La última moda en TikTok promete perder peso de forma “mágica” siguiendo los supuestos hábitos alimenticios de personajes como Blancanieves o Bella. Detrás de su apariencia inocente se esconde una práctica altamente restrictiva y peligrosa para niñas y adolescentes.
Las redes sociales se han convertido en un escaparate donde la salud, la belleza y lo viral se mezclan en un cóctel tan atractivo como peligroso. En esta ocasión el reto consiste en “comer como una princesa” durante varios días consecutivos. En el llamado “día de Blancanieves” solo se permite consumir cinco manzanas rojas; en el “día de Ariel”, hacer ayuno total; y en el “día de Bella”, limitarse a beber té. Estas pautas hipocalóricas prometen una pérdida de hasta diez kilos en quince días, a costa de reducir la ingesta a menos de 600 kcal diarias, una cifra muy por debajo de las 2.000 recomendadas para adolescentes.
Dietas de cuento, consecuencias reales
Desde el punto de vista médico, las consecuencias son alarmantes. A corto plazo, estas dietas pueden provocar mareos, debilidad, alteraciones gastrointestinales, pérdida de masa muscular o caída del cabello. A largo plazo, aumentan el riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria, como anorexia o bulimia, además de generar desequilibrios hormonales, amenorrea o incluso infertilidad. La doctora Ángela Llaneza, ginecóloga y directora médica del Instituto Médico Antiaging, advierte que “cuando el cuerpo se ve privado de energía durante un tiempo prolongado, el sistema hormonal se desregula. El organismo interpreta que no hay condiciones para gestar y desactiva funciones vitales como la ovulación”.
Pero los daños no se limitan al plano físico. Este tipo de contenidos también refuerzan estereotipos de género y corporales: en las películas infantiles las princesas suelen representarse con cuerpos delgados y rostros armoniosos, mientras que las villanas aparecen con sobrepeso o rasgos considerados poco atractivos.
Efectos clínicos de las dietas extremas
• Amenorrea hipotalámica (ausencia de regla sin patología estructural).
• Infertilidad funcional (por ciclos anovulatorios).
• Hipotiroidismo subclínico.
• Pérdida de masa ósea y muscular.
• Efecto rebote tras abandonar la dieta.
• Alteraciones del ánimo, ansiedad, fatiga y apatía.
Educar en la evidencia científica
Detectar a tiempo estas conductas es clave para prevenir consecuencias graves. Los especialistas recomiendan a los padres observar cambios de comportamiento en sus hijos: saltarse comidas, aislarse socialmente, hablar con frecuencia de su peso o seguir cuentas que promuevan retos alimentarios, y acudir a un especialista -médico, nutricionista o psicólogo- ante cualquier signo de alarma. La educación en salud y el pensamiento crítico son las mejores herramientas para combatir estas modas. Desde el Consejo General de Enfermería inciden en que “debemos enseñar a los jóvenes a valorar su cuerpo, alimentarse de forma equilibrada y buscar siempre fuentes de información fiables y basadas en la evidencia científica”.
