, un antitusivo presente en especialidades de prescripción y publicitarias, a dosis elevadas, se emplea como alucinógeno.
  • El Metilfenidato, empleado en niños hiperactivos, apunta el Dr.Guayta, se utiliza como estimulante, para soportar horas y horas de diversión.
  • Las Benzodiazepinas, se pautan mal por los pacientes que están en tratamiento con las mismas, al automedicarse y al realizar suspensiones del mismo, bruscas y sin criterio alguno.

El abuso de estos tranquilizantes, se hace fundamentalmente por parte de los drogodependientes, para combatir el Síndrome de Abstinencia y también en los consumidores de cocaína, para compensar la estimulación. A la luz de las notificaciones de los farmacéuticos implicados en esta labor de vigilancia, los fármacos más implicados con los que llevan codeína y benzodiazepinas.

  • Según Rafael Borrás, aparte de estos compuestos, destacan otros como el dextrometorfano, un antitusígeno presente en algunos jarabes, el cual en posologías entre los 800 mg y 1200 mg, resulta alucinógeno.
  • Según Borrás, existen además compuestos que permiten a los jóvenes alargar el rendimiento, la euforia y el estado de vigilia, como el modafinilo o el metilfelinato. El consumo de estas sustancias podría estar dándose entre los jóvenes que ya arrastran un pasado de drogadicción y que quieren experimentar con nuevas sustancias que podrían estar más fácilmente a su alcance. De hecho, el dextrometorfano o la ketamina son sustancias calificadas como drogas de abuso.
  • El cloruro de etilo, spray anestésico usado por deportistas, y que inhalado en altas dosis es estimulante.
  • La ketamina, anestésico de veterinaria en desuso, a dosis elevadas produce sensaciones alucinatorias, en las cuales el cuerpo se disocia de la mente, el famoso viaje con túnel luminoso al fondo.
  • Últimamente, comenta el doctor Guayta, se está extendiendo el uso de un broncodilatador, el salbutamol, como euforizante y desinhibitorio, buscando un efecto parecido al del tetrahidrocannabinol (THC DE LA MARIHUANA).

Los que juegan con su vida

El perfil del abusador de medicamentos en España es muy variado, cambia mucho, pero los datos arrojan tres máximas definitivas, confirma Guayta: VARÓN, ADULTO Y AUTÓCTONO. Esto contrasta con los datos que llegan  del otro lado del Atlántico, donde se habla de jóvenes entre 15 y 18 años, y que abusan de medicaciones prescritas previamente por facultativos; de igual manera, la literatura americana, concreta ciertos abusos relacionándolos con determinados grupos de población de emigrantes, como por ejemplo, el abuso de la codeína por la comunidad Indo-pakistaní, y el misoprostol por la Latinoamericana.

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La conducta del usuario viene definida por las siguientes pautas: aumento progresivo de la dosis sin consultar al médico prescriptor, un uso de los fármacos para obtener otros efectos de los buscados a tenor de su patología o sintomatología, uso continuado de la sustancia a pesar de los posibles efectos adversos, y preocupación por la obtención del medicamento, estos últimos comunes a cualquier fenómeno de dependencia.

Según los datos arrojados por el OMA:

  • El 64,29% de los consumidores son hombres, mientras que un 35,71% son mujeres.
  • El 66,67 % son de origen nacional y el resto foráneos, destacando un 15,03% de personas procedentes de América Latina.
  • Un 46,10 % tiene entre 25 y 35 años.
  • Los fármacos más incriminados en conductas de abuso son los compuestos de codeína con un 15,91% de las notificaciones, el Misoprostol con un 11,82%, el Metilfenidato con un 10% y el Alprazolam con un 6,82%.
  • El 72,22 % de los individuos pretenden obtener el fármaco sin prescripción y en  un 19,4% de las veces la receta es supuestamente falsa o se ha manipulado.
  • En un 71,76% de las ocasiones el farmacéutico no dispensa el fármaco solicitado. En los casos en que sí lo dispensa la causa suele ser la no posibilidad de comprobar la falsedad de la receta, la intimidación, el tratarse de una especialidad médica publicitaria, etc

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¿Estamos protegidos?

Aunque teóricamente el mercado del medicamento en España se encuentra protegido y la nueva Ley del Medicamento prohíbe la venta de medicamentos por Internet, reservando a las farmacias su custodia y dispensación, la venta fraudulenta de fármacos por Internet es una práctica relativamente habitual, aunque prohibida. Asimismo, la nueva ley prohíbe la venta tanto por correspondencia como por procedimientos telemáticos, de medicamentos y productos sanitarios sujetos a prescripción médica, y dispone que la normativa de desarrollo regulará dichas modalidades de venta con respecto a los fármacos no sujetos a prescripción médica, garantizando su dispensación vía oficina de farmacia.

¿Y el futuro?

En estos momentos, el OMA pretende expandir su actividad de vigilancia epidemiológica al ámbito de toda Cataluña e iniciar alianzas estratégicas con otros profesionales de la salud para aumentar el número de notificadores centinela y mejorar la exhaustividad de sus registros.

Tanto Borrás como Guayta coinciden en que debe intensificarse el control sobre las prescripciones desde la Atención Primaria, así como una dispensación más alerta desde las Oficinas de Farmacia, al igual que una mayor diligencia por parte de la Administración en la persecución de la venta de Medicamentos fuera de las farmacias, legalmente establecidas y custodiadas por profesionales. En este sentido, la labor de centinela del Observatorio llega hasta Internet, el control de la red, de sus foros, es una fuente de información importantísima y también para detectar ventas fraudulentas de medicamentos, normalmente falsos.(farmacofiestas)

Respecto a la Industria Farmacéutica, Borrás destaca que ha acogido el proyecto del OMA con muchísimo interés, puesto que el detectar que un medicamento se ha usado de forma fraudulenta para obtener efectos nocivos para la salud del consumidor, traería consigo un escándalo muy negativo para ellos.

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Redacción Consejos

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