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Al cumplir los 50, todos tenemos un riesgo incrementado de padecer herpes zóster, una virasis asociada al virus de la varicela, que permanece latente en nuestro organismo, pudiendo reactivarse ante alteraciones del sistema inmunitario. En pacientes inmunodeprimidos el riesgo roza lo peligroso, por lo que la vacuna en estos casos es fundamental.
La peligrosidad que puede adquirir el virus del herpes zoster (HZ) en pacientes inmunodeprimidos, ha llevado a la Comisión de Salud Pública a aprobar el pasado 25 de mayo la inclusión de la vacunación frente al Herpes Zóster con la vacuna HZ/su en los programas de vacunación financiados a pacientes con un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad. “Esta inclusión engloba en una primera fase a pacientes mayores de 18 años con trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH), trasplante de órgano sólido (TOS), a tratamiento con fármacos anti-JAK, con VIH, con hemopatías malignas o con tumores sólidos en tratamiento con quimioterapia”, explica el doctor Manuel García Cenoz, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. “En una segunda fase, prevista para el año 2022, se incorporará la vacunación sistemática frente a HZ con la vacuna HZ/su a la población general de 65 años. Además, y en función de las dosis disponibles, se captará y vacunará al menos una cohorte por año comenzando por la cohorte que cumple 80 años y descendiendo en edad hasta alcanzar a la primera cohorte que se vacunó a los 65 años”, ha explicado el especialista.
Una lotería a partir de los 50
El herpes zóster (HZ) está causado por el virus varicela-zóster, virus que, una vez superada la primo infección (varicela) permanece latente en los ganglios sensitivos espinales o del trigémino y puede reactivarse en situaciones de alteración del sistema inmunitario. Su incidencia aumenta con la edad, especialmente a partir de los 50 años y con estados de inmunodepresión. Es más frecuente en mujeres, siendo el sexo un factor de riesgo independiente, y se caracteriza por la aparición de dolor de y una erupción cutánea vesicular siguiendo un dermatoma cutáneo. Una de las complicaciones más frecuentes es la neuralgia posherpética, un dolor que persiste durante meses y que tiene un importante impacto en la calidad de vida de los pacientes.
Reacción a la vacuna contra la covid-19
También se está observando en algunos casos la aparición de herpes zóster tras la vacunación contra la COVID-19. “Es algo que entra dentro de lo esperable, ya que la desregulación inmunitaria creada por la vacuna puede desempeñar un papel en la reactivación de una infección latente por virus varicela zóster. Es conveniente transmitir esta información para que se pueda consultar con el médico precozmente, una vez que se detecten señales del herpes, para que se pueda instaurar un tratamiento de forma rápida ya que será más efectivo”, explica la doctora Catalá Gonzalo, dermatóloga del Hospital Clínic de Barcelona y una de las autoras principales del estudio COVID-Piel llevado a cabo por la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), que por otro lado insiste en que estas manifestaciones que pueden surgir tras la vacuna son mucho menos problemáticas que el virus SARS-CoV-2 y que no tienen que conllevar temor o rechazo a la vacunación.
Existen dos vacunas frente al HZ: una vacuna de virus vivos atenuados (ZLV) y otra de subunidades (HZ/su). La primera se administra en una única dosis, pero está contraindicada en estados de inmunodepresión; la segunda se administra en una pauta de dos dosis con una separación mínima de un mes, y puede ser administrada a pacientes inmunodeprimidos a partir de 18 años de edad.