Una opción para cada necesidad:
Los expertos desmienten mitos y aclaran conceptos acerca de tratamientos como rellenos, inductores de colágeno y vitaminas.
El uso de la medicina estética está cada vez más extendido, sobre todo entre los jóvenes, como efecto colateral al uso de Instagram y sus filtros. Las opciones y propuestas son tantas que no es fácil tener claro en qué consiste cada tratamiento y, lo qué es más importante, cuál es el más adecuado a cada necesidad (hay muchos ejemplos de adictos al “me lo infiltro/remodelo todo”). Nos adentramos en el mundo de los rellenos, infiltraciones y demás técnicas e ingredientes para aclarar conceptos y despejar dudas.
El 44,9% de los españoles (el 41% de los hombres y el 48,6% de las mujeres) afirma preocuparse de manera muy notable por su aspecto físico. El73,8% de las mujeres (frente al 30% de los hombres) se aplican tratamientos faciales y cerca del 30% de las mujeres (sólo un 3,6% de hombres) afirman acudir a un centro de belleza para someterse a un tratamiento facial. Estos datos de la encuesta IMOP-Berbés sobre la importancia que otorgamos a la estética y el tipo de tratamientos a los que recurrimos para tratar de mejorarla, demuestran lo bien posicionados que están los tratamientos de medicina estética y explica el aumento creciente de las personas de todas las edades que acuden a ellos.
Las técnicas, sustancias, métodos y propuestas médico-estéticas aumentan día a día, ya que es campo en continua evolución, así que es normal que sobre todo los “no iniciados” se pierdan un poco entre tanto nombre y “promesa” y, también, que surjan dudas y desconfianzas (los propios especialistas advierten continuamente de la necesidad de acudir a centros con garantías, para evitar la mala praxis y el intrusismo que hay en el sector). Paralelamente, también aumenta la oferta de líneas cosméticas de inspiración médico-estética que permiten “reproducir a domicilio” las ventajas de muchos de estos tratamientos. De la mano de los expertos, aclaramos algunos conceptos y dudas que suelen traer consigo estos tratamientos.
Inyectables y rellenos: ¿es lo mismo?
“Rotundamente no”, afirma el doctor Leo Cerrud, experto en medicina estética y director de las clínicas de medicina estética que llevan su nombre, para quien equiparar “infiltración” a “relleno” no es exacto. “Se insiste en denominar fillers o productos de relleno a todo lo que se pincha, y nada más lejos de la realidad. Por ejemplo, la toxina botulínica (botox) no rellena y los hilos tensores tampoco. No son materiales de relleno sino de infiltración o de inyección”.
Otro concepto erróneo es asociar los tratamientos inyectables a hinchazón/inflamación (el llamado efecto “muñeca Pepona”), ya que, como apunta Cerrud, un material de relleno bien puesto, no infla ni reposiciona. “No todo lo que se pincha hincha, ni siquiera todos los materiales usados como relleno lo hacen; depende mucho del tipo de producto que se utilice y sobre todo de las necesidades y de la zona a tratar. Con jeringa y dependiendo del material, se puede conseguir hidratación (luminosidad), recuperación o aumento de volumen (en surcos y arrugas) o densificación de la piel (para la flacidez)”.
El “team” del hialurónico
Leo Cerrud comenta las peculiaridades de los tipos de materiales de infiltración más utilizados:
- Hidratantes y de volumen: Básicamente, el protagonista es el ácido hialurónico en todas sus versiones, “una molécula con la habilidad de captar agua allí donde se deposita, pero que se degrada con mucha facilidad. Por eso se enrolla (reticula) sobre sí misma o se asocia a otras moléculas que la vuelven más resistente, de ahí que se hable de ácido hialurónico más o menos reticulado al referirnos a su duración y su capacidad de aportar volumen: cuanto más reticulado, más volumen aporta y más dura el efecto”.
- Inductores de colágeno: No hidratan pero tienen la capacidad de estimular la producción de colágeno (que forma parte fundamental de la estructura de la piel) y también aportan volumen, dependiendo de las características químicas del producto. “Entre ellos se encuentran la hidroxiapatita cálcica, el ácido poliláctico o la policaprolactona, que redensifican la dermis y aportan firmeza”.
- Materiales híbridos: “Es la opción más novedosa. Se trata de productos que combinan compuestos hidratantes y de volumen e inductores de colágeno en un mismo vial o jeringuilla”, dice el especialista.
¿Qué inyectable me pongo?
El doctor Cerrud analiza cuál es el material de infiltración más recomendado según el problema o necesidad estética:
-En caso de fotoenvejecimiento (arrugas, mancha y sequedad como consecuencia de la exposición al sol): En estos casos, Cerrud aconseja el ácido hialurónico no reticulado o poco reticulado, “ya que más que dar volumen, lo que interesa es aportar luminosidad e hidratación profunda”.
-En caso de flacidez: La mejor opción son los inductores de colágeno, “especializados” en la firmeza de la piel.
-En caso de surcos, arrugas y pérdida de volumen: “Lo más recomendable sin duda es el relleno convencional con ácido hialurónico muy reticulado”.
¿Por qué todas las famosas “se ponen vitaminas”?
Se trata de uno de los tratamientos más populares (y uno de los pocos que las celebrities reconocen hacerse) y el doctor Leo Cerrud nos descubre el “secreto de su éxito”: “Se trata de un procedimiento que mediante multipunción (con varias micro-agujas ultrafinas) o mesoterapia, introduce en la dermis un cóctel no sólo de vitaminas (aunque es el ingrediente mayoritario), sino también de aminoácidos y oligoelementos suspendidos en ácido hialurónico no reticulado”.
Los activos que se aplican están personalizados en función de las necesidades de cada paciente y, según comenta el doctor Cerrud, con este tratamiento se tocan tres palos: hidratación profunda, colágeno y efecto antioxidante: “El hialurónico aporta hidratación; la micropunción estimula la producción de colágeno y las vitaminas proporcionan el efecto antioxidante. Además, se pueden incorporar otros ingredientes como los ácidos salicílico y madélico (alisan la piel y le proporcionan brillo)”.
El resultado es una piel más firme y lisa, luminosa y con un aspecto más sano, algo que se consigue con una sola sesión, aunque lo ideal es someterse a una sesión al mes durante 4 meses para lograr un efecto acumulativo.
Leo Cerrud recomienda este tratamiento para mujeres y hombres de cualquier edad, “y especialmente a aquellas personas ‘enemigas’ del botox y los rellenos, ya que este procedimiento no quita las arrugas ni aporta volumen ni transforma la expresión: sencillamente, deja la piel más bonita y sana. También es ideal para quien se inicie en el uso de la medicina estética”.
Retoque de labios: volumen y mucho más
Los “labios retocados” fueron durante un tiempo el efecto más “delator” de que alguien había recurrido a la medicina estética, debido en buena parte al exceso de volumen en el que muchas personas cayeron. La irrupción del ácido hialurónico en los tratamientos para esta zona del rostro ha “moderado” muchos desmanes propiciados por otros materiales. Según comenta la doctora Carolina Otero, experta en medicina estética y directora de la clínica que lleva su nombre, “en los tratamientos de labios el ácido hialurónico se infiltra mediante diferentes técnicas de inyección para obtener no sólo un amento del tamaño (voluminización labial), sino también otros resultados”.
La doctora Otero explica cuáles son las posibilidades que ofrece este tratamiento según el efecto deseado:
- Remodelación: Mejora el aspecto, forma y volumen del labio.
- Hidratación: Proporciona al labio un aspecto más carnoso y un efecto glow. “Es el más demandado por los pacientes más jóvenes, que buscan unos labios turgentes y luminosos”.
- Definición: Con él se consigue un contorno labial más definido y un labio más remarcado. “También mejora esas pequeñas arrugas que comienzan a aparecer en la región peribucal como consecuencia del envejecimiento. Es muy recomendable en personas de cierta edad, que buscan restaurar el volumen y la forma natural perdidos”.
El procedimiento de infiltración de ácido hialurónico en los labios no dura más de 15 minutos, “pero es necesario un diagnóstico previo para evaluar las necesidades del paciente, y explicarle el procedimiento, los cuidados posteriores y las expectativas de los resultados”.