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Influye lo que comemos en la aparición de caries? ¿Podemos hacer algo contra el mal aliento y para proteger el esmalte dental y las encías? Nuestro nutricionista Eric Iges aclara todas estas dudas y nos da las claves para que la alimentación sea nuestra aliada a la hora de conseguir una boca sana durante “toda la vida”.
La caries dental se produce cuando la placa bacteriana que se forma en la superficie de los dientes convierte los azúcares libres presentes en los alimentos y las bebidas en ácidos (tanto los añadidos como los presentes de forma natural en la miel, siropes y jugos de frutas), provocando caries y destruyendo el diente con el paso del tiempo. Otras causas responsables de la formación de caries son una exposición insuficiente al flúor y un cepillado de dientes insuficiente, que no consiga eliminar la placa bacteriana.
Azúcar, ¿el malo de la película?
- Tanto en adultos como en niños, la OMS recomienda reducir la ingesta de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica total (menos de 25 g diarios de azúcar libre), bajo el axioma “a menor cantidad de azúcar libre ingerido, menor incidencia de caries dental”.
- En esta línea, recomienda evitar el consumo de refrescos azucarados.
- Evitra el consumo de bollería, galletas, gominolas y productos ultraprocesados con azúcar añadido en sus ingredientes.
- Evitar añadir azúcar de mesa en cualquiera de sus variedades a las preparaciones culinarias o alimentos.
- Respecto a los edulcorantes tipo sacarina, aunque la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reconoce a los edulcorantes bajos en calorías o sin calorías como una buena alternativa para fomentar una buena salud dental, ya que no son fermentables por las bacterias orales, en lo que se refiere al consumo de productos ultraprocesados la recomendación ideal es evitar tanto los que que contengan azúcar como como edulcorantes.
Reciprocidad con otras enfermedades
Existe una relación recíproca entre algunas enfermedades bucodentales y la salud general, como por ejemplo, la existente entre diabetes y periodontitis (enfermedad que afecta a las encías y huesos que sostienen los dientes, pudiendo ocasionar inflamación, sangrado, dolor y pérdida dental). De ahí que no sea casualidad que la mayoría de las enfermedades bucodentales puedan prevenirse modificando una serie de factores de riesgo, que también son comunes a los del cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades respiratorias crónicas. Estos factores de riesgo son fundamentalmente el tabaco y el alcohol, así como un patrón de dieta poco saludable, rica en azúcares libres. En general la dieta que protege los dientes y contribuye al buen estado de salud general es aquella que cumple con los siguientes requisitos:
- Debe ser una dieta equilibrada baja en azúcares libres, que incluya muchas frutas y hortalizas, así como legumbres, cereales integrales, pescados y mariscos, huevos, carnes magras y alimentos grasos saludables.
- La vitamina D facilita la absorción del calcio (presente en la leche, los yogures y el queso, además de en garbanzos, espinacas, calamares o brócoli) y el fósforo (presente en calabacines, legumbres, nueces, lácteos, pescados y huevos). Esta vitamina D, que se obtiene fundamentalmente de la luz solar, hace a nuestras encías y dientes mucho más fuertes frente las infecciones periodontales. La encontrarás en pescados azules, como arenques, salmón, caballa, sardinas o atún, ricos también en ácidos grasos omega 3.
- También los alimentos ricos en vitamina C ayudan a evitar la retracción de las encías. Está presente en frutas como la naranja, el pomelo, el kiwi o la mandarina, en verduras como el brócoli y en hierbas aromáticas como el perejil o los berros. Las fresas también estimulan la circulación de las encías.
- La bebida principal debe ser el agua y no refrescos o bebidas azucaradas.
- Debe reducir el consumo de alcohol y eliminar el tabaco en todas sus formas.
- Debe ser rica en flúor, promoviéndose el cepillado con dentífrico fluorado al menos dos veces al día. Aunque algunas aguas de grifo son muy ricas en este mineral, el agua embotellada debe elegirse preferentemente fluorada.
Halitosis, ¡échate a un lado!
Aunque el mal aliento o halitosis normalmente se asocia a infecciones, sequedad bucal (xerostomía), o a una higiene bucodental deficitaria, determinados alimentos como el ajo, la cebolla, los embutidos, los alimentos picantes y/o el consumo de tabaco y alcohol también pueden causar halitosis. Aunque el origen de este problema se sitúa en la cavidad oral, donde se almacenan las bacterias procedentes de los restos de comida, las dietas muy bajas en hidratos de carbono, como las llamadas dietas cetogénicas, pueden estar tras la aparición del mal aliento, ya que al producir cuerpos cetónicos como combustible energético para que nuestro cuerpo funcione, generan también acetona, que es excretada por la boca. Para combatir este trastorno, los alimentos ricos en zinc han demostrado ser buenos para combatir el mal aliento: pescados y mariscos, carne roja, huevos, lentejas y frutos secos como las almendras y anacardos. Igualmente, el agua, el té, la manzana, la naranja y el yogur, te ayudarán a hacerlo desaparecer.
Cuidado con los “tintes naturales”
- El esmalte también puede cambiar su coloración debido al consumo de determinados alimentos como el café, el principal alimento que tiñe nuestros dientes, debido a los taninos que presenta en su composición. Para reducir este efecto es recomendable tomarlo con leche añadida, por la caseína que contiene.
- Igualmente, el té causa efectos similares a los del café.
- Las bebidas carbonatadas, los chocolates negros, algunas verduras como las espinacas y la remolacha, algunas especias como el curry y el pimentón y los colorantes alimenticios pueden teñir los dientes, por lo que conviene evitarlos o lavarse los dientes inmediatamente después de consumirlos.
- El vino (en especial el tinto), por su elevado contenido en taninos y su carácter ácido, también actúan sobre el esmalte dental, erosionándolo.
- Salsas como la soja, el kétchup, o el vinagre balsámico también pueden ocasionar la erosión del esmalte dental.
- Los zumos cítricos, siendo recomendable priorizar el consumo de piezas de fruta entera y con piel, ya que al masticarlas potencian la producción salivar y el autolavado.
- El alcohol y el tabaco también han demostrado tener un importante papel en la tinción del esmalte dental.
EL MENÚ QUE PROTEGE TUS DIENTES
El siguiente menú debe ajustarse siempre a las cantidades y necesidades individuales de cada persona. En el menú de este mes no incluimos determinados alimentos que, pese a poder ser saludables, pueden tener cierto efecto negativo sobre el esmalte dental, o bien sobre la salud bucodental. Potenciamos el empleo de determinadas frutas y verduras menos ácidas y evitamos el consumo de productos ricos en azúcares libres (tanto zumos y fruta deshidratada, como alimentos ultraprocesados con ese azúcar añadido). El consumo de cafés e infusiones debería tenerse en cuenta. La leche presente en el menú podría combinarse con ellas para que tengan un menor efecto sobre el esmalte dental.
Día 1
Desayuno: tostada de pan integral con tomate, aceite de oliva virgen y sal. yogur natural. manzana lavada con piel. leche.
Almuerzo: ensalada de judias blancas y granada. huevo a la plancha. pan integral. *Evitamos empleo de vinagres en ensaladas.
Cena: Pollo con pisto de verduras. patatas al microondas con perejil.
Día 2
Desayuno: Mezcla de cereales integrales. leche. piña y queso fresco.
Almuerzo: Salteado de verduras a la boloñesa de soja texturizada. boniato «chips» al microondas o air fryer. manzana lavada con piel.
Cena: Lenguado a la plancha. patatas machacadas con espinacas.
Día 3
Desayuno: Yogur natural con copos de maíz, uvas y canela. leche.
Almuerzo: Ensalada de batata, manzana y pera. tortilla francesa con jamón cocido. pan integral.
Cena: Filete de ternera a la plancha. ensalada de tomate, maíz y sardinillas en aceite de oliva.
Día 4
Desayuno: Tostada de pan integral con tomate, aceite de oliva virgen y sal. yogur natural. manzana lavada con piel. leche.
Almuerzo: Ensalada campera con anchoas y huevo cocido. pera.
Cena: pavo adobado a la plancha. hummus con crudité de zanahoria.
Día 5
Desayuno: mezcla de cereales integrales. leche. piña y queso fresco.
Almuerzo: arroz integral con brocoli o bimi, zanahoria rallada, tomate natural y sepia. manzana lavada con piel.
Cena: pizza integral con base de tomate y queso mozzarella. añade champiñones, brocoli y pollo. ensalada variada.
Día 6
Desayuno: yogur natural con copos de maíz, uvas y canela. leche.
Almuerzo: ensalada de hélices de lenteja roja con granada, tomate, pepino, zanahoria, maíz, atún al natural y queso fresco.
Cena: «poke bowl» a base de arroz integral, heura, edamames, piña, zanahoria, aguacate y pepino.
Día 7
Desayuno: tortita con avena, huevo y plátano. leche.
Almuerzo: pure de legumbres. pollo a la plancha. pera.
Cena: merluza en papillote (calabacín, zanahoria y puerro). patatas asadas.