Si con una enfermedad reumática te dijeran que el ejercicio físico reduce el dolor y la fatiga, disminuye la inflamación y mejora la situación funcional y la calidad de vida, ¿te ibas a quedar en casa? La campaña Reumafit te invita a llevar un estilo saludable en el que el que el ejercicio ocupa un lugar fundamental.

Numerosos estudios han demostrado que la actividad física y el ejercicio son seguros y tienen importantes beneficios para los pacientes con enfermedades reumáticas. “Siempre y cuando se realice con control y pautado por profesionales, no va a tener efectos secundarios para los pacientes, sino todo lo contrario, siendo este el principal tratamiento no farmacológico que deberían seguir los pacientes reumáticos”, explica la doctora Raquel Almodóvar, reumatóloga del Hospital Fundación Alcorcón y una de las coordinadoras del proyecto Reumafit, de la Sociedad Española de Reumatología, para el fomento del ejercicio en estos pacientes. Además de disminuir los síntomas propios de estas patologías (dolor, fatiga…), disminuye la inflamación y mejora su situación funcional y su calidad de vida, “evitando los problemas derivados del sedentarismo y la inactividad física, que pueden traer consigo otras enfermedades como obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares, etc”.

Cuánto y cómo hacerlo

Sin embargo, a pesar de sus beneficios, sólo un 35% alcanzan los mínimos de actividad física recomendados por la OMS. “La recomendación general consistiría en practicar, al menos, 150 minutos semanales de actividad física aeróbica si es moderada, o 75 minutos si es vigorosa o una combinación de ambas, así como, realizar ejercicio de fortalecimiento de los grandes grupos musculares al menos dos días a la semana. Y tener en cuenta que, si se está sentado muchas horas, se puede compensar, parcialmente, con actividad física adicional”, explica la doctora Almodóvar. “Los efectos negativos del sedentarismo se pueden reducir parcialmente si se realiza actividad física, pero sólo se eliminan en aquellos que practican habitualmente un alto nivel de actividad física moderada, por lo que es muy importante mantener una vida activa”. 

Enfermedad reumática: los riesgos de estar todo el día sentado

  1. Estar sentado o quieto muchas horas al día tiene un impacto muy negativo sobre la salud, aumentando el riesgo de muerte, la aparición de enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2, varios tipos de cáncer (colon, pulmón y endometrio), la obesidad y la depresión.
  2. Aumenta la osteoporosis en la mujer tras la menopausia.
  3. En artritis reumatoide se asocia con más dolor y más actividad inflamatoria.
  4. Caso de espondiloartritis empeora el dolor, la función física y la calidad de vida.
  5. En artrosis se relaciona con más dolor, peor función física y peor calidad de vida.
  6. Las personas con fibromialgia, que son más sedentarias, tienen más dolor y descansan peor por la noche.

Artritis reumatoide, de gran impacto en la juventud

Entre las enfermedades reumáticas, una de las que mayor impacto produce por su impacto en personas jóvenes, es la artritis reumatoide. Se trata de una enfermedad reumática en la que la inflamación mantenida y no controlada puede acabar dañando los huesos, ligamentos y tendones que hay alrededor de la articulación, lo que conduce a una deformidad progresiva, de ahí la importancia de su diagnóstico temprano. Cuanto más precoz sea el diagnóstico y la aplicación de una estrategia terapéutica adecuada mayor será la posibilidad de evitar los efectos devastadores de esta patología, explica el doctor José Mª Álvaro-Gracia presidente de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y jefe del Servicio de Reumatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. En este sentido, recuerda que “siempre que un paciente presente dolor articular más acentuado durante el reposo o inmediatamente después del mismo y tumefacción, es decir, hinchazón, debe requerir asistencia médica”.

Por otro lado, según explica el doctor Jaime Calvo Alén, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Araba (Vitoria), el hecho de que la práctica totalidad de pacientes con AR siguen de forma crónica tratamientos inmunomoduladores o inmunosupresores, hace que la prevención de las infecciones sea prioritaria, sobre todo en estos momentos de pandemia por la COVID-19. En este sentido, “existe un consenso generalizado respecto a que todos los pacientes deben recibir la vacuna antigripal y antineumocócica, así como la de la hepatitis B en caso de ser seronegativos”, afirma el doctor Jaime Calvo Alén. “Y, lógicamente en los tiempos que corren, habrá que estar atentos a ver qué ocurre con la vacuna frente al SARS-CoV-2 y su utilización en estos pacientes como posible grupo de riesgo”, indica el experto.

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Redacción Consejos

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