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Manejar adecuadamente un producto cosmético –y, lo que es más importante, sacarle todo el partido– va mucho más allá de abrir el envase y usarlo de forma regular. Por ejemplo, el hecho de que una crema con activos ultra potentes “no haga nada” no es culpa del producto en sí sino de la forma en la que se aplica. Este es uno de los muchos errores que pueden “boicotear” los beneficios cosméticos de la rutina diaria.
“Llevo meses usándolo y no me hace nada”; “mi crema de toda la vida ya no me funciona”; “no tengo ni idea de para qué sirven esos ingredientes de los que todo el mundo habla”. Estas y otras quejas son muy frecuentes cuando se trata del uso los productos cosméticos en general y de los faciales (cremas, serums, tónicos…) en particular. Y es que, aunque es un paso que la mayoría obviamos, es muy importante leerse el “manual de instrucciones” de cada cosmético, en primer lugar, para saber si sus ingredientes aportan lo que necesita nuestra piel (según su tipología, edad, problemas que padezca…) y, sobre todo, para sacarle todo el partido y combinarlo adecuadamente con otros cosméticos.
Por qué no puedes pasar sin una mascarilla purificante
Todas las mascarillas aportan beneficios y, además, lo hacen en modo exprés y asociadas a un plus de confort. Pero entre todas ellas hay una que es absolutamente imprescindible: la mascarilla purificante. Rosa Roselló, directora de formación de Druni, analiza las razones por las que este cosmético debe formar parte, sí o sí, de la rutina de cuidados diarios, especialmente en los casos de pieles grasas, mixtas o con tendencia acneica: “Las mascarillas purificantes ayudan a absorber el exceso de sebo responsable de los antiestéticos brillos; limpian en profundidad los poros para evitar su obstrucción y disminuir su tamaño; eliminan los puntos negros y, en definitiva, proporcionan un aspecto visiblemente más suave y mate a la piel, liberándola, por tanto, de todo aquello que pueda provocar imperfecciones”.
La principal “virtud” de esta mascarilla es que oxigena y detoxifica la piel como ningún otro producto, gracias a los principios activos que incluye y que encabezan el “ranking” de los ingredientes cosméticos depurativos: los ácidos: “Tanto los alfa hidroxiácidos (AHA) como el glicólico; los beta hidroxiácidos (BHA), como el ácido salicílico; y los poli-hidroxiácidos (PHA) como la gluconolactona o el ácido lactobiónico, son agentes queratolíticos que actúan sobre el cemento intercelular de las células de la piel y suavizan la capa superior (epidermis), para favorecer la eliminación de las células muertas, lo que tiene el efecto de reducir las imperfecciones”, dice Rosa Roselló.
“La acción sobre la piel es más o menos potente según la concentración de estos ácidos. Asimismo, la eliminación de las células superficiales también afectará a la renovación celular y la acelerará. Esta propiedad es interesante para las pieles maduras, que tienen un tiempo de regeneración celular más lenta”, añade la experta, quien destaca otros ingredientes que también están presentes en este producto: la arcilla y el carbón negro activado.
“La arcilla es el ingrediente natural definitivo para purificar la piel, y hay diferentes tipos: la verde para las pieles grasas; blanca para las secas o maduras y rosa para las pieles sensibles. En cuanto al carbón negro activado, es conocido y reconocido por su excepcional capacidad de absorción del sebo, con un innegable poder purificante”.
Permeabilidad cutánea: esa gran desconocida
¿Por qué a veces notamos que un producto cosmético “ignora” a nuestra piel? Las razones pueden ser varias, según explica Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8: “Una es que se trate de un producto placebo, con una baja concentración de activos. Otra causa es que quizás vengamos de usar otros productos más potentes y, por tanto, éste no consigue destacar frente a los anteriores. Finalmente, una de las causas principales se encuentra en la falta de permeabilidad de la piel, esto es, de la capacidad que tiene el tejido cutáneo para que penetren en él los diferentes activos cosméticos”.
Según la experta, esta falta de permeabilidad da lugar a que los productos que aplicamos sobre la piel no penetren, quedándose en la superficie e incluso evaporándose: “Como consecuencia de ello, los activos cosméticos no pueden trabajar en el tejido en los diferentes niveles para los que el producto se ha formulado”.
Por tanto, una buena permeabilidad es fundamental para una rutina de cuidados faciales óptima, ya que permite que los cosméticos lleguen hasta su objetivo trabajando en los diferentes niveles de la piel o a nivel celular. Por suerte, la mayor o menor permeabilidad cutánea no es “genérica”, sino que depende fundamentalmente del estilo de vida, así que la buena noticia es que es una “cualidad” en la que se puede trabajar, centrando los esfuerzos en tres frentes que son los que los expertos identifican como las principales causas que favorecen la impermeabilización de la piel:
- Higiene facial diaria incorrecta o “inexistente”. Este gesto es fundamental para eliminar las texturas pesadas del maquillaje o del SPF. Para ello, es necesario hacer una doble limpieza, eliminando primero los restos visibles y aplicando después un gel para limpiar más en profundidad. No limpiar el rostro de esta forma favorece el depósito de la suciedad y demás impurezas, que bloquean la piel, dándole un aspecto apagado, propiciando la aparición de puntos negros y, en última instancia, impermeabilizándola.
- “Obviar” la exfoliación. De forma similar a lo que ocurre con la limpieza, una correcta exfoliación es el “garante” de una piel permeable. La razón es que si no se renueva la piel de forma asidua (principal efecto de la exfoliación) se produce un acúmulo de células muertas que, además de reducir la permeabilidad, repercute negativamente en el aspecto de la piel.
- El “orden de los productos” sí afecta al resultado. El tercer factor que incide en la permeabilidad es el orden de aplicación de los cosméticos. Isabel Reverte, directora técnica de Rosalique, explica cuál es la “secuencia” adecuada: “Los cosméticos se deben aplicar de más ligeros a más densos, partiendo siempre de las fórmulas a base de agua y terminando con las fórmulas de base lipídica. Esto es debido a que la barrera de la piel está compuesta de lípidos y, si empezamos la rutina con un producto oleoso, la reforzaremos, creando una película que impedirá que penetren otros cosméticos”.
Serum, sí; crema, también (lo dice la farmacocinética)
Serum, sí; crema, también (lo dice la farmacocinética)
Muchas personas piensan que con el serum dan cobertura a todas las necesidades de su piel; otras atribuyen este cometido al uso único de una crema; y sólo las muy concienciadas incluyen ambos productos en su rutina diaria, que es lo que aconsejan los expertos, ya que es la forma de asegurar el aporte de los principios activos necesarios. La razón de este “mandato” está en la farmacocinética que según la RAE se refiere a “la absorción, distribución, transformación y eliminación de un medicamento (en este caso, activo cosmético) en un organismo”.
La cosmetóloga y biotecnóloga Sonia Ferreiro, de Byoode traslada este procedimiento al ámbito de la cosmética: “Según la farmacocinética, los mismos activos cosméticos, cuando se exponen al cuerpo de una forma específica, tienen un comportamiento diferente a cuando lo exponemos de manera distinta”. Y este es el motivo por el que en cosmética se juega con diferentes texturas o métodos de vehiculización, con el objetivo de que la molécula del activo se “entregue” a la piel de una forma determinada. Este objetivo se ve muy claro en el caso del serum y la crema: “Los sueros p serums se absorben súper rápido; van muy cargados de principios activos y éstos llegan a las capas de la piel en un instante. Por ello, sus claves son la intensidad y la inmediatez”, explica Elisabeth San Gregorio.
“Con las cremas, en cambio, los activos cosméticos se van liberando de manera prolongada en el tiempo, por lo que su efecto no es inmediato, sino que van trabajando poco a poco en la piel, a lo largo de las horas, tras la aplicación. Además, hacen un efecto de película que impide que la piel pierda los activos aplicados previamente”, añade por su parte la cosmetóloga Raquel González, directora técnica de Perricone MD. Ambos “comportamientos farmacocinéticos” explican la necesidad de formular dos productos diferentes y combinar su uso: “Necesitamos la inmediatez que aporta el serum y su intensidad, pero también la acción de la crema, más sostenida en el tiempo e, incluso, capaz de reforzar la acción del serum en la piel”, apunta Raquel González.
Productos:
1-Crema Espuma Limpiadora Cetaphil, de Galderma. Formulada para eliminar la suciedad, el exceso de grasa y los restos de maquillaje respetando la hidratación de la piel.
2-Retisil Serum Intensivo Pro-Aging, de Sesderma. Innovadora combinación (HP Retinoato y silicio orgánico) para tratar todos los signos de edad en todos los tipos de piel.
3-Anti-Age Lifting Serum Radiance, de Germinal. Con efecto lifting inmediato y progresivo que potencia los efectos de la crema posterior.
4- Xpert Expression Booster S.O.S, de Singuladerm. Serum con altísima concentración de péptidos con actividad botox-like.
5- Crema de Noche Oleonutritiva Regeneradora +, de Mila Bonis. Activa la regeneración celular y disminuye los daños de la edad gracias a su combinación de activos reparadores, reafirmantes y nutritivos.
6- Cleanance Mascarilla Détox, de Avène. Mascarilla détox con un 19% de arcilla pura (efecto piel nueva) y fórmula hidronutritiva antitirantez.