Intolerancia a la lactosa

La prevalencia de intolerancia a la lactosa en España se sitúa en torno al 30%. Sin embargo, los expertos alertan de la situación de autodiagnóstico que vivimos en el momento actual, y que puede poner en peligro nuestra salud.

No todas las molestias de estómago van a venir de una intolerancia a la lactosa. Sin embargo, a juzgar por la cantidad de gente que ha decidido prescindir de la lactosa en su vida y del auge que están teniendo en los supermercados los productos “lactosa free”, se diría que estamos asistiendo a un boom o moda que puede ser peligrosa, ya que el autodiagnóstico y la eliminación de los lácteos en la dieta sin control médico puede tener consecuencias negativas para la salud.

“La eliminación de la lactosa de la dieta no suele conllevar mayor problema si el paciente sólo restringe la lactosa y no los lácteos, un error que se comete con frecuencia. En cualquier caso, siempre es importante no hacer restricciones dietéticas sin una supervisión médica, sobre todo, para evitar errores diagnósticos que en algún caso pueden ser serios”, explica el doctor Federico Argüelles Arias, responsable del Comité Docencia y Formación de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y especialista del servicio de Digestivo del Hospital Virgen Macarena de Sevilla. Para este especialista, “todo aquel que tiene dolor abdominal, lo asocia a la toma de algún alimento que le ha sentado mal. Esto es lógico y no suele ocurrir nada si esos síntomas son ocasionales o en relación clara con algún producto. El problema puede venir cuando los síntomas son crónicos y repercuten claramente en el paciente. En ese caso, es fundamental hacer un correcto diagnóstico, ya que podemos considerar que el problema viene de una intolerancia y despreciar un problema más grave y serio que no sea tratable mediante una restricción dietética”.

La intolerancia a la lactosa se puede diagnosticar a cualquier edad y, aunque, clásicamente, se ha asociado a niños, se diagnostican muchos pacientes de esta intolerancia en la edad adulta. Por tanto, explica el experto, “no hay una edad más frecuente que otra, especialmente en los últimos años, en los que el diagnóstico es frecuente (se estima que un 30-40% de la población española puede ser intolerante a la lactosa)”.

Por qué se produce una intolerancia

La lactosa en el principal azúcar de la leche y los derivados lácteos, tanto de leche de vaca como de otros animales, aunque también se puede encontrar en otros alimentos o productos alimentarios, especialmente si están procesados. Según explican desde la FEAD, cuando tomamos lactosa, esta se degrada en el intestino gracias a una enzima llamada lactasa. Esta enzima, producida en el intestino delgado, desdobla la lactosa en dos azúcares sencillos, la glucosa y la galactosa, que son eficazmente absorbidos en el intestino delgado. Si la producción de lactasa es insuficiente, cuando se tome lactosa, ésta no se podrá absorber de forma adecuada en el intestino, es decir, se produce una malabsorción de lactosa que provoca la aparición de síntomas como diarrea, dolor abdominal, distensión abdominal, flatulencia y retortijones. A veces los síntomas son atípicos como náuseas o cefalea.

¿Y qué distingue la intolerancia de una alergia a la lactosa? La primera, explica el doctor Argüelles, se produce por un déficit enzimático, la alergia por un proceso inmunológico en el que, normalmente, están involucrados las inmunoglobulinas. Respecto a otras patologías del aparato digestivo por ejemplo el intestino irritable, diferenciarla de una intolerancia atendiendo a la sintomatología es difícil, “puesto que los síntomas son superponibles, de ahí que sea importante consultar con el especialista. Los pacientes con intolerancia a lactosa suelen quejarse de molestias abdominales, borborigmos y despeños diarreicos. Esto también suele ocurrir en pacientes con síndrome de intestino irritable”, aclara este especialista.

Pasajera o permanente

Según Federico Argüelles “normalmente, la intolerancia secundaria es pasajera, ya que suele estar inducida por un problema en la mucosa intestinal, que cuando se resuelve, hace que la enzima lactasa vuelva a aparecer y, por tanto, desaparezca esta intolerancia. Ejemplo de esto es, por ejemplo, la enfermedad celíaca que induce una atrofia vellositaria duodenal, que elimina la lactasa. Si se lleva a cabo una dieta sin gluten, las vellosidades se recuperan y con ello, la lactasa. En el caso de una intolerancia a lactasa primaria, el déficit es permanente”.

Si prescindo de la lactosa

¿Qué me puede pasar?

¿Qué me puede pasar?

  1. Por un lado, si eliminamos la lactosa de la dieta por nuestra cuenta, la enzima lactasa, necesaria para digerirla, va desapareciendo, lo cual agravaría el cuadro en caso de volver a ingerir lactosa. Aunque no es necesario conservar el total de la actividad de la lactasa para consumir productos lácteos y únicamente se necesita el 50% de actividad para digerir la lactosa, si los niveles de lactasa son bajos, aparecen dificultades para digerir la lactosa y síntomas tras su consumo.
  2. Por otra parte, dejar de consumir lácteos podría entrañar riesgo para la salud por déficit de calcio, vitaminas A y D, ácidos grasos y proteínas, que pueden derivar en falta de masa ósea, pérdida de peso y malnutrición. De modo que es esencial consumir otros productos ricos en estas sustancias. Su retirada en etapas de crecimiento supone un déficit de los macronutrientes y micronutrientes necesarios para el correcto desarrollo de tejidos, huesos, etc.

Diagnosticar correctamente

“Los métodos para el diagnóstico son varios, si bien, el más utilizado es el test de hidrógeno y metano que se basa en la excreción de hidrógeno o metano por el aliento tras no absorberse la lactosa a través del duodeno. En contacto con las bacterias, éstas forman hidrógeno o metano que sí se absorbe, pasa a la sangre y de ahí se excreta por el aliento”, explica el doctor Argüelles. Otra forma, añade, “es la medición de la glucosa en sangre tras administrar lactosa y, por último, la administración de gaxilosa que se digiere por la lactasa y se fragmenta en xilosa que se absorbe y excreta por la orina y galactosa que se excreta por las heces”.

El tratamiento es sencillo, consiste en evitar ingerir la lactosa. Ésta es un azúcar de la leche pero también se utiliza como aditivo y conservante en algunos alimentos, algo que hay que tener en cuenta para hacer bien la dieta.

¿Son convenientes los suplementos de lactasa?

Respecto a los suplementos de lactasa, el especialista en Digestivo explica que permiten aportar el enzima deficitario al paciente. Suelen hacer que el paciente no tenga síntomas si ingiere lactosa si bien eso va a depender de la cantidad de lactosa que ingiera y la cantidad de lactasa que tome. En general suele funcionar, señala, “aunque se indica que se tome sólo de forma ocasional y que, en la medida de lo posible, se lleve una dieta sin lactosa para evitar tener síntomas”.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...