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Se denomina hiperventilación a aquella respiración más profunda y rápida de lo normal, que puede acompañarse de falta de aliento, sensación de ahogo o incluso rigidez muscular. En muchas ocasiones, es consecuencia del estrés emocional.
Cuando hiperventilamos se produce un aumento del impulso respiratorio, del esfuerzo muscular y del volumen de ventilación por minuto y provoca una disminución de la cantidad en sangre de dióxido de carbono o CO2. Esta disminución puede provocar a su vez aturdimiento, latidos cardíacos rápidos y causar falta de aire. También puede producir entumecimiento u hormigueo en las manos o en los pies, ansiedad, desmayos y dolor en los pectorales.
El síndrome de hiperventilación suele estar relacionado con la ansiedad o estar precipitado por acontecimientos que suponen estrés emocional, puede ocurrir a cualquier edad y en cualquier sexo, aunque es más frecuente entre mujeres jóvenes. En muchas ocasiones se relaciona con el trastorno de pánico: cerca de la mitad de los pacientes con trastornos de pánico presenta síndrome de hiperventilación.
No solo estrés
Pero la hiperventilación también puede aparecer cuando subyacen otros problemas y enfermedades: asma, enfisema pulmonar, trastornos metabólicos, enfermedades neurológicas o incluso estar causada por el consumo de ciertos fármacos.
Puede adquirir dos formas: aguda y crónica. Por lo general, el síndrome de hiperventilación agudo es desencadenado por estrés, ansiedad o un fuerte disgusto. Se presentan con disnea, algunas veces tan intensa como para ser percibida como asfixia. Se acompaña de agitación y sensación de terror o de síntomas como dolor torácico, parestesias (sensación de ardor u hormigueo en la piel), tetania (espasmos o rigidez de las extremidades), o incluso síncope. Los pacientes con síndrome crónico de hiperventilación tienen manifestaciones mucho menos llamativas y con frecuencia no son detectados; en estos casos podría tratarse de un problema constante en pacientes con otras enfermedades como asma, enfisema o cáncer de pulmón.
Algunas mujeres presentan problemas de hiperventilación durante el embarazo, que luego desaparecen cuando dan a luz.
¿Tiene tratamiento?
El tratamiento dependerá de la causa. Si esta es física se habrá de tratar la enfermedad de base. Cuando es causada por trastornos emocionales y los síntomas de hiperventilación son leves, puede bastar para controlarla con aplicar técnicas de respiración, medidas para reducir el estrés o técnicas de relajación. Cuando los síntomas son más graves, duran mucho tiempo o interfieren de forma importante en las actividades cotidianas, es posible que se necesite tratamiento farmacológico (con ansiolíticos, antidepresivos, litio…).