Patología inflamatoria crónica
Se considera una enfermedad de causa inmunitaria pero además influyen en ellas factores ambientales, lo que causa que empeore con la llegada del frío.
Se trata de una patología inflamatoria crónica de la piel y, ocasionalmente, de las articulaciones, que provoca irritación y lesiones escamosas. Ahora, con la llegada del otoño, los pacientes pueden experimentar un repunte de la enfermedad.
Aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo incluidas mucosas y uñas, la psoriasis es más común en zonas donde la piel está muy cerca del plano óseo (codos, rodillas o cuero cabelludo). No es contagiosa y según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) afecta a alrededor del 2% de la población y puede aparecer a cualquier edad, pero es más común entre los 15 y 35 años.
Aunque no es hereditaria, existe cierta predisposición genética y un tercio de los afectados tiene familiares directos con psoriasis. Se considera una enfermedad de causa inmunitaria y además influyen en su aparición factores ambientales, el estrés o la obesidad. Alrededor del 20% de las personas con psoriasis desarrollan artritis psoriásica que, además, causa inflamación articular (generalmente en las caderas, rodillas y articulaciones de los dedos de las manos y de los pies).
Empeora en otoño
La psoriasis dura toda la vida, pero puede manifestarse de forma intermitente. Al igual que otras enfermedades de la piel, como el acné o los eczemas, mejora en verano cuando la piel se expone a la luz solar, y empeora en otoño e invierno. El frío no la favorece, la calefacción propicia un ambiente seco y al estar más tiempo en casa la piel se deshidrata más. Como el estrés es un factor desencadenante, la vuelta al trabajo tras las vacaciones puede incidir negativamente en la patología.
Así son las lesiones
La psoriasis en placas, el tipo más frecuente, se manifiesta con placas rojizas, brillantes y de color plateado generalmente en el cuero cabelludo, los codos, las rodillas, la espalda o las nalgas. También afecta a las cejas, las axilas, el ombligo, la piel alrededor del ano y el surco interglúteo. En muchos pacientes las uñas se muestran deformadas, gruesas y picadas.
Puede tener una extensión muy variable: desde pequeñas placas que pueden pasar desapercibidas, hasta lesiones que afectan a grandes zonas de la superficie corporal. En algunas ocasiones pueden provocar picor o dolor, aunque también es frecuente que no molesten. Cuando las placas son muy evidentes la angustia psicológica que provoca puede ser importante.
Los tratamientos
Dependerán del tipo de psoriasis y su gravedad, pero en cualquier caso será beneficioso corregir estilos de vida no saludables: alcohol, tabaco y estrés pueden desencadenar la enfermedad. La dieta, en líneas generales, no influye, pero sí la obesidad, por lo que conviene seguir una alimentación saludable. Se suelen indicar tratamientos tópicos para la piel o cuero cabelludo en forma de lociones, ungüentos, cremas y champús. La fototerapia (exposición a la radiación ultravioleta UVB) puede ser muy efectiva y en casos graves, el especialista puede prescribir medicamentos como retinoides sistémicos o inmunosupresores.