hiperhidrosis
hiperhidrosis

Sudar en exceso puede llegar a convertirse en una enfermedad. Ese es el caso de la hiperhidrosis, una alteración de las glándulas sudoríparas que produce una sudoración excesiva y permanente en algunas zonas del cuerpo

Un líquido necesario pero molesto

La función esencial del sudor es la de regular la temperatura corporal, ya que cuando se evapora de nuestra piel reduce el calor y nos refrigera, por lo que su importancia es esencial para el perfecto funcionamiento del organismo, sobre todo en verano, cuando las altas temperaturas nos afectan de manera especial. Junto a esta función, el sudor desarrolla otra no menos importante, ya que actúa como una magnífica depuradora de nuestro cuerpo, expulsando a través de la piel todas aquellas sustancias nocivas y de desecho que sobran en nuestro interior.

Manantiales de sudoración

Las glándulas sudoríparas, situadas en el tejido subcutáneo, son las encargadas de producir este líquido compuesto fundamentalmente por agua, en la que se encuentran disueltos lactatos, cloruro sódico y amoníaco. Estas glándulas son de dos tipos:

-Glándulas ecrinas:
Producen el sudor habitual de nuestro organismo. Existen entre 1 y 4 millones repartidas por todo el cuerpo, aunque su distribución es diferente en cada individuo. No obstante, lejos de lo que podamos pensar, no son las axilas las zonas donde existen un mayor número de estas glándulas, sino el dorso de las manos y las yemas de los dedos, donde podemos tener hasta 700 por centímetro cuadrado.

-Glándulas apocrinas: Son las responsables de que sudemos excesivamente en circunstancias especiales como el estrés o la ansiedad. Se sitúan en las axilas, las glándulas mamarias y el perineo, y producen un líquido lechoso que genera el olor corporal de cada persona. Así, aunque creamos lo contrario, el sudor no huele por sí solo, sino que el mal olor es producido por el contacto de sus componentes con las bacterias que recubren nuestra piel.

Sudar más no es casual

Nuestro organismo está constantemente drenando una cierta cantidad de sudor a la superficie cutánea, donde se mezcla con otras sustancias al tiempo que se va evaporando. En condiciones normales de reposo, sin realizar ningún tipo de esfuerzo físico, eliminamos diariamente entre ½ y 1 litro de sudor, aunque puede aumentar hasta 1,5 litros por hora cuando la temperatura corporal es elevada o hacemos algún tipo de ejercicio físico, o hasta los 4 ó 5 litros por hora en el caso de los deportistas de elite. De ahí la importancia de mantener una buena hidratación. La cantidad y composición del sudor pueden variar, ya que estos parámetros dependen del sistema nervioso vegetativo, encargado de controlar las funciones de los órganos internos, y el sistema nervioso central, responsable de las emociones que pueden favorecer la sudoración, como el estrés.

Quítale cerco al sudor

Quien sufre hiperhidrosis puede
ver seriamente condicionada su vida social e incluso laboral. De ahí su
búsqueda desesperada por hacerse con remedios eficaces y duraderos para combatir
este mal. Entre los más extendidos, se encuentran los siguientes:

  1. Tratamiento farmacológico tópico, mediante fármacos antimuscarínicos (atropina, escopolamina, biperideno, tropicamida, homatropina, entre otros) que bloquean la sudoración dando lugar a una piel seca y caliente.

2. Antitranspirantes, que consiguen mitigar la presencia del sudor, pero sólo temporalmente.

3. Técnica de la Ionoforesis, que consiste en tratar la zona afectada con descargas eléctricas que inhiben la acción de las glándulas sudoríparas durante unos días. Este tratamiento es caro y no está cubierto por la Seguridad Social.

4. Toxina botulínica, que se inyecta en las glándulas y paraliza su actividad durante seis meses. Sólo se aplica en casos de cierta gravedad.

5. Cirugía. Es una opción extrema consistente en la sección o extirpación de los ganglios nerviosos que regulan la función de las glándulas sudoríparas. Es una intervención arriesgada porque es necesario mover los pulmones de su sitio, por lo que debe ser realizada por especialistas. Además, se han registrado algunos efectos secundarios en los pacientes, como la excesiva sequedad en la piel de la zona intervenida o el notable aumento de sudor en otras partes del cuerpo como la espalda, el abdomen y las piernas.

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Redacción Consejos

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