Manchas, quemaduras, sequedad....
Guía detallada para minimizar los daños causados por la exposición al sol y al aire libre.
Quemaduras, descamaciones, sensación de tirantez, extra-sequedad, moreno “acartonado”, manchas, aparición de nuevas arrugas y empeoramiento de las ya existentes… Son los daños colaterales que cada año dejan las vacaciones y el sol sobre la piel de rostro y del cuerpo. Un momento ideal para poner en marcha las pautas, técnicas y productos que forman parte de la estrategia de reparación post-sol.
Por muy bien que nos hayamos portado bajo el sol y aunque hayamos aprobado la “asignatura estival” de cuidado y fotoprotección de la piel, es casi imposible evitar que la epidermis acuse en mayor o menor medida los efectos negativos asociados al verano.
Por eso, en todos los casos, pero particularmente en aquellos en los que el bronceado haya dado paso a un tono opaco; nos hayamos quemado y/o pelado; la piel muestre signos evidentes de sequedad o hayan aparecido manchas cutáneas, es absolutamente imprescindible incluir cuidados específicos en la rutina cosmética diaria.
El precio que pagamos
La rojez y/o quemadura es la “huella” más visible e incluso “escandalosa” que la exposición al sol deja en la piel, pero no es ni mucho menos ni la única ni la más grave. Así lo recuerda la doctora Mercè Campoy, miembro de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) y directora de la clínica de Medicina Estética que lleva su nombre: “En muchos casos, puede ser que el daño sea invisible, lo que no quiere decir que no exista”, dice la experta, quien describe los impactos más significativos en la piel derivados de una exposición prolongada y, en ocasiones inadecuada, al sol durante las vacaciones:
- Quemaduras solares: “La exposición excesiva a los rayos UVB puede provocar quemaduras solares más o menos dolorosas, que son un signo de daño inmediato en la piel”.
- Pigmentación irregular: “La fotoexposición prolongada favorece la formación de manchas solares o lentigos, causados por un aumento de la producción de melanina en la piel”.
- Daño en el ADN: “Los rayos UVB pueden dañar directamente el ADN de las células cutáneas, lo que a su vez aumenta el riesgo potencial de desarrollar un cáncer cutáneo a largo plazo”.
- Envejecimiento prematuro: “Los rayos UVA tienen la capacidad de penetrar profundamente en la piel, descomponiendo el colágeno y la elastina, lo que favorece la formación de arrugas y la pérdida de firmeza”.
SOS: Hidratación + nutrición + reparación
“Teniendo en cuenta todos estos efectos se explica por qué seguir unas rutinas específicas de cuidado de la piel tras la fotoexposición es una medida fundamental para abordar y reparar los efectos dañinos del sol a nivel cutáneo”, indica la doctora Campoy. Estas son, según la experta, las coordenadas del plan de cuidados que hay que “activar” siempre tras la exposición al sol:
- Atención post solar inmediata: En esta época, hay un nuevo hábito o gesto cosmético que se debe incorporar a la rutina diaria: “Inmediatamente después de la exposición solar hay que someter a la piel a una limpieza suave primero y a la aplicación de cremas hidratantes y calmantes después”.
- Hidratación y regeneración profundas: Mantenerse bien hidratado es crucial para asegurar el buen estado cutáneo: “La hidratación adecuada ayuda a reparar y renovar la piel. Y debe hacerse desde dos frentes: interiormente, bebiendo unos dos litros de agua al día; y de forma tópica, tanto en casa, con productos cosméticos, como en los centros de estética, recurriendo a tratamientos como los protocolos de hidratación profunda, la mesoterapia facial (con cócteles de vitaminas y ácido hialurónico) o los peelings regenerativos”.
- Imprescindibles, los productos antioxidantes: Mercè Campoy explica que los ingredientes antioxidantes como la vitamina C ayudan a combatir el daño causado por los radicales libres y mejoran la apariencia de la piel. “Eso sí, antes de introducir este ingrediente en la rutina de belleza hay que tener en cuenta que lo mejor es que esté prescrito por un profesional, de forma que se adapte a las necesidades específicas de cada piel”.
- Exfoliación sí, pero controlada: Aunque muchas personas creen que la piel que ha estado expuesta al sol no debe exfoliarse (con la idea de que este gesto podría resultar agresivo), lo cierto es que no sólo es posible, sino que se trata de la mejor forma de prolongar el bronceado. Así lo aclara la doctora Campoy: “La exfoliación suave elimina las células muertas y mejora la textura de la piel, pero debe hacerse con moderación y bajo los consejos de un experto en el cuidado cutáneo. La frecuencia recomendada es de una vez por semana”.
- Protección solar non stop, continua y 365: La experta advierte de que, aunque el verano termine, el sol sigue siendo un factor de riesgo, “por eso, utilizar protector solar de amplio espectro con un SPF adecuado es esencial para prevenir daños futuros. Y hay que utilizar este producto los 365 días del año, incluso si el cielo está nublado, llueve, etc.”.
- Consulta médica post-verano: Una buena costumbre que todos deberíamos adoptar es acudir a un dermatólogo médico al finalizar la época de la fotoexposición, “de forma que este profesional realice una evaluación del estado de la piel y compruebe si han surgido nuevas manchas, si alguna ha cambiado de forma, etc.”, dice Mercè Campoy.
Hidratante corporal: tres errores a enmendar
La hidratación facial es una asignatura que la mayoría tenemos más o menos aprobada, pero no ocurre lo mismo con la aplicación de la hidratante corporal, un hábito que si bien es imprescindible durante todo el año, resulta “vital” literalmente tras la exposición al sol para reparar, nutrir y rehidratar la piel y devolverle el “malestar” perdido.
“A menudo olvidamos la importancia de brindarle a la piel de nuestro cuerpo los mismos mimos y atenciones que le prodigamos a la del rostro. Es asombroso cómo dedicamos tiempo y recursos al cuidado facial, incluyendo hasta siete pasos (entre limpieza y nutrición), mientras descuidamos la piel que cubre el resto de nuestro cuerpo”, explica la cosmetóloga Paola Gugliotta, máster en genética y directora de Estrategia y Desarrollo de The Today Project.
Al propósito de este “desinterés”, la experta identifica los tres errores más frecuentes (“e imperdonables”, apunta) que se cometen a la hora de hidratar la piel del cuerpo y que urge enmendar, especialmente cuando se trata de los cuidados post-sol:
- Subestimar la importancia de este gesto. La hidratación es fundamental para que la piel esté suave, flexible y saludable, precisamente las cualidades que escasean tras la exposición al sol. “A esto hay que añadir que el uso diario y excesivo de jabones contribuye al desgaste de la barrera natural de protección cutánea. Teniendo en cuenta la práctica habitual del baño/ducha diarios (cuya frecuencia suele aumentar en verano), es crucial reponer los lípidos, ceramidas y otros activos esenciales que componen esa barrera protectora. Y la mejor forma de hacerlo es aplicar crema siempre después de la ducha”.
- La “falsa ilusión” de los aceites corporales. Aunque se trata de productos con muchos beneficios para la piel del cuerpo, en opinión de Paola Gugliotta, existe una cierta “obsesión” alrededor de los aceites corporales: “Quizás sea debido a que son fáciles de aplicar y proporcionan una sensación de suavidad instantánea. Sin embargo, debemos tener en cuenta que los aceites corporales no proporcionan hidratación real a nuestra piel. Si bien pueden nutrirla y suavizarla, dejan una gran parte de las necesidades de hidratación desatendidas (algo especialmente perjudicial para una piel que ha estado sobreexpuesta al sol). Por tanto, es necesario complementar el uso de estos productos con cremas o lociones, según las necesidades de hidratación, que realmente aporten los activos acuosos que contribuyan al factor natural de hidratación de la piel para obtener resultados óptimos y repararla tras el ‘desgaste’ veraniego”.
- Descuidar las áreas “delicadas”. Al aplicar la hidratante corporal hay que tener en cuenta que la piel del cuerpo tiene diferentes necesidades de hidratación y cuidado. “Por ejemplo, la piel de los codos y de las rodillas tiende a ser más áspera y seca. Por eso, además de utilizar una crema base en todo el cuerpo, es importante realizar exfoliaciones regulares para eliminar las células muertas y favorecer una mejor absorción de la hidratación en estas zonas. Asimismo, es fundamental utilizar productos específicamente formulados para las necesidades de cada área, garantizando así un cuidado completo y efectivo de la piel corporal”, comenta la experta.
Ese oscuro souvenir…
De acuerdo con un estudio liderado por el doctor Carlos Ferrándiz, jefe de Dermatología del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), el 23,5% de los españoles tienen manchas en la piel debido a una excesiva exposición al sol. Y en la misma línea, los resultados de una investigación llevada a cabo por la Universidad de Göttingen (Alemania) revelan que tanto las manchas como el tono desigual de la piel nos puede hacer aparentar hasta 5 años más de edad.
En relación con esto, la dermatóloga Andrea Combalia, del Hospital Clinic de Barcelona y colaboradora de Laboratorios Viñas, emite un “veredicto” muy claro: “Las manchas son del sol, no de la edad”. De hecho, tal y como explica esta experta, la piel de una persona que ha tomado el sol sin la suficiente protección desde la adolescencia, a los 30 años empieza a mostrar las consecuencias indeseadas en la dermis, y las manchas solares son las principales manifestaciones de este efecto negativo.
La doctora Combalia comenta que esto es debido a que cuando tomamos el sol durante un tiempo prolongado sin fotoprotección, el nivel de melanina aumenta, favoreciendo la aparición de manchas. Y en caso de tener ya una mancha cutánea, sea del tipo que sea, la exposición al sol hará que su aspecto empeore (se volverá más grande, más oscura…). “Asimismo, no debemos olvidar que, en las mujeres, las hormonas pueden jugar un papel activo en el aumento de la melanina, tanto durante el embarazo y la menopausia como cuando se está siguiendo un tratamiento hormonal”, apunta la dermatóloga.
Hay distintos tipos de manchas, pero la más relacionada con la exposición solar es el lentigo: “Son manchas en forma de puntos de color marrón y superficie rugosa o descamativa, que aparecen en zonas expuestas al sol: rostro, escote y manos, y se desarrollan con más frecuencia con la edad”, dice Andrea Combalia. La mejor manera (y, de lejos, la más eficaz) de prevenir la aparición de manchas es el uso de protector solar con un alto factor de protección (SPF) y de amplio espectro, que ofrezca una protección profunda frente a diferentes radiaciones solares (UVA, UVB), sobre todo para las pieles con tendencia a mancharse.
Manchas: el día después
Pero, ¿qué hacer una vez las manchas hacen acto de presencia en la piel? Andrea Combalia señala que existen soluciones desde dos “frentes”:
En casa: Cosmética despigmentante
El tratamiento domiciliario de las manchas consiste en una estrategia en doble sentido: continuar y/o reforzar la protección solar y utilizar productos específicos de acción despigmentante. “Estos productos reducen las manchas, unifican el tono de la piel y previenen los signos de envejecimiento cutáneo”. Actualmente, firmas como Tanit ofrecen gamas específicas que permiten tratar las manchas de forma aún más precisa, según su localización:
- Manchas dispersas: Se manifiestan en el rostro de manera generalizada, abarcando una gran extensión en una zona concreta o en distintas zonas. Son más frecuentes con la edad, ya que el envejecimiento se asocia a un desajuste del proceso por el que la melanina actúa como fotoprotector natural. “En este caso, hay que optar por un tratamiento a nivel integral, que cubra todas las necesidades del rostro: aclarar las manchas, prevenir su reaparición, hidratar y tratar los signos de envejecimiento”, dice la dermatóloga.
- Manchas localizadas: Son aquellas en las que la melanina se concentra en un punto determinado. De tamaño pequeño, suelen aparecer en el labio superior, las mejillas, el cuello, el escote y el dorso de las manos. Se caracterizan por ser poco numerosas, muy localizadas y más visibles en verano, y tienen la ventaja de que, utilizando un tratamiento de choque adecuado, pueden llegar a desparecer poco tiempo después del periodo de exposición solar. Los productos despigmentantes diseñados para este tipo de manchas están formulados en formato stick o similar, para facilitar su aplicación directamente sobre la mancha a tratar.
En la consulta: Tratamientos específicos
La doctora Combalia explica que los profesionales de la dermatología tienen en su mano varias opciones que pueden ayudar a resolver este problema cutáneo: “Entre ellos destaca el tratamiento tópico médico oral, que combina activos despigmentantes: el tratamiento con láser o IPL, combinado con otros productos de mantenimiento; o el peeling químico o mascarilla médica, que elimina las capas superiores de la piel y utiliza ingredientes activos como los ácidos glicólico, mandélico, salicílico o láctico, entre otros”.
Cuello y escote: zonas de alto riesgo
Aunque el escote es una de las zonas corporales en las que el bronceado resulta más favorecedor, suele ser una de las grandes olvidadas antes, durante y después de la exposición solar, lo que tiene consecuencias bastante evidentes, teniendo en cuenta su piel es más fina y posee menos glándulas sebáceas que la del rostro, de ahí que sea una de las primeras áreas corporales en mostrar los signos de envejecimiento en forma de arrugas, flacidez, tono desigual y manchas.
David Fernández Polo, skincare education specialist de Paula’s Choice, destaca la importancia de proporcionar a cuello y escote la atención necesaria no sólo para prevenir los signos de la edad sino también para que su piel mantenga un aspecto luminoso y saludable. Por suerte, cumplir con esta recomendación es fácil ya que, como señala este experto, si los productos que se están utilizando para el rostro tienen una serie de características (cuentan con evidencia científica y que no contienen activos irritantes como fragancias y alcoholes), con extender su aplicación sobre esta zona es suficiente.
Asimismo, Fernández Polo ofrece tres consejos esenciales para preparar y rejuvenecer la piel de esta zona después de las vacaciones:
- “Teniendo en cuenta su menor grosor, es recomendable aplicar los productos más despacio que en otras zonas, como el rostro, extendiéndolas sobre la piel entre dos y tres veces por semana”.
- Protegerla siempre del sol aplicando y reaplicando a diario un protector solar de amplio espectro con SPF 30 o superior. “Recuerda que el roce con la ropa puede afectar al grado de protección”, apunta el experto.
- Incorporar en la rutina de cuidados habitual un buen producto con vitamina C y otro específico antienvejecimiento, para prevenir y minimizar los signos de envejecimiento en cuello y escote. “La vitamina C es fantástica para reducir manchas, iluminar el tono de la piel e incrementar la protección frente a los factores ambientales. A su vez, ingredientes antiaging, como los péptidos, reducen las arrugas, mejoran la elasticidad y combaten la pérdida de firmeza”.
-Productos:
1-Anti Pigment Dual Serum, de Eucerin. Cóctel de ingredientes activos entre los que destaca el Thiamidol, que contrarresta y revierte la hiperpigmentación, reduciendo así la formación de melanina.
2-Repaskin Urban 365 Despigmentante, de Sesderma. Fotoprotector en textura crema, especialmente formulado para prevenir y reducir las manchas.
3-Dermo Peel, de Farma Dorsch. Exfoliante con niacinamida para rostro y cuerpo, que no necesita aclarado y permite prolongar la duración del bronceado.
4-Tanit Fluido Despigmentante SPF 40, de Laboratorios Viñas. Crema de uso diario con efecto despigmentante en un 90% que unifica el tono de la piel en un 86%.
5-Crema Especial Zonas Castigadas, de Saluvital. Producto “curativo” que devuelve la hidratación y la elasticidad a la piel de codos, rodillas y talones.
6-Lifactiv Serum B3, de Vichy. Con un 14% de activos con propiedades antimanchas y antiedad y homogeneizadoras del tono cutáneo, ayuda a reducir la intensidad de las manchas.

