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Los terrores nocturnos son episodios de miedo intenso, confusión y agitación que se producen durante el sueño. Se asimilan a una pesadilla, pero son mucho más dramáticos, suelen durar unos pocos minutos y afectan mayoritariamente a niños y en menor medida a adultos.
A pesar de que pueden resultar alarmantes para los padres, no suelen ser señal de un problema médico más serio y la mayoría de los niños los superan antes de la adolescencia. La Asociación Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (APENYA) explica que estos episodios se encuadran dentro de las parasomnias, fenómenos fisiológicos indeseables que ocurren de forma recurrente durante el sueño debido a un estado de disociación en el que el paciente queda atrapado entre el estado de sueño y el despertar. Entre las parasomnias, además de los terrores nocturnos, encontramos el sonambulismo, las pesadillas o los despertares confusos.
Cómo se manifiestan
Los terrores nocturnos ocurren típicamente durante el primer tercio de la noche y suelen tener una duración de uno a diez minutos. El niño se muestra aterrorizado, agitado, confuso, puede sentarse repentinamente en la cama y gritar o respirar agitadamente. Después de unos minutos, se calma y sigue durmiendo. Al despertar, no suele recordar el episodio.
Son relativamente poco frecuentes, los padecen entre el 1 y el 6%, y más comunes en niños que en niñas. Pueden a la privación de sueño o a factores que lo fragmenten, como fiebre o ciertas enfermedades, si están excesivamente cansados o estresados, si duermen lejos de casa, o toman un nuevo medicamento… La edad de inicio suele estar entre los 4 y 12 años, y suelen resolverse espontáneamente en la adolescencia.
¡No lo despiertes!
Los terrores nocturnos pueden requerir tratamiento si causan problemas para dormir lo suficiente o suponen un riesgo de seguridad. La mejor manera de manejarlos es esperar con paciencia y asegurarse que el niño no se lastime si se mueve, ya que suele calmarse por sí solo en unos minutos. No se debe despertar a los niños durante un terror nocturno, ya que les llevará más tiempo tranquilizarse. Para prevenirlos es importante reducir el estrés del pequeño, crear una rutina a la hora de acostarse, evitar bebidas de cola o actividades deportivas antes de ir a la cama, y no dejar que estén despiertos hasta muy tarde. Si los terrores nocturnos son reiterados, será necesario acudir a un especialista.
Terrores nocturnos, también en ADULTOS
Según datos de la Sociedad Española de Neurología sobre el impacto que ha tenido el COVID-19 en el sueño, el 90% de los sanitarios españoles aseguraba haber padecido alguna afectación del sueño durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020. Además, los trabajadores a turnos (sanitarios o no) señalaron mayor probabilidad para el desarrollo de insomnio, pesadillas, sonambulismo, terrores nocturnos o pérdida de calidad de sueño en general.