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Ya están aquí las vacaciones, el descanso, el relax y la “amnesia temporal” respecto a las obligaciones de todo el año. Pero el dolce far niente no puede hacernos olvidar todas las precauciones que hay que tener respecto a los efectos negativos del sol. La hidratación y la reparación son las claves para no bajar la guardia… y evitar daños colaterales.
Paradójicamente, los consejos de protección frente a los efectos nocivos del sol son objeto de una especie de sprint de interés en las semanas previas a las vacaciones, pero una vez en el lugar de destino, es como si ese “modo alerta” frente a los estragos de la radiación se contagiara del relax integral que flota en el ambiente, diluyéndose y difuminándose. ¿El resultado? Desde deshidratación corporal y capilar a un antiestético moreno “acartonado” –en absoluto favorecedor- pasando por rojeces y, en el peor de los casos, quemaduras en la piel.
Para reactivar esta alerta y, también, para poder seguir un guion infalible que permita tener muy claro qué hacer y qué no bajo el sol, la farmacéutica Inmaculada Canterla, especialista en Dermocosmética y directora de la Clínica Cosmeceutical Center, ofrece las claves “para no olvidar” en vacaciones y que garantizan el mantenimiento de una piel sana y radiante durante las vacaciones.
Belleza en vacaciones: reajustes varios bajo el sol
“En esta época del año hay que adaptar el tratamiento tópico (en cuanto a texturas y formulación) a un clima con más temperatura: mi consejo es utilizar formulaciones más ligeras y líquidas, para así no saturar la piel con aceites”, dice la experta.
Respecto a la suplementación oral para conseguir un bronceado más sano y reparar “desde dentro” la piel, Inmaculada Canterla se muestra partidaria de este tipo de productos “siempre que sea con orden y criterio. La nutricosmética solar oral es un gran complemento para la protección de uso tópico, por lo que supone una elección idónea para esta época del año y también para evitar la aparición de alergias solares o de nuevas manchas”.
Antes de ir a la playa: limpieza y “blindaje”
Por muy bronceado que sea el tono que va adquiriendo la piel, desde el primer hasta el último día de vacaciones se deben realizar una serie de gestos antes de exponerse al sol y que nos recuerda Inmaculada Canterla: “Hay limpiar la piel en profundidad, hidratarla y aplicar el filtro solar al menos media hora antes de la exposición solar”. Canterla hace hincapié en que, en este caso, están desaconsejadas las fórmulas con vitamina C o vitamina A antes de ir a la playa y explica el por qué: “La vitamina C, aunque es imprescindible en verano, debe estar bien prescrita para que no produzca irritación en la piel, favoreciendo la fotosensibilidad. En cuanto a la vitamina A, en verano solo debe aplicarse de noche, nunca de día”.
After sun: devolver la hidratación perdida… y mucho más
No hay excusas que valgan: al after sun es un producto imprescindible e insustituible después de una jornada bajo el sol. Lo dice Patricia Cuenca, directora técnica del Centro Oxigen: “La fotoprotección debe acompañarse siempre de una reparación después de la exposición solar, y también de una hidratación intensa y diaria. El aloe vera y la rosa mosqueta son extraordinarios ingredientes aliados para reparar la piel después de la playa o la piscina. Y durante todo el verano, mañana y noche, hay que intensificar la hidratación con un buen producto hidratante en versión crema o en aceite”.
Además, el after sun alivia el ardor y el enrojecimiento producido por el sol, suaviza la piel (cuyo grosor aumenta como consecuencia de la inflamación que produce la radiación solar), evita la descamación (el antiestético “pelado”) y es la mejor forma de prolongar durante más tiempo el bronceado adquirido.
En cuanto a las texturas, las actuales cremas ligeras distan mucho de sus antepasados post sol, en su mayoría densos y muy untosos. Triunfan las que se presentan en formato spray, tanto por su facilidad de aplicación como por su rápida absorción y la sensación de confort que proporcionan. El manual de uso del after sun no es muy distinto del que se sigue para el resto de los productos hidratantes y reparadores: se aplican tras la ducha, sobre la piel perfectamente limpia. Su efecto se potencia si se exfolia la piel una vez a la semana, para arrastrar las células muertas de la capa más externa de la piel y reavivar el bronceado. En el caso de la piel del cuerpo, se puede alternar con la hidratante corporal habitual, mientras que en el rostro, el mejor complemento es aplicar una mascarilla hidratante una o dos veces por semana (las de textura gel están especialmente indicadas en esta época del año).
SOS cabello: un gran olvidado (y el más perjudicado)
Tan importante como proteger la piel frente a los rayos solares es adaptar los cuidados capilares a los rigores estivales ya que, además de los efectos del astro rey, hay otros factores (cloro, sal, viento…) que lo dejan especialmente vulnerable y le restan hidratación, cuerpo, “vida” y color. Como explica el doctor Carlos Portinha, director médico del Grupo Insparya, para minimizar los efectos de estos agresores capilares estivales “es fundamental hidratar el cabello con productos que mejoren la estructura capilar y que devuelvan el brillo, prestando mucha atención a la formulación. El colágeno es un ingrediente siempre bienvenido, ya que fortalece el cabello, ayudándolo a crecer”.
El peinado también cuenta: “En verano, los recogidos triunfan por su comodidad, pero es un estilo que daña el pelo, especialmente si aún está húmedo. La tensión continuada sobre el cabello, ya sea por las gomas o por los cepillos demasiado agresivos, puede ser también causa de caída (la llamada “alopecia por tracción”). En cualquier caso, si se usan elásticos para recoger el pelo es importante vigilar el material del que están hechos. Son preferibles los de silicona y los que están revestidos de un material que no dañe el cabello”.
Tras exponer el pelo al sol, al mar o a la piscina, Carlos Portinha recomienda lavarlo con agua tibia o fresca, “ya que el agua caliente lo deshidrata y perjudica las proteínas capilares”. E igual de importante es “pasar el pelo por agua” antes de entrar en la piscina, un gesto que hace que el cabello absorba menos agua y, por tanto, que quede menos expuesto a sustancias como el cloro, que altera y perjudica la queratina capilar.
Por otro lado, y aunque en verano lo mejor es secar el cabello al aire, hay que evitar la humedad del cuero cabelludo, siendo el secador la mejor alternativa para ello, siempre y cuando se mantenga a un palmo de distancia de la cabeza, con aire frío o primera posición de calor.
Y, de igual forma que se hace con la piel, es importante el uso de protectores solares con regularidad, aplicándolos según las indicaciones de cada producto para que así la barrera física que aportan al cabello se mantenga siempre activa. “Los más adecuados son aquellos con filtros UV e ingredientes naturales y suaves que no agredan al cuero cabelludo, sino que lo protejan”.
Asimismo, algunos solares capilares también incorporan agentes protectores frente al cloro, ofreciendo una protección más completa al cabello, hidratándolo y reparando las fibras. “Estos productos crean una película que protege al cabello frente al sol, la deshidratación y la pérdida de color que puede causar el contacto con el cloro”.