Las prisas, la charla acalorada mientras comemos o no masticar bien los alimentos nos llevan a tragar pequeñas cantidades de aire que, acumuladas, hacen que nos sintamos hinchados, pesados y con la sensación de tener un balón de aire en la barriga después de comer. Esta Navidad, blíndate contra las malas digestiones.

Este año, y con más ganas que nunca, con las Navidades volverán las cenas familiares, las comidas de empresas y las tardes y noches de copas con amigos. A todos nos pilla con más ganas de celebrar que nunca, pero si no queremos acabar con pesadillas nocturnas, ardores, sensación de hinchazón y pesadez de estómago, no debemos olvidar que las prisas al comer y las discusiones acaloradas son malas consejeras y que el exceso de gas en las bebidas o las comidas abundantes pueden terminar arruinándonos el buen rato. Recuerda también que hay determinados alimentos que pueden interferir en el proceso de la digestión, por el hecho de ser flatulentos de por sí, por contener demasiada grasa, como los fritos y rebozados, por estar muy picantes y especiados y por ir acompañados de abundantes salsas. Lo más inteligente es observar nuestras digestiones y estar atentos a aquellos alimentos que nos sienten mal y evitarlos.

Trucos que aligeran tu digestión

*Por la SemFYC (Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria)

  1. No hables acaloradamente mientras comes y evita las discusiones.
  2. Procura evitar situaciones de estrés.
  3. Haz comidas menos abundantes y come sentado y despacio, masticando bien los alimentos.
  4. Disminuye o evita las legumbres, el arroz, los guisantes, las habas, la coliflor, la col, el repollo, los rábanos, las cebollas, las acelgas, las patatas y las sopas. Son alimentos que fermentan en nuestro estómago y pueden producir gases.
  5. Toma la fruta madura y sin piel. Aporta fibra y facilita la digestión e ir al baño.
  6. Bebe poca cantidad de líquido durante las comidas, y siempre sin gas.
  7. Si prefieres zumos, tómalos, pero que no contengan gas.
  8. Reduce el azúcar y evita los alimentos dulces y de pastelería.
  9. Evita chupar caramelos y masticar chicle.
  10. No fumes y evita el café y el alcohol, te sentirás mejor.
  11. Cocina la carne y el pescado a la plancha, asado o cocido.
  12. Evita los fritos y rebozados.
  13. No tomes más de un vaso de leche al día. Puedes tomar yogur.
  14. Si tienes ardor, es más frecuente que aparezca al tumbarte o cuando te inclinas hacia delante.
  15. Evita acostarte o tumbarte en las 2 o 3 horas siguientes a las comidas.
  16. No tomes medicamentos por tu cuenta. En todo caso, si tienes dolor, utiliza preferentemente paracetamol y sigue las instrucciones del médico en caso de que te haya prescrito alguna medicación.

Ya no tengo 20 años…

Con la edad, la fuerza de las contracciones esofágicas y la tensión en el esfínter esofágico superior van disminuyendo progresivamente, produciendo una disminución de la motilidad. También el cierre entre esófago y estómago es menos efectivo, lo que produce un aumento del reflujo gastroesofágico y los ardores. Aunque el envejecimiento tiene poco efecto sobre la secreción de jugos gástricos como el ácido y la pepsina, algunos trastornos que disminuyen la secreción de ácido, como la gastritis atrófica, se hacen más frecuentes con la edad. Igualmente, con la edad disminuye la capacidad del revestimiento gástrico para resistir las agresiones, lo que se puede traducir en un incremento del riesgo de úlcera gastroduodenal, especialmente en personas que toman aspirina (ácido acetilsalicílico) y otros antiinflamatorios no esteroideos (AINE). También con la edad, el estómago no puede contener tanta comida (debido a la pérdida de elasticidad) y disminuye la velocidad de vaciamiento del estómago al intestino delgado. En el intestino delgado, los niveles de lactasa disminuyen, ocasionándose con la edad más casos de intolerancia a la lactosa. También el crecimiento excesivo de algunas bacterias (síndrome de proliferación bacteriana) se hace más frecuente con la edad y puede producir dolor, hinchazón y pérdida de peso. La proliferación bacteriana puede también conducir a un descenso en la absorción de ciertos nutrientes, como la vitamina B12, el hierro y el calcio. Y también con la edad, el estreñimiento se hace más frecuente al enlentecerse el movimiento de los alimentos a través del intestino grueso; disminuir las contracciones del recto cuando se llena de heces.

¡OJO! Si las molestias son frecuentes y no desaparecen; hay pérdida de peso, vómitos, dolor al tragar los alimentos o dolor de estómago intenso; si las heces son negras (como el alquitrán); notas un bulto en el abdomen y persiste durante todo el día; o alguna medicación te produce molestias, acude rápidamente al médico.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...