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Dieta paleolítica, vegetariana, superalimentos…
El elenco de nombres en el universo de la alimentación crece cada día, al compás de las nuevas modas. Nuestro dietista nutricionista, Eric Iges, desgrana tres tendencias que han irrumpido en el mercado con gran éxito.
Superalimentos: sin trampa ni cartón
Semillas de chía, semillas de lino, quinoa, espirulina…Todos estos alimentos están de moda, y comúnmente reciben el término de superalimentos. Pero, ¿por qué el aceite de oliva virgen extra, las almendras o el plátano no llegan a ese nivel? ¿Qué alimento sí, y cuál no, se merece esta denominación? Aunque no existe una definición técnica para el término “superalimento” y se trate de un término algo abstracto, en su uso coloquial hace referencia a aquellos alimentos con capacidades nutricionales superiores, debido a que poseen de manera natural determinados nutrientes, generalmente vitaminas y minerales. Ahora bien, aunque es cierto que tomar este tipo de alimentos va a resultar beneficioso en la mayoría de los casos para nuestra salud, no debemos caer en la trampa de que con la toma de estos alimentos vamos a compensar una mala alimentación que se realice de manera general. Hay que saber que aunque a muchos de estos productos se les atribuyen propiedades excepcionales, un alimento por sí solo no va a prevenir ni curar una enfermedad.
– Semillas de chía y lino. Se caracterizan por su elevado contenido en ácidos grasos omega-3 y de fibra. Además, son una excelente fuente de proteína de origen vegetal, y de minerales como el fósforo y el calcio.
– Quinoa. Es un pseudocereal que presenta un elevado contenido de hidratos de carbono de lenta absorción, acompañado de un buen aporte de fibra. Además, presenta un alto contenido proteico en comparación con otros cereales, y lo más importante es que el perfil de aminoácidos que posee es ideal. Esto significa que aporta los 8 aminoácidos esenciales, los cuales necesariamente los tenemos que obtener mediante la alimentación. Por otra parte, también es llamativo su contenido en tiamina, riboflavina y ácido fólico.
– Espirulina. Es un tipo de alga que se caracteriza por su alto contenido en proteína de origen vegetal. Al igual que la quinoa y las semillas de chía, presenta un gran perfil de aminoácidos.
Dieta vegetariana: un moderno “clásico”
Precisamente todos los “superalimentos” mencionados son compatibles con llevar a cabo una dieta vegetariana. Esta opción alimenticia cada vez tiene más seguidores y los motivos fundamentales para su seguimiento se basan en el compromiso con el medio ambiente y con la sostenibilidad del planeta, además de otros tantos motivos como pueden ser la salud o el bienestar de los animales.
La posición de la Asociación Americana de Dietética respecto a las dietas vegetarianas es la siguiente: “las dietas vegetarianas planificadas adecuadamente son saludables, nutricionalmente adecuadas y pueden proporcionar beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de ciertas enfermedades. Son apropiadas para las personas durante todas las etapas del ciclo de vida, incluidos el embarazo, la lactancia, la infancia y la adolescencia, y para los atletas”. Por lo tanto, desde el punto de vista nutricional, es una opción totalmente válida y debe ser respetada, y los nutricionistas debemos ayudar a la correcta planificación de este tipo de alimentación.
Existen numerosos mitos alimentarios en relación con esta opción alimentaria. La única realidad es que tanto los vegetarianos estrictos, los cuales no consumen ningún alimento de origen animal, como los lactovegetarianos (sí consumen lácteos), los ovovegetarianos (sí consumen huevos) y los ovolactovegetarianos (consumen lácteos y huevos), deben suplementarse sistemáticamente con vitamina B-12. El resto de vitaminas y minerales podría ser cubierto con una buena planificación nutricional. La Asociación Americana de Dietética añade en su posicionamiento que una dieta vegetariana mal planificada puede no cubrir los requerimientos de calcio, vitamina D, zinc, hierro y ácidos grasos omega-3, además de la vitamina B-12.
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