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Una de las armas estético-cosméticas más poderosas que tenemos a nuestro alcance es el maquillaje. Sin embargo, no siempre lo sabemos utilizar correctamente. Para sacar todo el potencial al labial, el colorete, las sombras de ojos y demás componentes del neceser de “chapa y pintura”, hemos preguntado a los expertos en maquillaje de farmacia.
Sombra aquí, sombra allá… Sí, los productos de maquillaje son unos de los cosméticos más atractivos que existen y cumplen una función que va mucho más allá de la meramente estética. Ahora bien, para sacarles todo el partido hay que tener en cuenta factores como el tono de la piel, el color de los ojos y del cabello, la época del año y, sobre todo, la edad, ya que son determinantes a la hora de aplicar los principales productos para ojos, labios y rostro. Aquí tienes un manual de uso, disfrute… y camuflaje.
Preparar la piel
⊕ Como punto de partida y gesto imprescindible para lucir un maquillaje en perfectas condiciones y con un acabado natural (evitando así el efecto máscara) hay que preparar la piel. La doctora Elia Róo, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), recomienda para ello asegurarle (una vez se ha limpiado perfectamente) una adecuada hidratación. En la misma línea, los expertos de Laboratorios Uriage señalan que, antes de aplicar el maquillaje es fundamental hidratar la piel en profundidad, ya que con ello se consigue, por un lado, proteger la epidermis y mejorar el tono y, por otro, que el maquillaje se extienda y, también, se retire mejor.
⊕ El siguiente paso es elegir el producto adecuado, y en este sentido, las líneas que se pueden adquirir en las oficinas de farmacia “juegan con ventaja”, ya que cumplen todos los requisitos que garantizan su seguridad y eficacia, además de ofrecer muchas opciones para las pieles problemáticas (sensibles, atópicas, acenicas…). “Hay que cerciorarse de que se utilizan productos debidamente controlados y, a ser posible, que incluyan especificaciones como “hipoalergénicos” o “testados dermatológicamente”, ya que el uso de maquillajes que no respondan a los estándares de calidad puede producir dermatitis, irritativas o alérgicas, así como reacciones acneiformes. Además, si la persona tiene alergia a algún componente, sobre todo a algún pigmento, podría desencadenarse una reacción cutánea más extensa, no sólo en la zona en la que se aplicó el producto”, comenta la doctora Róo. En los casos de la piel muy sensible, la especialista aconseja hacer una prueba de maquillaje en la piel del antebrazo durante varios días y comprobar que no la irritan. “Las personas que padecen acné o tienen una piel muy grasa, deberían evitar los maquillajes oclusivos, ya que podrían ocasionar un empeoramiento, es decir, hay que evitar aquellos que sean muy cubrientes”. Para aportar color y buen tono al rostro, además de las bases de maquillaje tradicionales (en textura fluida o compacta), también se recurre a productos como las hidratantes con color (las más novedosas en este sentido son las CC Creams) y aquellas que, además de ofrecer nutrición a la piel, tienen un efecto rejuvenecedor y unifican el tono.
→ El plus: para conseguir un acabado natural que proporcione un look saludable, lo mejor es optar por bases de maquillaje de textura satinada, que añaden un plus de frescor, y huir de los fondos muy mates, que tienden a “acartonar”.
Corrector: el gran aliado
Es uno de los cosméticos que ofrecen más posibilidades y, también, de los que peor se utilizan. Olga Pastukhova, maquilladora oficial de Beter, nos da las pautas básicas para usarlo de forma adecuada:
⊕ “Habitualmente el corrector se debe aplicar antes del maquillaje aunque si, por ejemplo, se realiza un maquillaje de ojos muy intenso, es recomendable hacerlo después o acabar de retocar el corrector tras haber maquillado los ojos. Lo importante es aplicar la cantidad correcta de producto y hacerlo siempre con los dedos, ya que de esta forma lo calentamos y favorecemos que se funda mejor en la epidermis. Posteriormente, para terminar de difuminarlo, podemos utilizar una esponja de maquillaje”.
⊕ En cuanto al color, la maquilladora recomienda elegir un tono de corrector más oscuro del tono natural de la piel del rostro y aplicarlo solo en la zona más oscura de la ojera, “es decir, entre el área que va desde un poco más arriba del lagrimal hasta un poco menos de la mitad del área de la ojera. Hay que evitar extender el corrector hasta la sien, ya que ahí es dónde debe ubicarse otro producto (parecido pero no igual): el iluminador, que tiene que ser de un tono más claro que el color de la piel”.
→ El plus: el iluminador sirve para destacar las zonas más favorecedoras del rostro y minimizar la apariencia de cansancio. Se debe aplicar en muy poca cantidad y a base de pequeños toques. Las zonas en las que suele usar son: debajo de las cejas; desde el tercio exterior del ojo hasta la sien; en línea, desde la mitad de la frente hasta la nariz; en el arco de Cupido (justo debajo de la nariz) y en la barbilla. Lo ideal es aplicarlo al final del maquillaje, como toque final.
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