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Acné: ¿mejora o empeora en verano?

Aunque en verano el sol puede mejorar temporalmente el aspecto del acné, también puede desencadenar brotes inesperados si no se cuida adecuadamente la piel.

por Redacción Consejos
granos en verano

Con la llegada del verano muchas personas con piel propensa al acné notan cambios en su cutis. Para algunos, el sol parece mejorar el aspecto de la piel, mientras que otros sufren brotes inesperados. ¿A qué se debe?

Así es la paradoja del acné en verano: por un lado, la exposición solar tiene una acción antibacteriana y antiinflamatoria que puede secar los granos. Sin embargo, este efecto se acompaña de una mayor producción de sudor, engrosamiento cutáneo y uso de protectores solares que no siempre son adecuados, lo que puede desencadenar un empeoramiento. El problema se agrava cuando se utilizan cremas solares no formuladas específicamente para pieles con tendencia acneica, ya que muchas de ellas son comedogénicas, es decir, favorecen la obstrucción de los poros. Pero, si no se aplica fotoprotección, las marcas de acné se pueden pigmentar y dejar manchas.

Acné de verano, ¿qué lo causa?

En personas con pieles sensibles o claras puede darse lo que se conoce como “acné fotoagravado”, con brotes severos semanas después de la exposición al sol. Asimismo se ha descrito el “acné estival”, también llamado “acné de Mallorca o acné de playa”, que aparece entre 12 y 24 horas después del baño solar y se produce por la interacción del sol con las cremas solares o de cuidado de la piel. Además, en quienes normalmente no presentan acné, pueden aparecer granitos en la espalda, cuello o escote debido al aumento de la transpiración, al uso de protectores inadecuados o a la falta de higiene.

El temido «efecto rebote»

Uno de los errores más comunes durante la época estival es relajar la rutina facial al notar una mejoría transitoria del acné, que puede dar lugar a un efecto rebote al finalizar el verano. Además, la deshidratación que provoca el sol activa la producción de sebo como mecanismo compensatorio, lo que también puede generar nuevos brotes. A ello se suma el descuido en la alimentación o el estrés vacacional.

Cuidados estivales imprescindibles

  1. Para mantener el acné bajo control es esencial seguir una estricta rutina de higiene: limpiar el rostro al menos dos veces al día con productos suaves y específicos para pieles grasas.
  2. Tras la limpieza, aplicar un fotoprotector oil-free, no comedogénico y con filtros UVA/UVB. Además, se debe evitar manipular o rascar los granos, ya que puede dejar cicatrices pigmentadas.
  3. Los productos hidratantes deben tener texturas ligeras y de rápida absorción. Ingredientes como el zinc o la niacinamida ofrecen beneficios astringentes, antiinflamatorios y seborreguladores.
  4. Complementar la rutina con mascarillas de arcilla una o dos veces por semana puede ayudar a mantener los poros limpios.

Menos antibióticos, más microbioma

La investigación también abre nuevas puertas para el tratamiento del acné. Desde UIC Barcelona, el Grupo de Investigación en Mecanismos Fundamentales en Biología Celularha desarrollado un innovador enfoque: el uso tópico de bacterias beneficiosas presentes en adolescentes sin acné. Este tratamiento, aún en fase experimental, busca restablecer el equilibrio del microbioma cutáneo sin recurrir a antibióticos. “El acné no debe abordarse únicamente como una infección, sino como un desequilibrio del ecosistema bacteriano de la piel”, afirma Javier Jiménez, codirector del grupo de investigación.

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