La hartura y el cansancio después de más de un año de pandemia están llevando a muchas personas a relajarse en las medidas preventivas y generando un mensaje de frustración que en nada propicia el ansiado final.

A más de un año desde que se iniciara la pandemia en Wuhan, la llamada “fatiga pandémica” está haciendo mella en los ciudadanos de todo el mundo que sólo ansían la vuelta a la normalidad. La OMS ha acuñado el término “fatiga pandémica” para designar “la desmotivación y el cansancio”; que la población siente ante la situación prolongada de pandemia y sus restricciones. Con el enorme riesgo que conlleva dejar de “cumplir con las conductas de protección y las medidas de seguridad recomendadas”.

Así lo afirman los expertos de la Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud (SEPCyS), quienes hablan de un “efecto de habituación”; por el cual comenzamos a no estar tan alerta ante la infección y a cambiar las ideas acerca de la probabilidad de contagiarse, lo que favorece que no se sigan o se abandonen las medidas de protección. El estrés, la irritabilidad, los cambios de humor, los problemas de concentración y la ansiedad son algunas de las consecuencias que tiene para la salud.

Cómo se manifiesta la fatiga pandémica

La fatiga pandémica se manifiesta con un amplio abanico de emociones y sentimientos: aburrimiento, desinterés, irritabilidad, desconfianza, cambios de humor, tristeza, desmotivación, frustración, ira, problemas de concentración, insomnio, sentimientos de angustia, ansiedad, etc. Ligados a percepciones y experiencias, y cuya instauración es progresiva a medida que se prolonga la duración de la situación de pandemia.

También podemos sufrir el efecto denominado “últimos kilómetros del viaje”, como lo llama el doctor Maset, médico asesor de Cinfa;: “todavía saliendo de la tercera ola y con la vacunación en marcha, pero avanzando a un ritmo más lento del deseado, no vemos avance hacia la luz al final del túnel y cada vez nos cuesta más cumplir las medidas de seguridad y respetar las restricciones”, apunta este experto.

Fatiga pandémica ¿Qué podemos hacer?

  • Realiza ejercicio físico, que reduce la intensidad del estrés. Practica media hora de deporte al día, adaptado a tu edad y estado físico. Puedes optar por pasear, correr, montar en bici o realizar actividad física en casa. Procura hacerlo siempre a la misma hora y nunca en las dos o tres horas anteriores a ir a la cama.

  • Cuida tu alimentación, siguiendo una dieta saludable, variada y equilibrada que incluya una gran cantidad de frutas y verduras. Sus vitaminas y antioxidantes mantendrán elevadas tus defensas y también te ayudarán a estar de mejor ánimo.

  • Cuida tu higiene personal. Estar bien por fuera te ayudará a estar bien por dentro. Asegúrate un buen descanso nocturno. Trata de ir a dormir siempre a la misma hora y descansar al menos siete u ocho horas diarias. Evita las siestas largas durante el día y, por la noche, evita ver previamente dispositivos electrónicos e ir a la cama con ellos.

  • ¡Relájate! Aprende y pon en práctica alguna técnica de relajación como relajación muscular, meditación, mindfulness o yoga, e incluso prueba a escuchar música en un entorno tranquilo. Te ayudarán a neutralizar la activación fisiológica del organismo que produce el estrés y te proporcionará un mayor control de los pensamientos y las emociones.

  • Disfruta de tu ocio y fomenta la realización de actividades gratificantes, como manualidades, lectura, pasear… Dedica tiempo a descansar y estar con tu familia y también a practicar tus aficiones. Puedes aplicar estrategias de compensación: leer ese libro pendiente, organizar por fin las fotos o empezar con ese hobby para el que no disponías de tiempo.

  • Piensa en positivo. Intenta reconocer, normalizar y reconducir las emociones negativas. Cuando te sientas muy angustiado o triste, cuéntaselo a las personas en quienes confías.

  • Vive el presente y evita mirar atrás, comparando tu vida con la que llevabas antes de la pandemia.

  • Mantente informado, pero sin saturarte (infoxicación). Acude a tu farmacéutico a pedir ayuda, él te ofrecerá información de calidad, de fuentes oficiales y actualizada.

  • No te automediques. Pregunta siempre a tu farmacéutico, que te podrá asesorar sobre lo que más necesitas en ese momento, o te derivará al especialista en caso necesario.

*Fuente:  Consejo General de COF.

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Paula Rivero

Licenciada en Ciencias de la Información, rama Periodismo y licenciada en Historia Contemporánea por la Universidad de Sevilla. Tras varios períodos en prácticas en diarios como ABC Sevilla o Diario...