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Ana Molinero es vicepresidenta primera de SEFAC y vocal de la Sociedad Española de Hipertensión Arterial (SEH-LEHLA).
El IX Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios se clausuraba el pasado mes de octubre superando todas las cifras de ediciones anteriores: más de 2.600 congresistas, más de 500 comunicaciones (22 % más que en la edición anterior), más de 20.000 visualizaciones de las distintas sesiones (cerca de 70) y más de 23.000 visitas a stands. Un éxito debido en gran parte a la magnífica organización del comité organizador del congreso y de la Junta Directiva de SEFAC, de la que forma parte Ana Molinero, vicepresidenta primera.
El IX Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios, el primero virtual, ha superado todas las cifras de participación de ediciones anteriores. A qué cree que se ha debido su éxito de participación y cuáles han sido sus principales conclusiones.
En primer lugar, no ha habido este año ningún otro congreso que estuviese dirigido total o parcialmente al FC, y éste necesitaba además de formación científica, ponerse al día con temas muy candentes como la COVID-19, la vacunación, el papel que puede hacer el farmacéutico dentro del SNS, etc. Precisamente en las conclusiones del congreso se constató la necesidad de reivindicar el rol sanitario del farmacéutico comunitario en estas áreas. Esta necesidad de formación, adecuada a las circunstancias de la pandemia, ha quedado reflejada en las extraordinarias cifras de participación (más de 2.600 farmacéuticos inscritos y más de 500 comunicaciones enviadas).
Una de ellas ha sido que el farmacéutico comunitario debe aprovechar las oportunidades que le ofrecen las nuevas tecnologías para renovarse. ¿Cree que hemos dado un salto cualitativo al respecto?
Sin lugar a dudas. Hemos avanzado mucho en nuevas tecnologías y aún tendremos que avanzar más, pero no debemos olvidarnos de la proximidad que tenemos con el paciente/usuario de la FC. En este sentido, cualquier tecnología que usemos debemos intentar personalizarla al máximo para atender a nuestros pacientes/usuarios. Si no lo hacemos así, les perderemos.
Los servicios asistenciales farmacéuticos han jalonado muchas mesas de debate. ¿Cómo aprovechar ese potencial asistencial de las farmacias comunitarias en coordinación con atención primaria y cómo hacerlo ver a la administración para llegar a avanzar con cambios normativos?
SEFAC lleva años diciendo que el FC está desaprovechado dentro del sistema y ha trabajado con el resto de profesionales de AP llegando a consensos. Incluso ha puesto sobre la mesa las cifras de ahorro económico que se pueden conseguir cuando se cuenta con el farmacéutico comunitario. En nuestro congreso contamos con una mesa redonda en la que reflexionamos junto a los representantes de los principales partidos políticos sobre este potencial asistencial. Esperamos que iniciativas como esta sirvan para que cada vez nos tengan más en cuenta. Los pacientes y el Sistema Nacional de Salud así lo demandan.
Echando la vista atrás, ¿cree que se ha desaprovechado la red de farmacias a la hora de frenar la pandemia? En qué medida cree que la experiencia de la primera oleada va a subsanar los errores de cara a esta segunda oleada que estamos viviendo y se va a contar más con el colectivo de farmacias.
Desde la administración no se ha aprovechado en todo su potencial. Aun así, los farmacéuticos se han organizado para seguir atendiendo a la población: AFD, indicación en síntomas menores, resolución de dudas sobre la pandemia, educación sanitaria… En esta segunda ola hemos pedido reiteradamente aliviar la presión de la AP recurriendo a la vacunación antigripal, la realización de test de detección de coronavirus SARS-Cov-2 o la dispensación de medicamentos DH desde la FC.
El premio patrocinado por CINFA a la mejor comunicación no institucional de varias farmacias ha sido otorgada al trabajo “¿Cómo han afrontado las FC madrileñas la pandemia de COVID-19?” ¿Se ve usted reflejada en los resultados de esa comunicación?
En una situación excepcional como la que vivimos y estamos viviendo hay que actuar y resolver de la mejor manera posible. Lo primero fue proteger a mi equipo y a las personas que acudían a la farmacia. Desde el primer día aplicamos medidas como el uso de pantallas de protección, señalización de distancia de seguridad, geles hidroalcóholicos y guantes, así como limpieza exhaustiva de toda la farmacia varias veces al día. El uso de mascarillas vino poco después. La AFD la implantamos desde el primer momento también, y la atención farmacéutica telefónica se convirtió en una actividad habitual en nuestro día a día. No hemos dejado de lado la formación, asistiendo a todos los webinars ofrecidos por SEFAC, pero también a otros de otras sociedades científicas o de la FIP. Y tampoco hemos dejado de lado la investigación. Prueba de ellos son las numerosas comunicaciones que hemos enviado al Congreso.
La dispensación de medicamentos a domicilio ha sido una baza que ha permitido a los colectivos más vulnerables evitar desplazamientos a la farmacia. ¿Cree que este servicio ha venido para quedarse?
Debería permanecer, y no hablamos solo de dispensación de medicamentos con entrega en domicilio. No es de recibo que un paciente que no pueda acudir a su farmacia por ser mayor, tener problemas de movilidad o estar confinado, no pueda recibir la misma atención farmacéutica que recibiría si pudiese desplazarse. Eso va en contra de los principios de igualdad y equidad.
De hecho, SEFAC ha lanzado un registro para documentar los servicios de atención farmacéutica domiciliaria durante la pandemia de COVID-19… ¿Qué puede contarnos de este registro?
La AFD ha permitido realizar AF a pacientes vulnerables demostrando la utilidad de la misma. Se han atendido 1.307 solicitudes, principalmente de manera telefónica, a pacientes COVID+ (3 %), o con síntomas compatibles, pero sin diagnóstico (2,5 %), pero también a personas que estaban aisladas o eran grupos de riesgo para contagiarse. La dispensación con entrega ha sido el servicio profesional farmacéutico asistencial mayoritariamente prestado, aunque también se han entregado sistemas personalizados de reacondicionamiento (SPD), indicación farmacéutica y consultas. La herramienta utilizada a través de nuestra plataforma SEFAC e_XPERT ha resultado muy útil para el farmacéutico.
Ana Molinero: “No es de recibo que un paciente que no pueda acudir a su farmacia por ser mayor, tener problemas de movilidad o estar confinado, no pueda recibir la misma atención farmacéutica que recibiría si pudiese desplazarse”.
En muchos países de Europa se ha aprovechado la red de farmacias a la hora de realizar los test SARS-CoV-2 en farmacia. Igualmente, la farmacia comunitaria debería ser un punto de vacunación que complemente la labor de los centros de salud, al igual que ocurre en varios países de nuestro entorno. ¿Por qué cree que el Gobierno y las Administraciones siguen resistiéndose a la evidencia y se empeñan en renunciar a esta ayuda?
Los farmacéuticos estamos formados y preparados para ejercer esas labores. Nuestra mano sigue tendida y confiamos en que se nos tenga en cuenta. En este sentido, en SEFAC hicimos un curso en mayo sobre pruebas serológicas rápidas de COVID-19 y preguntamos a nuestros socios si estarían dispuestos a hacer esos test y si sus farmacias cumplían los requisitos necesarios.
Usted es una firme defensora de la Indicación Farmacéutica. Concretamente, del Proyecto de Indicación Farmacéutica en Síntomas Menores #INDICAPRO, que podría descongestionar las consultas médicas. Cuáles son el impacto y la utilidad de servicios como este.
Totalmente defensora. De hecho, cuando abrí mi farmacia, hace 20 años, lo primero que hice fue desarrollar este servicio. INDICA+PRO ahora me permite trabajar con protocolos consensuados con sociedades médicas y SEFAC e_EXPERT hacer el registro de todas las indicaciones realizadas, con informes automáticos de derivación al médico y/o al paciente. En cuanto a los datos, el Sistema Nacional de Salud (SNS) ahorraría 1.185 millones de euros anuales si los síntomas menores se tratasen de forma protocolizada desde las farmacias.
SEFAC ha realizado un protocolo de atención en farmacia comunitaria sobre Covid y síntomas menores, en el que usted ha participado activamente. Cómo ha sido la coordinación con las sociedades médicas con las que han colaborado.
Al principio parecía un trabajo casi imposible poner de acuerdo a siete sociedades científicas, pero una vez que empezamos a trabajar vimos que era fácil porque todos queríamos aportar y consensuar. El documento, en el que he tenido la suerte de participar, busca precisamente fomentar y facilitar la comunicación entre farmacéuticos comunitarios con profesionales de atención sanitaria de consultorios, centros de salud y hospital, y en este sentido la disposición de las sociedades médicas implicadas ha sido ejemplar.
Según este protocolo, cuáles son los criterios de derivación al médico que se deben tener en cuenta en la farmacia y cuáles son las pautas de actuación que debe seguir el farmacéutico en caso de pacientes sospechosos.
Si existe uno o más síntomas muy frecuentes compatibles con COVID-19, (dificultad respiratoria, fiebre, tos seca o cansancio, anosmia, ageusia), y cumple con el criterio de contacto estrecho, se debe derivar al médico de familia o al servicio correspondiente de la zona que se encargue de los casos sospechosos, como paciente con posible infección por coronavirus. También hay que derivar a los pacientes con patologías crónicas respiratorias, inmunodeprimidos, embarazadas y cuando existan dos o más síntomas frecuentes con la COVID-19, aún sin haber tenido o desconocer contacto estrecho con un positivo.
Si fuera posible la realización del test rápido, se derivará comunicando el resultado de la prueba. Lo ideal es que se ponga en contacto telefónico con el médico de forma inmediata, que valorará la necesidad de una consulta presencial. Si pudiésemos realizar los test en la farmacia podríamos hacer derivaciones más precisas.
Ana Molinero: “Nuestra mano sigue tendida y confiamos en que se nos tenga en cuenta”.
Cómo está siendo la interoperabilidad médico-farmacéutica en la época en que estamos viviendo…
Deben mejorarse los canales de comunicación para que ambos perfiles hablen el mismo lenguaje y tengan acceso a la misma información, y esta interoperabilidad no dependa solo de la buena voluntad de los profesionales. Iniciativas como el congreso médico-farmacéutico SEMERGEN-SEFAC buscan perfeccionar esta comunicación.
La recertificación profesional, aunque sea un término que no figura en la legislación vigente, es entendida como la evaluación periódica de las competencias profesionales (conocimiento, habilidades y actitudes). En qué medida cree que es necesaria para garantizar la correcta atención a los pacientes. Cómo debe definirse el mapa competencial.
La recertificación está destinada a asegurar a los usuarios calidad en las prestaciones que reciben. Para elaborar un mapa competencial lo primero que hay que tener en cuenta son todas las situaciones en las que se desarrolla la práctica habitual del FC y qué tareas se tienen que realizar en esas situaciones, después para cada una de esas tareas, definir qué debe saber el farmacéutico, si sabe cómo hacerlo y si lo pone en práctica. El conjunto de todas ellas es el mapa competencial.