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Aproximadamente un 30% de los españoles padece intolerancia a la lactosa, un tipo de azúcar presente en la leche de los mamíferos y en muchos alimentos preparados.

Así lo han puesto de manifiesto los expertos reunidos durante la Jornada sobre Intolerancia a la lactosa organizada por la Fundación Española del Aparato Digetivo (FEAD). Muchos de los pacientes consultan al médico por síntomas digestivos como dolor abdominal, meteorismo, distensión abdominal o flatulencias. Ello hace que eliminen la leche de su dieta de manera voluntaria sin pensar en las consecuencias que esta decisión puede tener sobre la salud. De hecho, según el doctor Francesc Casellas Jordá, presidente de FEAD, la leche y sus derivados son esenciales en la alimentación, al aportar proteínas de alto valor biológico, grasa, lactosa, minerales y vitaminas liposolubles, ademas de calcio y vitamina D, esenciales para el metabolismo óseo. También tiene efectos beneficiosos al disminuir las cifras de tensión arterial, control del peso y prevención de la obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, síndrome metabólico y cáncer. De ahí que los expertos recuerden que el autodiagnóstico y la eliminación de lácteos en la dieta sin control médico puede tener consecuencias negativas para la salud.

Síntomas

Los síntomas de la intolerancia a la lactosa son dolor abdominal, meteorismo, distensión abdominal o flatulencias, producida por la fermentación bacteriana en el colon de la lactosa no digerida, por una falta de la enzima llamada lactasa producida por el intestino delgado y encargada de su absorción. Otros síntomas menos frecuentes son las náuseas o el estreñimiento, además de síntomas sistémicos como cefalea, dolores musculares y articulares.

Hay que recordar que “en casos severos o totales de intolerancia, si no se detecta y se diagnostica correctamente, los problemas digestivos que provoca pueden dañar la mucosa y la flora intestinal y, a largo plazo, alterar la permeabilidad intestinal, lo que a su vez puede derivar en problemas de tipo alérgico o inflamatorio, así como en estados carenciales de nutrientes esenciales para nuestro organismo”, afirma el doctor Pedro Mora.

De tres tipos

  1. Intolerancia a la lactosa primaria, la más frecuente, se debe a la pérdida progresiva de la lactasa intestinal, puesto que con la edad, el intestino delgado tiende a producir menos cantidad de lactasa.
  2. Intolerancia a la lactosa secundaria, causada por alguna patología que daña la mucosa del intestino delgado como una gastroenteritis, la enfermedad de Crohn o la intolerancia al gluten, por lo que, una vez se trata la causa primaria y se regenera la mucosa intestinal, remite.
  3. Intolerancia a la lactosa congénita, muy rara, es la incapacidad completa de producir lactasa desde el nacimiento.

Razones para un diagnóstico correcto

“Debido a que los síntomas son comunes a otras enfermedades digestivas y se manifiestan de forma muy variable dependiendo de cada individuo, la intolerancia a la lactosa está infra o erróneamente diagnosticada, por lo que es fundamental concienciar sobre la importancia de un correcto diagnóstico”, explica el doctor Pedro Mora, Jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario La Paz de Madrid. Las pruebas diagnósticas que determinan la intolerancia son: pruebas genéticas, biopsia intestinal, el Quick test, el Test de aliento de H2, el Test tolerancia a la lactosa y el Test de gaxilosa en orina.

Picos de etiquetado intolerancia a la lactosaintolerancia

“Es fundamental que el intolerante a la lactosa sepa cuál es su nivel de intolerancia en cada etapa de su vida y qué alimentos contienen más o menos lactosa de forma natural o como aditivo. Eso le permitirá conocer en cada momento qué cantidad de lactosa puede tolerar su organismo y modificar sus hábitos alimentarios para evitar la aparición de los molestos síntomas asociados”, alerta Oriol Sans, presidente de ADILAC. “Es importante recordar que cualquier producto aparentemente sin lactosa, pues en su estado natural no lo contiene, puede incluir aditivos añadidos que lo conviertan en un producto no apto para intolerantes a este azúcar. Por eso, hay que leer siempre con atención la etiqueta de los ingredientes y preguntar al fabricante ante cualquier duda”, recomienda Sans.

Tratamiento

El tratamiento sustitutivo de lactasa representa el principal avance de la última década en el tratamiento de la intolerancia a la lactosa. Consiste en la administración de un suplemento de la enzima lactasa, que permite al organismo desdoblar la lactosa, evitando la aparición de los síntomas asociados. Debe tomarse justo antes de ingerir un alimento lácteo o cualquier otro alimento, medicamento, o plato elaborado que pueda contener lactosa en su composición.

 

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María José Merino

María José Merino

Sevillana de adopción y Granadina de nacimiento y de corazón, donde no dudo en escaparme cada vez que puedo. Licenciada en periodismo por la Universidad de Navarra, trabajé durante la carrera en los...