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La dermatitis atópica es una patología cutánea inflamatoria, que se inicia en la infancia y puede ir asociada o no a otros síntomas atópicos, como el asma y/o la rinoconjuntivitis. Nos lo cuenta uno de nuestros farmacéuticos suscriptores, Ricardo M. Serra López-Matencio, vocal de Dermofarmacia del COF Albacete y experto en esta patología.
Aunque la base de la dermatitis atópica es la inflamación de la piel, eczema, factores internos (del propio organismo) y externos (sustancias irritantes, temperaturas, rascado, etc…), hacen que las lesiones se liquenifiquen (la piel se haga gruesa y rugosa) y se sobre infecten al hacerse heridas por el rascado y por la propia sequedad de la piel.
El curso es crónico y se manifiesta con brotes intermitentes alternándose con fases de remisión. Los factores implicados en la aparición de la dermatitis atópica pueden ser fisiológicos (disfunción de la barrera epidérmica), genéticos, inmunológicos y ambientales.
Qué es la dermatitis atópica: síntomas a cada edad
Los síntomas y signos característicos de la DA son: prurito intenso en todos los pacientes (picor), Xerosis (piel seca), eritema, exudación, descamación y escoriaciones. Esto se debe a que la barrera cutánea se encuentra alterada, la piel pierde mayor cantidad de agua, con lo que aumenta la sequedad de la piel, que a su vez responde muy mal al frío y al calor. Las lesiones en la piel no son las mismas en todas las edades, cambian de aspecto y localización según la edad:
BEBES/LACTANTES | Mejillas y rostro, cuero cabelludo, tronco y extremidades. |
NIÑO | Flexuras de codos y rodillas, pliegue de la muñeca, nuca, zona perioral, mejillas, dorso manos y pies. |
ADULTOS | Flexuras de codos y rodillas, mejillas y rostro, cuello, dorso manos y pies. |
La importancia de un buen diagnóstico
El diagnóstico de la DA debe llevarse a cabo por un médico, ya que aunque se trata de una enfermedad “molesta”, se puede controlar siguiendo los consejos y orientaciones del dermatólogo, del pediatra y del farmacéutico. Es muy importante tener en cuenta que no se controla con fórmulas mágicas ni con lo que usa o usó el vecino. Sólo el médico y el farmacéutico experto en dermofarmacia pueden orientar adecuadamente sobre lo que conviene a cada paciente.
Además, la implicación del paciente y de los padres o familiares en el autocuidado es esencial en la mejora de la dermatitis atópica. La constancia en la aplicación de la crema hidratante, el cuidado en el aseo, y el reconocimiento de cada fase de la enfermedad (eccema, piel seca…), es esencial para que el tratamiento resulte eficaz.
A su vez se debe perder el miedo al uso de medicamentos pautados, corticoides e inmunomoduladores. Que bien administrados dan resultados muy satisfactorios.
Otro factor a tener en cuenta es el factor psicológico. El 50% de los pacientes con DA padecen episodios de depresión o ansiedad, por lo que la familia y el psicólogo juegan un papel muy importante también aquí.
El farmacéutico deberá derivar al médico si el paciente no está diagnosticado o no responde al tratamiento, también si sospecha de una sobreinfección y si coinciden brotes de atopía y varicela.
El consejo
farmacéutico
- HIDRATACIÓN: se debe aplicar siempre un emoliente específico para DA después del baño sobre la piel húmeda con un suave masaje. Igualmente hay que evitar emolientes en zonas de brote cuando hay tratamiento farmacológico tópico.
- HIGIENE: es mejor el baño que la ducha, así como la utilización de limpiadores sin jabón (SYNDETS). Otras pautas de higiene son: el secado sin fricción, el mantenimiento de las uñas cortas y aseadas y el cambio frecuente de pañal.
- FUERA DE CASA se debe evitar el exceso de sudoración y usar siempre un fotoprotector indicado para dermatitis atópica.
- En cuanto a la VESTIMENTA, se debe usar ropa de algodón o lino y evitar lana, tejidos sintéticos y etiquetas interiores. Se debe lavar sin usar lejía o suavizante.
- ALIMENTACIÓN: es mejor prolongar la lactancia materna y mantener una dieta equilibrada.
- En el HOGAR, hay que procurar evitar ambientes secos y cambios bruscos de temperatura. Ventilar las habitaciones, eliminar polvo con paño húmedo y aspiradora. Restringir el uso de alfombras, moquetas edredones de plumas, peluches y mascotas.