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En Navidad, las celebraciones y festines vienen siempre precedidas por largas colas en el súper, en el mercado o en los comercios locales, comprando provisiones antes de que todo “se ponga por las nubes”. En el artículo de este mes, nuestro dietista nutricionista Eric Iges, analiza si realmente una App nutricional es una buena herramienta a la hora de hacer la compra.
En primer lugar, lo más importante es darse cuenta de que los días festivos y en los que se realiza una gran comida o cena en estas fechas son básicamente cuatro (Nochebuena, Navidad, Año Nuevo y Reyes), más alguna extra por compromisos de trabajo o amigos. Ser conscientes de ello y centrarnos sobre todo en desayunos, comidas y cenas en las que no se celebra nada especial, es la primera norma para poder seguir manteniendo una alimentación saludable, así como no dejar a un lado la rutina de actividad física.
App nutricional: descargarla o no descargarla
Sea como sea, llega el momento de ir al súper. Y es aquí donde la cosa se complica, sobre todo para quienes comprar productos saludables se convierte en prioritario, y a la hora de hacer la compra recorren cada calle del supermercado armados con una aplicación móvil o App para evaluar si el producto que se va a comprar es saludable o no.
La mayoría de estas aplicaciones están basadas en el empleo de un tipo de etiquetado de los productos llamado NUTRISCORE o SEMÁFORO NUTRICIONAL, que los cataloga según distintos factores. Como con cualquier método que se implementa es muy importante que el usuario sepa cómo se utiliza de manera correcta. Y lo primero que hay que tener en cuenta es que se trata de un sistema útil para comparar productos del mismo tipo entre sí, y, de un vistazo, comprobar cuál podría ser una mejor elección. Es decir, con este sistema, el hecho de comparar productos de distinta categoría puede llevar a error. El sistema Nutriscore cataloga con 5 letras y colores los productos (De la A, a la E; y de verde a rojo, pasando por amarillo y naranja), en base a un algoritmo. Puntúan los productos según su contenido en calorías, azúcares, grasas saturadas y sodio (estos puntuarían de forma negativa), mientras que también tienen en cuenta el contenido de fruta, fibra y proteína del producto (puntuando de forma positiva). A modo de ejemplo, el aceite de oliva o los frutos secos se podrían catalogar según Nutriscore con la letra D (naranja), al ser productos bastante calóricos. En cambio, un refresco en su versión “zero” se catalogaría con una letra B, aparentando ser mejor producto que estos otros ricos en grasas saludables. Por ello, no se puede utilizar para comparar productos de distinta categoría. Es necesario emplear el Nutriscore para comparar marcas de cereales, de panes, yogures o de tomates en conserva entre sí, es sólo en esos casos cuando es útil para realizar una correcta elección, ya que te ayudará a elegir el que mejor calidad tiene con sólo un vistazo.
Desde el Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Barcelona (CODINUCAT), la Sociedad Científica Española de Dietética y Nutrición (SEDYN), la Confederación Estatal de Consumidores y Usuarios (CECU) y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se ha solicitado que este método sea obligatorio en toda Europa y no tenga carácter opcional como ocurre a fecha de hoy.
1. Una vez explicado cómo funciona este sistema Nutriscore, encontramos aplicaciones móviles como YuKa, una app nutricional en la que se realiza una clasificación de los alimentos algo peculiar. Para catalogarlos tienen en cuenta en un 60% lo que diría Nutriscore, en un 30% los aditivos que llevan y en un 10% su origen orgánico. En el caso de los aditivos, hay que dejar claro que si están presentes en ciertos alimentos es porque su consumo es seguro y está aprobado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), pero no necesariamente es sinónimo de saludable. Además, catalogar un producto por la presencia de aditivos promueve la quimiofobia. Por otro lado, un producto orgánico tampoco es sinónimo de saludable y por lo tanto, no debe considerarse un sea un buen indicador a la hora de valorar un producto. Ello unido a las limitaciones que presenta Nutriscore, lleva a la conclusión de que la suma de los 3 porcentajes que se realiza en YuKa puede generar bastante controversia.
2. Otra aplicación reciente que también ha surgido es la creada por el dietista-nutricionista Carlos Ríos. Su aplicación se llama MyRealFood. Cataloga a los productos en función de si son “Comida Real”, “Buenos Procesados” o “Ultraprocesados”. El origen de esta clasificación es un sistema complejo llamado “NOVA” donde se agrupa los alimentos en función de su grado de procesamiento. Este enfoque puede ser algo reduccionista y poco permisivo si no se comprende y maneja de una manera adecuada (no todo producto que sufre un procesamiento deja de ser saludable), por lo que de nuevo la educación nutricional juega un papel fundamental para su empleo correcto.
3. Para acabar, existe una tercera app nutricional llamada ElCoco, donde todavía no realizan una clasificación propia, sino que simplemente informan de la valoración del producto que daría el sistema NOVA y el sistema Nutriscore.
Todas estas aplicaciones y sistemas de clasificación surgen con la idea de ayudar al consumidor y promocionar un estilo de vida saludable. En el punto que nos encontramos ahora mismo, el consumidor debe informarse correctamente y aprender su manera de utilización, así como los sistemas en los que se basan, para que realmente su uso este justificado y bien empleado.
Ejerce la prudencia
En cualquier caso, esta Navidad lo primero que debemos hacer es poner en marcha la maquinaria de la prudencia: prudencia en no abusar de los entrantes bastante calóricos que se suelen poner en estas comidas y en no acabar con todas las reservas de turrón, roscones y mazapanes que haya por casa. Y prudencia también con el consumo de bebidas alcohólicas. Son fechas muy señaladas y especiales, pero esto no debe ser sinónimo de atracones de bebida ni comida. Las fiestas están para disfrutarlas y para compartir, pero con mucha moderación, en el sentido más estricto de la palabra.