Trstorno grave
Tanto el golpe de calor como la insolación pueden desencadenar una deshidratación, muy peligrosa en personas de riesgo.
Estos días de tantísimo calor, mi hijo de tres años llegó del parque muy malito. Había estado sin parar de jugar, aunque estábamos a la sombra. Creemos que pudo darle una insolación o un golpe de calor. ¿Me podría decir qué diferencia hay entre uno y otro y cómo hay que actuar?
Nos escribe… Antonia (Jaén)
En primer lugar, siempre que tengáis un episodio como este, debéis acudir a urgencias, porque, aunque no sea lo mismo un golpe de calor que una insolación, ambos pueden desencadenar una deshidratación, muy peligrosa en un niño tan pequeño. Tanto el golpe de calor como la insolación son aumentos de la temperatura corporal por exposición a altas temperaturas. La diferencia fundamental entre ambos términos es que la insolación se debe a la exposición directa a la radiación solar y el golpe de calor puede darse también a la sombra o en un entorno cerrado, siempre que la temperatura sea elevada, por ejemplo, en el interior de un coche o haciendo ejercicio intenso en un lugar caluroso. Los síntomas son similares en ambos casos. Entre ellos destaca el aumento de la temperatura corporal (fiebre de hasta 40º), calambres musculares, debilidad, cefalea, irritabilidad, taquicardia, náuseas, vómitos, mareos e incluso en los casos más graves desmayos o pérdida de conciencia. En la insolación la piel suele presentarse enrojecida y sudorosa mientras que en el golpe de calor suele aparecer seca y enrojecida.
Colectivos de riesgo
Las personas más vulnerables a la hora de sufrir uno u otro episodio, son los mayores de 65 años, los ancianos y los niños pequeños. En el caso de los niños, al no tener su sistema nervioso central lo suficientemente desarrollado, el organismo es menos capaz de adaptar los mecanismos termorreguladores a los cambios de la temperatura corporal. Algo similar a lo que ocurre con las personas mayores de 65 años, quienes por efecto del envejecimiento tienen ralentizada la respuesta de adaptación al calor. Aunque las insolaciones pueden ser leves, un golpe de calor siempre es grave, especialmente en niños y personas mayores. Este trastorno puede elevar de forma incontrolada la temperatura, debido a un fallo de los mecanismos termorreguladores. De no tratarse de forma precoz puede desembocar en un fallo multiorgánico.
Por ello es muy importante tener en cuenta que NUNCA debemos dejar solos a los niños en el coche, ni aunque el vehículo esté a la sombra, ya que alcanza temperaturas muy altas en su interior. También hay que vestirlos con ropa fresca, de color claro, transpirable y ligera, y evitar el ejercicio intenso y la exposición solar directa y prolongada las horas centrales del día (de 11 a 18 h), que son las de más calor. Conviene refrescar e hidratar a los niños y ancianos constantemente, aunque no pidan agua y ofrecerles frutas y verduras que favorezcan una adecuada hidratación y la reposición de sales minerales. También es fundamental procurar mantenerlos en lugares frescos, bien ventilados y aclimatados y refrescarlos con baños o duchas.
Así hay que actuar
- Lleva a la persona a un lugar fresco y colócala en posición semisentada para favorecer la respiración.
- Si ves que no mejora e incluso pierde el conocimiento, túmbala con las piernas flexionadas y llama inmediatamente al 112.
- Retírale la ropa para refrescarle, darle aire con un abanico y aplícale paños de agua fría en la frente, la nuca y el cuello.
- Ofrécele agua e intenta que la beba en pequeños sorbos.
- Cuando su estado mejore, es conveniente llevarlo a un servicio médico de urgencias para someterla a una revisión exhaustiva.