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Aumenta la autoestima, fortalece el sistema inmunológico, ayuda a la coordinación, tonifica y nos pone fuertes, previene enfermedades, mejora nuestras relaciones sociales y nuestra autoestima… Todos estos “pros” y prácticamente ningún “contra” hacen del deporte nuestro “otro mejor amigo del hombre”. Pero antes de lanzarte a él, descubre cuáles son los mitos y errores que pueden convertirlo en contraproducente.
Hacer deporte es una de las mejores rutinas que podemos incorporar a nuestra vida diaria. Así lo afirma una de nuestras farmacias suscriptoras de Valladolid, Farmacia de Anca, que desde hace años presta servicios de asesoramiento para el deportista y
lleva a cabo una iniciativa para apoyar, desde y con la farmacia, el fomento del deporte y de unas buenas medidas higiénico-dietéticas para su realización: Farma Runners. Gracias a esta plataforma, Farmacia de Anca invita a la población a unirse a sus “quedadas” para correr en grupo una vez por semana, camiseta patrocinada y sin ningún coste, y a participar en las diferentes charlas que promueve con especialistas.
Los “pros”
Con motivo del Día Mundial de la Actividad Física, el equipo de Farmacia de Anca nos recordaba en su perfil de instagram los beneficios incontables del deporte:
- La actividad física mejora la salud cardiovascular, reduciendo el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebro-vascular y diabetes.
- Ayuda a controlar el peso.
- Reduce la presión arterial.
- Mejora la condición aeróbica, es decir, mejorar la capacidad del cuerpo para transportar y utilizar oxígeno en los pulmones y la sangre.
- Mejora la fuerza muscular y la resistencia.
- Mejora la flexibilidad articular y la amplitud de movimiento.
- Alivia el estrés.
- Reduce el riesgo de algunos tipos de cáncer.
- Ayuda a controlar el colesterol.
- Evita la osteoporosis.
- Fortalece el sistema inmunológico.
- Nos ayuda a dormir y descansar mejor.
- Mejora la salud mental, combatiendo los sentimientos de ansiedad y depresión, agudizando el enfoque y mejorando la autoestima.
Enfermedad cardiovascular: el gran “contra”
“Una persona que padece sin saberlo una cardiopatía y practica ejercicio físico de manera exigente puede estar poniendo en peligro su salud”, asegura el doctor Javier Pérez-Lescure, de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (SECPCC) integrada en la Asociación Española de Pediatría (AEP). Ante esta situación, que puede prevenirse, los expertos recomiendan realizar un reconocimiento a los niños y adolescentes que vayan a practicar deporte de competición antes de iniciar el curso deportivo. “Realizando un adecuado reconocimiento es posible detectar de formar precoz estas enfermedades, completar el estudio con las pruebas necesarias y realizar el tratamiento indicado en cada caso. Permite en definitiva practicar deporte de forma más segura”, añade este experto. Esta evaluación consiste en “una serie de preguntas en relación a la presencia de síntomas y antecedentes familiares, una exploración física con medición de la tensión arterial y un electrocardiograma”, explica el doctor Pérez-Lescure.
“Los principales síntomas que deben alarmar son la presencia de dolor de pecho, sensación de corazón muy rápido o palpitaciones, y disminución o pérdida del nivel de conciencia durante la práctica de ejercicio físico”, indica este experto, momento en el cual es necesario acudir a la consulta del especialista. “El deporte es un hábito cardiosaludable, pero es muy importante realizarlo de forma segura. Se estima que 3 de cada 1000 deportistas jóvenes tienen algún tiempo de enfermedad cardiovascular que les puede poner en riesgo de padecer eventos cardiovasculares o incluso muerte súbita durante la práctica deportiva de competición. Los cardiólogos pediátricos debemos sensibilizar a la sociedad de la importancia de estos reconocimientos, con el objetivo de que sean implantados en un futuro no muy lejano como parte de la práctica habitual de los deportistas de élite menores de edad, como ya sucede en Italia e Israel”, indica el doctor Pérez-Lescure. “La principal causa de muerte súbita relacionada con el ejercicio físico es la cardiovascular, y dentro de esta hay diversas patologías potencialmente letales como canalopatías, síndromes de preexcitación y miocardiopatías, que son susceptibles de ser detectadas mediante el ECG antes de manifestarse clínicamente”, concluye el doctor Pérez-Lescure.
Desterrando bulos
Ahora bien, en el mundo del deporte, como en tantos otros, hay muchos falsos mitos e ideas preconcebidas relacionadas con la salud que los expertos se afanan en combatir. Que si realizarlo a primera hora adelgaza, que si cuanto más tiempo se entrene al día se conseguirá el doble de músculo, que si se suda mucho se pierden más calorías… Estos y otros muchos bulos perjudican el verdadero enfoque con el que hay que abordar la práctica deportiva, en primer lugar, porque los objetivos que se pretenden al realizarlo no se van a cumplir. Es más, estos mitos pueden llevarnos a prácticas deportivas inútiles o incluso peligrosas para nuestra salud. Algunos de los más conocidos son:
- “Sudar durante el ejercicio ayuda a perder calorías”. FALSO. Con el sudor se pierde agua y electrolitos y nada más. No por sudar más estás quemando más grasa. La grasa está metabolizada en nuestro cuerpo y el sudor no hace que se evapore.
- “Las agujetas son producidas por la acumulación de cristales de ácido láctico y desaparecen tomando bicarbonato y agua con azúcar”. FALSO. Las agujetas, en términos técnicos DOMS (Dolor Muscular postesfuerzo de aparición tardía), tradicionalmente se asociaban a la acumulación de ácido láctico en los músculos, que cristalizaba y se “clavaba” en las fibras musculares. Las agujetas no tienen nada que ver con el lactato. Son consecuencia de microroturas en la unión músculotendinosa, sobre todo por contracciones de tipo excéntrico. El ácido láctico se metaboliza de forma rápida una vez se ha producido y no se acumula en el músculo ni cristaliza en él.
- “Es posible perder grasa localizada con un ejercicio determinado. FALSO. La pérdida de grasa gracias al ejercicio físico siempre se da de forma generalizada. Es imposible lograr eliminar grasa localizada.
- “Beber agua durante el ejercicio provoca flato». FALSO. El flato (un dolor del diafragma y los otros músculos respiratorios cuya causa clara no se conoce con exactitud) está provocado por una incoordinación de los músculos respiratorios ante una mayor intensidad de esfuerzo y no tiene nada que ver con el agua. Además, hidratarse es fundamental durante la actividad deportiva.
- “Entrenar en ayudas favorece la pérdida de peso”. FALSO. El entrenamiento en ayunas no optimiza el uso de las grasas como combustible a las intensidades de trabajo necesarias para lograr una disminución de peso.
- “El consumo de suplementos de proteínas favorece el aumento de la masa muscular”. FALSO. Es cierto que la ingesta de proteínas favorece el aumento de masa muscular, pero es suficiente con una dieta adecuada y no tiene que ser solo mediante batidos y suplementos. Además, existe un límite en cuanto a la absorción de proteínas más allá del cual no aumentará más la masa muscular, pero si los problemas de salud, renales, osteoporosis e incremento de ácido úrico en sangre.
- “El deporte hace que la grasa se convierta en músculo y al dejar de hacer deporte el musculo se convierte en grasa”. FALSO. Los tejidos del cuerpo humano no mutan, no se pueden transformar de unos a otros. Pueden reducir y aumentar de tamaño, pero jamás mutar o transformarse en otro tejido.
- “Tomar antiinflamatorios evita el dolor durante la práctica deportiva”. FALSO. Los antiinflamatorios no previenen el dolor muscular durante o después de una competición. Además, pueden causar daños a nivel gastrointestinal y renal.
- “Mientras más dure el ejercicio, más grasa quemas”. FALSO. Cuando haces ejercicio, sea cual sea la duración e intensidad del mismo, siempre quemas grasa, pero también glucógeno. La duración e intensidad del ejercicio determinarán el porcentaje entre glucógeno/grasa. Pero, como es más difícil descomponer las moléculas de la grasa, comienza a aparecer la fatiga y empezaremos con el catabolismo muscular, es decir, a quemar también proteínas.
Deporte… sin obsesiones
Además de desterrar todos estos bulos de nuestro imaginario colectivo, hay que tener en cuenta que, aunque hacer ejercicio físico es bueno para la salud, esto es así siempre que su práctica sea razonable y no obsesiva, en cuyo caso puede caerse en un trastorno obsesivo llamado vigorexia. La vigorexia se define como una combinación de ejercicios excesivos y dietas desequilibradas, con una ingesta exagerada de proteínas y sustancias anabolizantes con el fin de aumentar la masa muscular y reducir lo más posible la grasa corporal. Cuando el ejercicio físico se practica hasta el agotamiento, el efecto sobre el organismo, y también sobre la función reproductiva, es justo el contrario que se consigue con una actividad moderada. Así lo explican el doctor Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza-Tesarik de la clínica MARGen de Granada, quienes afirman que “para saber si frecuencia e intensidad del ejercicio es razonable o no, basta con “escuchar” a nuestro cuerpo. La actividad física tiene que producir sensaciones agradables, tanto durante los ejercicios como después de ellos, esto significa que hay que practicar ejercicios y deportes sin llegar hasta el agotamiento. Esto tiene consecuencias en muchas áreas, y entre ellas, la fertilidad, ya que el ejercicio de alta intensidad reduce la fertilidad femenina al disminuir la secreción de las hormonas necesarias para el desarrollo y la maturación de los óvulos. Las dietas que promueven el consumo de una gran cantidad de proteínas con una reducción drástica de grasas pueden provocar una respuesta hormonal no deseada. La situación se complica aún más cuando las mujeres vigoréxicas combinan los ejercicios excesivos con dietas especiales y, sobre todo con el uso de sustancias anabólicas, generalmente con efectos androgénicos que reducen aún más la fertilidad femenina”, afirman estos expertos en salud de la mujer.
Hidratarse para evitar “la pájara”
La Copa COVAP, iniciativa deportiva y educativa infantil promovida por la Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches (COVAP), y el Hospital Universitario Reina Sofía (HURS) de Córdoba, destaca la importancia de llevar a cabo una hidratación adecuada antes, durante y después de la práctica deportiva para mejorar el rendimiento físico y evitar problemas ocasionados por la pérdida de agua corporal (hipohidratación), como dolores de cabeza, mareos, confusión o cansancio. Y es que, según una investigación de la Universidad Complutense de Madrid, el 51,7% de los niños de entre 7 y 12 años que practica deporte no consume la cantidad necesaria de agua, que rondaría los “dos litros al día”, según recomienda la coordinadora de la Unidad de Metabolismo del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, Mercedes Gil. Como en todas las actividades, la ingesta de agua es fundamental, ya que esta contribuye a reponer la pérdida de líquidos en el cuerpo, provocada por el sudor y/o por la orina, y a mantener un mejor estado físico para practicar ejercicio. “Con una pérdida de un 1% de agua corporal sentimos sed y esto nos indica que las células han comenzado a acusar este déficit de agua, afectando a ciertas funciones metabólicas. Cuando este porcentaje aumenta al 2%, se percibe una falta de rendimiento y resistencia, ausencia de concentración y coordinación”, advierte la profesora Mercedes Gil.